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Volumen 13, Número 34, Septiembre-Diciembre 2020, pp. 127 - 143
I. INTRODUCCIÓN
En las últimas dos décadas, la innovación
tecnológica, la competencia desarrollada en los
mercados de telecomunicaciones luego de las
privatizaciones y apertura, el despliegue de redes de
infraestructura y la convergencia, han permitido que
una mayor cantidad de personas estén integradas
y conectadas mediante las Tecnologías de la
Información y Comunicación (TIC) no sólo a nivel de
su región o país sino con el mundo (Ponce Regalado
y Rojas Sifuentes, 2010).
De acuerdo con Nugroho (2014) en los hogares
latinoamericanos las desigualdades se presentan
en dos dimensiones. La primera dimensión hace
referencia al retardo que tienen en comparación
con los países desarrollados. La segunda dimensión,
hace referencia a diversos factores, citando algunos:
niveles de remuneración salarial, ubicación geográca
entre otros. En vista de estas descompensaciones
la Red Latinoamericana de Portales Educativos
(RELPES), en cooperación de 16 países de la región,
optaron por el uso de las TICs en la educación con
el n de superar la brecha digital. Países como
Costa Rica, Chile, Brasil y México son pioneros en la
implementación de Informática Educativa (Sunkel,
2006). Si bien es cierto que las TICs no se pueden
desarrollar de forma uniforme en todos los países ni
en sus regiones, en América Latina, particularmente
el Ecuador se ha contemplado un incremento en el
uso de las TICs como lo denota el Instituto Nacional
de Estadística y Censos (INEC) en especíco el uso de
computadoras, acceso a internet (área urbana, rural
y nacional), uso de teléfonos inteligentes, frecuencia
de uso de internet, de igual manera se ha visto un
decremento del analfabetismo digital entre otros
(Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, 2017).
En las Instituciones de Educación Superior (IES)
de América Latina, la Conferencia de Universidades
Españolas (CRUE) ha realizado un estudio en el cual
participaron 41 universidades enfocándose en la
Enseñanza – Aprendizaje, Investigación, Procesos
de Gestión, Gestión de la Información, Formación y
Cultura de TI y Organización de las TI (Fernández
Martínez y Llorens, 2013). La evaluación se realizó
mediante el Modelo de Gobierno de TI para las
Universidades (GTI4U) que se basa en la Norma de
la Organización Internacional de Estandarización
(ISO) 38500, la cual establece niveles de madurez
y un conjunto de buenas prácticas con indicadores
de alto grado de exigencia para el cumplimiento
(Organization International Standarization, 2015).
Los resultados obtenidos muestran que en la región
existe un sólido punto de inicio para posteriores
políticas globales de desarrollo universitarias,
una alineación de los objetivos de TI con los
objetivos de la organización, posibles mejoras sin
aumento de gastos en TI, situándolas en un nivel de
madurez cercano al 2 (Repetible: El principio está
inmaduro, aunque los procesos de Gobierno de TI
siguen un patrón regular) según la escala de madurez
propuesta por GTI4U (Gumbau Castelló, 2016).
Como lo expone Morales Carrillo, Avellán Zambrano,
Mera Cantos, y Zambrano Bravo (2019) cuanto
más se extienda el uso de Internet en nuestro país
y se aumente la dependencia a las infraestructuras y
tecnologías informáticas, el nivel de vulnerabilidad
se incrementará, por tal motivo aparece la disciplina
de la seguridad de la información. De acuerdo con
Da Veiga y Eloff (2007), la seguridad de dicha
información engloba la tecnología, los procesos
y las personas con el propósito de mitigar las
amenazas a la información, empleando diferentes
medidas técnicas, entre los cuales existen: software
especializado en antivirus y antispyware, dispositivos
biométricos hasta llegar a los rewalls. Para una
correcta gestión de la seguridad de la información
se debe adoptar alguna norma o estándar que
sea probado por organismos internacionales, por
ejemplo: ISO 27000, NIST SP entre otros.
Existe registros de ataques cibernéticos
perpetrados exitosamente a nivel mundial con
costos que superan los 575.000 millones de dólares
a nivel mundial, siendo Latinoamérica afectada
por un monto de alrededor de 90.000 millones de
dólares; las organizaciones que han sido atacadas
tienen diferentes giros de negocio como es el caso
de las distribuidoras de gas (Rusia 1982), programas
nucleares (Irán 2010), IES (Estados Unidos 2013)
entre otros. Ante dichos acontecimientos el mundo
vio la necesidad de crear protecciones, normas,
leyes que condenen dichos actos. En la región de
Latinoamérica, conformada por 20 países, se ha
visto un especial énfasis en la creación de estrategias
de ciberseguridad. Siendo los pioneros Colombia,
Panamá, Paraguay, Chile y Costa Rica que tienen
como factor denominador la protección de la