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Articulación de servicios educativos
-Redes educativas-
Articulation of educational services
-Educational networks-
Resumen
Este artículo propone una reorganización de la institucionalidad educativa, en Ecuador, en función de conseguir una articulación
de los servicios educativos que permita mejorar la cobertura y calidad de la educación sin necesidad de nuevas inversiones. Esta
propuesta confronta el paradigma de que cada unidad educativa debe contar con todos los recursos en su interior para llevar a cabo
el proceso educativo. Desarrolla aspectos de gestión para implementar la articulación propuesta. Concluye que, con una visión de
articulación y redes educativas se supera el falso dilema entre unidades educativas grandes y pequeñas.
Palabras clave: Articulación, Redes, Servicios educativos, Sistema educativo, Política pública
Abstract
This article proposes a reorganization of educational institutions in Ecuador, in order to achieve an articulation of educational services
that allows improving the coverage and quality of education without the need for new investments. This proposal confronts the
paradigm that each educational unit must have all the resources within it to carry out the educational process. It develops management
aspects to implement the proposed articulation. It concludes that, with a vision of articulation and educational networks, the false
dilemma between large and small educational units can be overcome.
Keywords: Articulation, Networks, Educational services, Educational system, Public policy
Recibido: 09 de noviembre de 2018
Aceptado: 04 de febrero de 2019
Álvaro, Sáenz-Andrade
1
*
1
PhD. en Administración; Docente de la Universidad Andina Simón Bolívar; asaenzandrade@gmail.com; https://orcid.org/0000-0002-
0941-4360
Revista Ciencia UNEMI
Vol. 12, Nº 30, Mayo-Agosto 2019, pp. 74 - 86
ISSN 1390-4272 Impreso
ISSN 2528-7737 Electrónico
http://dx.doi.org/10.29076/issn.2528-7737vol12iss30.2019pp74-86p
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Sáenz Andrade. Articulación de servicios educativos -Redes educativas-
I. INTRODUCCIÓN
Cuando se propone implementar servicios
educativos articulados, en red, en el territorio,
generalmente hay acuerdo de opinión, pero cuando
se quiere aplicar en concreto la articulación de dos
o más servicios entre sí, resulta prácticamente
imposible. La educación es una de las actividades
humanas e institucionales que tiende a realizarse en
términos altamente convencionales y repetitivos, con
grandes dicultades para renovarse.
Es frecuente que, ante una propuesta o disposición
de coordinación interinstitucional de servicios
se escuchen respuestas negativas de los mandos
operativos tales como: no hay el marco normativo
para hacerlo, no consta en el currículo, mi unidad
educativa no está autorizada para prestar el servicio,
aumenta la carga docente, las unidades están son muy
lejanas, no hay capacidad para hacerlo, yo si quiero
pero los demás no, las partidas presupuestarias no
lo permiten. Como un cambio debe transitar, en
una institucionalidad compleja como la educativa,
por varias instancias (planicación, jurídico,
regulaciones, currículo, subsecretaría de educación,
nanciero, administración docente, nivel regional,
distrito y unidad educativa), cada una encontrará
primero los reparos antes que las bondades de
implementar una propuesta.
Desde el diseño, las innovaciones educativas se
imaginan únicas (no articuladas), autosucientes
(con acciones, presupuesto y personal propios) y en
contraposición (falsa por supuesto) con otra actividad
o servicio educativo. Esta concepción maniquea de la
educación ha considerado que la unidad educativa
pequeña es simplemente inecaz para el proceso
formativo y que solamente las unidades grandes,
totalmente provistas pueden lograr una buena
educación. Así, por ejemplo la idea de una unidad
educativa con altas capacidades propias (del milenio)
se la considera como alternativa única, autosuciente
y opuesta a las unidades pequeñas unidocentes y
bidocentes. Lo curioso es que esta manera de pensar
y actuar llevó a establecer una política pública
concentradora la que, analizando en profundidad, es
la opción más costosa de todas.
Este artículo propone, tanto en la teoría como
en la aplicación práctica, una organización de la
institucionalidad educativa en Ecuador, en función
de lograr la articulación de los servicios educativos.
Se podría con ello mejorar la cobertura y calidad
educativas sin necesidad de nuevas inversiones;
una organización de todo el sistema educativo de
una manera articulada vertical y horizontalmente.
Propone también que toda iniciativa educativa
busque la articulación con los demás servicios
sociales en el territorio. Concluye que, con una
visión de articulación y redes educativas se supera el
falso dilema de oposición entre unidades educativas
grandes y pequeñas.
II. MÉTODO Y MATERIALES
Por las características de este ensayo, el análisis
se ha basado en la discusión conceptual, sobre
todo en lo referido los temas de articulaciones e
intersectorialidad en base a las ideas planteadas
por varios autores/as (Acuña & Repetto, 2006),
(Alarcón, 2019), (Alburquerque, 2006) (Castell-
Florit, 2007) (Horwart & Morrison, 2007), (North,
1998) y otros. Las referencias a los procesos de
denición y construcción de los modelos educativos
en territorio se han basado en la revisión crítica de
la documentación producida por el Ministerio de
Educación del Ecuador (Educación, 2018) (Educación
M. d., 2018). Las conclusiones relacionadas con la
viabilidad de contar con redes educativas nacen de la
experiencia del autor en el programa Redes Amigas
(Peñaherrera, Samaniego, & Sáenz, 2001) (Hora,
2000) y en la conducción de la propuesta de redes en
el Ministerio de Educación (Educación, 2018).
III. DISCUSIÓN: CONCEPTUALIZACIÓN DE
LAS ARTICULACIONES
No es fácil encontrar un desarrollo teórico
especíco sobre articulación o intersectorialidad entre
organizaciones estatales y privadas y entre niveles de
gobierno, menos aún se desarrollan las formas de
fortalecer estas relaciones. Generalmente se da por
sentado la existencia de coordinación y se asume que
existe sin necesidad de construirla, incluso basta con
que así lo determine la norma jurídica. Aunque no se
hable mucho, hay una discusión teórica en el ámbito
de la administración, sobre la necesidad de superar
la mirada organizacional desde el interior de una
organización, como que unidad-única de acción de
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la gestión, para proponer o reconocer que la acción
organizacional, social y de desarrollo sólo puede ser
eciente y ecaz si las organizaciones se coordinan
entre sí (Sáenz Andrade, 2016). Se plantean
preguntas tales como: ¿logra la institucionalidad del
Estado suciente articulación para poder responder
a sus funciones diversas y complejas?
Uno de los problemas importantes en los análisis
de las sociedades y de la acción social en el desarrollo,
es que muchos de ellos se enmarcan en el paradigma
aristotélico-positivista de tomar en cuenta al objeto
en sí y no en su relacionamiento con otros espacios
y con el conjunto social (Sáenz Andrade, 2016). Así
a una organización se cree que debe ser analizada
únicamente en su dinámica interna y las causas
tienden a ser buscadas en una monocausalidad.
Se abandonó (desde los inicios de la ciencia) los
espacios de relación, las interacciones y los “espacios
vacíos” entre los objetos de estudio. Por ello las
interacciones han sido poco desarrolladas y menos
aún comprendidas.
Hay que notar que la preocupación por la
articulación entre niveles de acción pública ha sido
casi ausente en la legislación convencional y en
general en casi todos los instrumentos normativos
y de gestión del Estado. Al tratar de mostrar la
importancia de la articulación de los servicios
educativos, de las redes y de las relaciones entre
actores y niveles de decisión, se entra en un terreno
menos estudiado que la organización educativa en
sí. Sin embargo, para poder entender realmente los
procesos educativos y, sobre todo, el aprendizaje
individual y social, no se puede restringir al espacio
educativo, menos aún a la unidad educativa y al aula.
Son extremadamente importantes, pero dependen de
un entorno que afecta mucho más de lo que se quiere
reconocer.
Este aspecto relacional es tratado con el nombre
de “intersectorialidad” por Nuria Cunill, en referencia
a la convergencia interinstitucional y de actores en
la formulación de políticas públicas integrales y a
la constitución de instancias de coordinación para
implementarlas. Este concepto incluye también
la presencia ciudadana en la construcción de la
coordinación (Cunill Grau, 2014). Así mismo, estos
conceptos de articulación e intersectorialidad se
amplían con la noción de “gobierno conjunto”
como forma de agrupar los esfuerzo institucionales
en objetivos comunes (Pollit, 2003). Así mismo la
coordinación responde a la necesidad de inclusión
de las políticas sociales en la agenda pública
en busca de “acciones sinérgicas” entre actores
gubernamentales y sociales (Acuña & Repetto, 2006).
La intersectorialidad pasa a ser un instrumento de
integralidad que logra un impacto mayor que una
acción sectorial (Castell-Florit, 2007), con un grado
más alto de resultados. Uno de las propuestas de
articulación propone que esta se desenvuelve en
niveles progresivos de “comunicación, cooperación,
coordinación, coalición e integración” (Horwart &
Morrison, 2007).
La articulación interinstitucional o
intersectorialidad, lograda, incompleta o inexistente
en la institucionalidad pública de una sociedad, trae
como consecuencias mayores o menores resultados
de la acción del Estado, pudiendo concretar un
proyecto político o derrumbarlo. Es una parte
signicativa de la discusión de institucionalidad y
se enmarca en temas como el Estado, burocracia,
ecacia, eciencia y relacionamientos. También
alude a las relaciones entre lo público y lo privado.
Estos aspectos deben tomar en cuenta la importancia
que tiene la institucionalidad sobre el desarrollo
como lo reconocen los sociólogos clásicos: desde
una perspectiva del comportamiento humano, Max
Weber (1964); de las fuerzas coercitivas que imperan
sobre las personas, Emilio Durkheim (1986); y desde
la funcionalidad de una organización Talcot Parsons
(1999).
Es un aporte importante, la visión organizacional
“simbólico-interpretativa” de Peter Berger y
Thomas Luckman, pues revoluciona la concepción
clásica de institucionalidad al reconocer el papel
del relacionamiento humano en las organizaciones
(Berger & Luckmann, 2001). Conceptualmente obliga
a dar un giro sobre el sentido de la institucionalidad
y, sobre todo, en la forma de tratarla. A la
institucionalidad de se impone una realidad
socialmente construida y un orden social producido
a través de las negociaciones interpersonales y
entendimientos implícitos que construyen una
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Sáenz Andrade. Articulación de servicios educativos -Redes educativas-
historia y una experiencia compartida. A su vez, el
orden social se sostiene por un consenso sobre cómo
las cosas son percibidas (Hatch, 1997). Esta visión
aporta a la temática de las articulaciones en la medida
en que se preocupa por la utilidad, permanencia y
estabilidad organizativa. Enriquece esto el análisis
de la motivación y el interés de la persona como base
de la relación que se establece a nivel organizacional
(Goffman, 1981). Esta mirada relacional cambia el
foco de atención de los sistemas a las personas, a las
relaciones y a las representaciones de la realidad.
Hay referencias teóricas importantes que
permiten enfocar el tema de la articulación donde
se ve al Estado fragmentado horizontalmente
(ministerios) y verticalmente (centro-región) según
Meny y Thoenig (1992). Estas deben ser exploradas e
incorporadas en el análisis que nos compete.
Por su parte, Douglass North (1998) enfoca
la discusión sobre la institucionalidad del Estado
planteando preguntas sobre las circunstancias
necesarias para el cambio institucional. Los actores
de este cambio y la dinámica del mismo en un marco
de inseguridad institucional como el de América
Latina (North, 1998) requieren de una articulación
organizacional que otorgue un marco de seguridad a
la acción institucional.
Una vertiente muy útil para el análisis de las
articulaciones esta en las teorías y prácticas de Redes.
Las redes son formas de arreglo de cooperación entre
actores de la sociedad, entre ellos y con el Estado.
Roth menciona al menos tres enfoque de interacción
de redes: la red de política (policy network), la
comunidad de política (policy community) y
coaliciones de militantes (advocacy coalitions) (Roth
Deuvel, 2002).
En un ámbito diferente, a nivel del desarrollo
económico, hay una importante veta organizacional
relacionada con las articulaciones en los
planteamientos de asociatividad y de creación de
Clusters (Porter, 1990), (Alburquerque, 2006) y
(López Cerdán, 2004). El descubrimiento de las
redes económicas, más exibles que la empresa
única, ha desarrollado una línea de acción muy rica
y promisoria que plantea, incluso a nivel teórico, la
importancia de las alianzas, redes y asociatividades
para el desarrollo económico en la postmodernidad.
Esta construcción de alianzas horizontales y
verticales, originariamente económicas llevan
de manera inevitable a la alianza de los sectores
económicos con las administraciones públicas, sobre
todo locales. Estas posiciones terminan acogiendo
también a sectores sociales que se involucran en
estos acuerdos de desarrollo territorial.
La importancia de la articulación institucional
adquiere más signicación si avizoramos que,
de alguna manera, la organización pública se
está incorporando a la sociedad postindustrial,
caracterizable por organizaciones más pequeñas,
uidas y exibles, donde colapsan los límites internos,
disminuyen la distinción entre departamentos y las
posiciones jerárquicas y cambia la forma de realizar
los trabajos (Hatch, 1997). Estos cambios deben ser
previstos en el análisis y, de algún a manera se está
aportando a ellos con los mecanismos de articulación
que se están desarrollando.
Las ciencias ambientales y la teoría de sistemas
dieron un paso signicativo para el reencuentro de los
componentes de la realidad en un espacio integrado.
La primera como concepción o interpretación de
la realidad misma, reconocida como integrada; la
segunda, como una aspiración de articulación y
control de todos los elementos, creando sistemas en
los que nada falta y nada sobra. Este enfoque tiene
su sustento teórico en Taylor (1981) y Fayol (1942),
en el organicismo de (Simon, 1962) y en la mirada
sistémica de Bertalanffy (2006). En esta visión hay
una organicidad propia de una racionalidad ideal y
de una autoridad indiscutible.
La estructura y procesos de la administración
pública son complejos en las sociedades actuales, por lo
que su análisis es parte importante de la comprensión
de la institucionalidad-gobernabilidad. En los países
Latinoamericanos existen sistemas nacionales, de
planicación, seguimiento, nancieros, de recursos
humanos y otros, que de alguna manera manejan y
hacen operar las articulaciones interinstitucionales,
pero generalmente son elaborados y activados desde
una necesidad especíca y no desde una concepción
de articulación. Suelen tener normativas, entidades
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dominantes y sistemas informáticos, desarrollados a
partir de un punto de vista de manejo y control, y no
de la necesidad articuladora de entidades con nes
diversos.
Así, se plantea la validez e importancia de la
centralización o descentralización de la gestión
pública. Las posiciones centralizadoras suelen
desconar de la operación de gobiernos locales a
los que consideran deben establecer reglas estrictas
comunes, pues que pueden salirse de las líneas del
modelo de desarrollo a seguir (Sáenz Andrade, 2016).
Una visión localista bien entendida, se caracteriza
por concebir al desarrollo en lo local y desde lo
local, pero articulado a lo nacional por medio de
políticas públicas, redes de planicación y sistemas
de operación comunes. La articulación, vista desde
lo local, podría tratarse como la capacidad de los
actores y procesos locales de relacionarse con otros
niveles agregados del Estado, para juntos lograr
cambios de largo plazo; es construir desde lo local
un proyecto nacional. A su vez la articulación vista
desde lo nacional, debería ser la capacidad de los
actores nacionales de reconocer la existencia y
el aporte de los procesos locales para el proyecto
nacional. En el punto más alto, la intersectorialidad
es lograda cuando los diversos actores y niveles
han logrado de manera conjunta de la formulación,
ejecución, seguimiento y evaluación de la política
y han compartido recursos y disponen de sistemas
unicados de información; esta es la propuesta de las
redes educativas (Alarcón, 2019).
La articulación no es válida solamente entre los
diversos niveles de gobierno, sino que tiene relevancia
para la relación entre toda la institucionalidad
estatal. Todavía está latente el discurso de la
autonomía entendida como acción en competencia
y desarticulada entre las funciones del Estado. Este
planteamiento coincide con André Gunder Frank
en lo relativo a la "unidad en la diversidad" donde
la unidad (en este caso institucional) permite
comprender el hecho o acción, pero la diversidad
(las otras instituciones) "es la vida", es el entorno y la
dinámica, en este caso del desarrollo (Gunder Frank,
1998).
IV. RESULTADOS: UN SISTEMA
INTERGRADO DE EDUCACIÓN EN EL
TERRITORIO
La educación, como organización compleja,
necesita un sistema y este sistema debe enfrentar la
coordinación entre niveles (vertical) y entre servicios
educativos (horizontal) (Sáenz Andrade, 2016). Eso
implica una redenición institucional, no traumática
pero si profunda, sobre todo en la articulación de
la oferta educativa entre sí, para responder mejor
a las todavía múltiples necesidades educativas
de la población en edad escolar y fuera de ella.
Esta articulación implica a las diversas instancias
estatales, pero no elude, ni puede hacerlo, a la
sociedad tanto como beneciaria directa del servicio
educativo, como prestadora particular de algunos de
estos servicios.
El nivel más alto de articulación organizacional
viene a ser un sistema, es decir un conjunto
integrado de instituciones y niveles que, en conjunto,
cumplen con la función esperada y a la vez cada
parte desempeña su papel especíco de manera
sistemática, recibe los insumos que necesita y entrega
a las otras partes los productos previstos. De ahí que
se llame sistema educativo a la organización de la
educación, aunque en la práctica no cumpla aun con
los requisitos sistémicos. Acogemos en este sentido la
reexión de Gomá y Blanco:
“Ante las dicultades del gobierno
tradicional, las nuevas articulaciones de
governance o gobierno en red implican:
a) el reconocimiento, la aceptación y la
integración de la complejidad como un
elemento intrínseco al proceso político;
b) un sistema de gobierno a través de la
participación de actores diversos en el marco
de redes plurales; c) una nueva posición de los
poderes públicos en los procesos de gobierno,
la adopción de nuevos roles y la utilización de
nuevos instrumentos… La governance tiene
planteados retos cruciales. En términos de
funcionalidad, es decir, de capacidad para
afrontar nuevas temáticas y satisfacer nuevas
expectativas. Y en términos de legitimidad,
es decir, de profundización democrática en
clave más ciudadana y participativa.” (Gomá
& Blanco, 2002, pág. 2)
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Sáenz Andrade. Articulación de servicios educativos -Redes educativas-
La articulación vertical se presenta en cuatro
niveles, desde el central, de políticas públicas, hasta
las unidades prestadoras de servicios, pasando
por dos espacios intermedios de coordinación. La
articulación horizontal se la observa en la red de
servicios educativos en el territorio, que aglutina y
potencia a las unidades educativas. La articulación
territorial permite adaptar las propuestas del
nivel central y agregarles sentido de pertinencia y
signicación local y organizar su concreción en una
localidad: le denominamos sistema integrado de
educación en el territorio.
El objetivo es generar (mediante la articulación y
cooperación) la capacidad suciente para que todas
las instituciones educativas de un territorio puedan
llevar adelante su actividad pedagógica, tomar
decisiones, administrar con efectividad y adaptar
la operación de la educación a las condiciones y
necesidades locales. La gestión en red permite
resolver de manera eciente, oportuna y pertinente
las necesidades de aprendizaje dentro de un ámbito
Una visión de conjunto de la articulación propuesta se puede observar en la gura siguiente:
Figura 1: Niveles del sistema educativo articulados
Fuente: Elaboración propia
territorial.
El Ministerio de Educación es responsable
de todo el sistema y debe tomar la iniciativa de
articular a los servicios educativos diversos, grandes
y pequeños. Todas las unidades deben cumplir su
papel especíco y compartir sus servicios con las
demás. Hay que contar con las escuelas como parte
del sistema, con apoyo pedagógico y logístico para
que logren aprendizajes de calidad. Para ello se debe
implementar un ordenamiento educativo territorial
que permita ubicar los centros educativos en lugares
estratégicos y a las pequeñas escuelas se les articulen
a los demás servicios. Este papel articulador es
reconocido en la administración ministerial actual
y consta en varios documentos ociales (Educación,
2018), aunque falten todavía muchas concreciones.
En el sistema educativo no faltan niveles de
administración y gestión, esto es una estructura
vertical de toma de decisiones, pero a nivel de
compartir y hacer sinergia de servicios educativos
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la coordinación deja mucho que desear. Los
niveles verticales (jerárquicos) funcionan, pero los
horizontales (de coordinación) son prácticamente
inexistentes. A nivel de muchos territorios, persisten
problemas como la existencia de servicios educativos
dispersos, sin optimización; la educación tiende a
mantener una responsabilidad única sobre niños/as
y jóvenes matriculados, sin mapeo de inasistencias,
deserciones y rezagos. La administración educativa
todavía está concentrada en el servicio puntual que
presta la unidad educativa y el uso de recursos casa
adentro.
El sistema educativo se potencia en un territorio
cuyos actores se articulan para promover condiciones
de inclusión de toda la población, calidad educativa
y protección y cuidado de los niños y jóvenes. El
sentido de contar con un sistema integrado es
ordenar, articular y ampliar la oferta educativa
para responder con calidad y pertinencia a todas las
personas y colectividades que viven en un territorio,
a lo largo de la vida. Se trata de complementar los
servicios educativos entre sí para desarrollar una
oferta educativa integral en un territorio.
Podemos establecer que, en conjunto, las
funciones educativas en territorio deben ser: a)
prestación de servicios educativos, b) articulación
de servicios educativos, c) responsabilidad territorial
(rastreo de personas que están fuera del sistema
educativo), d) calidad y pertinencia cultural de los
servicios, e) articulación con educación particular,
GAD y entidades estatales, f) coordinación con
comunidad y actores sociales.
La articulación territorial permite adaptar las
políticas públicas y agregarles sentido de pertinencia
y signicación local y organizar su concreción en
el territorio (Peñaherrera, Samaniego, & Sáenz,
2001). Las zonas y distritos educativos reciben los
lineamientos del nivel central en materia de currículo,
capacitación, innovación, interculturalidad, y las
integra para, a su vez, trasladarlas a las instituciones
educativas, brindándoles capacitación y asesoría.
Permite también articular a los diversos actores
públicos y privados para fortalecer la labor educativa
en el territorio.
En el territorio el distrito educativo es el espacio
con mejores condiciones de cercanía para cumplir
el papel de animador de la articulación de servicios
educativos y sus relaciones intersectoriales y
sociales. El Distrito puede tener una triple función:
a) atención ciudadana (que tiene), b) manejo de
recursos humanos de la oferta educativa (que le
tiene) y, sobre todo, c) desarrollo de la calidad,
inclusión y "articulación territorial" (que todavía está
en construcción).
Una imagen ambiciosa de los que serían los
servicios educativos integrados se presenta en
la siguiente gura. En esta se incluyen servicios
relacionados con la educación que provendrían de
fuera del sistema educativo, esto es otras instituciones
públicas y privadas:
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Sáenz Andrade. Articulación de servicios educativos -Redes educativas-
El papel articulador de los distritos educativos
Articular el territorio a favor de la universalidad
y la calidad de la educación constituye la tarea
fundamental de un Distrito Educativo. La visión
de territorio exige ampliar la mirada hacia toda
la población y sus requerimientos educativos y
promover la participación y responsabilidad social.
La calidad se expresa en aprendizajes relevantes
para los niños y jóvenes y en relaciones y ambientes
escolares de cuidado y protección, para la vida y
para el trabajo y con pertinencia cultural. Forjar
aprendizajes no es tarea exclusiva de la escuela o
el colegio. Trasciende el espacio escolar y se sitúa
también en el territorio y sus actores (Educación,
2018).
Dos son los ámbitos de la política territorial de
los distritos educativos: la calidad de los aprendizajes
en los establecimientos y servicios educativos y
la inclusión educativa de toda la población y en
cualquier momento de la vida. Para concretar dichos
ámbitos en planes y acciones concretas, los Distritos
requieren fortalecer capacidades para:
a. Promover la inclusión de todos, rastrear
situaciones de exclusión y planicar y
asegurar que la oferta esté cerca de la
población.
Figura 2: Modelo de sistema integrado de educación en el territorio
Fuente: Elaboración propia
b. Brindar apoyo pedagógico a maestros:
asesoría permanente, reexión pedagógica,
intercambio de experiencias, articulación
con actores locales.
c. Crear estrategias de articulación con
instituciones públicas, organizaciones
sociales, sectores privados y comunitarios del
territorio, a favor de la educación, protección
e inclusión.
Es importante señalar la potencia de la articulación
de actores sociales a favor de la educación que
pueden tener los distritos, pues asumirían la función
clave formular planes de organización territorial de
los servicios y convocar a diversos actores de otros
sectores de gobierno, de los GAD y de la sociedad a
trabajar de manera articulada en varios aspectos,
entre ellos, la inclusión y vigilancia por la inclusión
de todos, la contención de la población que vuelve
a estudiar y el fortalecimiento de actividades de
calidad, sobre todo de las escuelas pequeñas.
El distrito recibe los lineamientos y propuestas del
nivel central en materia de currículo, capacitación,
innovación e interculturalidad y las integra para,
a su vez, trasladarlas a las unidades educativas,
brindándoles capacitación y asesoría (Educación,
2018). Cumple entonces un papel de integrador de
los actores educativos territoriales, generando la
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Volumen 12, Número 30, Mayo-Agosto 2019, pp. 74 - 86
intersectorialidad necesaria para llevar adelante una
acción integral.
RESULTADOS: EL TRABAJO EN RED
El aprendizaje y la formación de los niños y jóvenes
en la escuela requieren de un entorno favorable que lo
fortalezca y amplíe. Las escuelas se potencian con un
entorno y en un territorio cuyos actores se articulan
para asegurar las mejores condiciones de inclusión
de toda la población, calidad educativa y protección
de los niños y jóvenes. Calidad de la educación y
territorio van juntos. En el territorio se articulan los
servicios sociales básicos que fortalecen la inclusión
y permanencia escolar; la familia y la comunidad
participan, dialogan y asumen acuerdos a favor de la
calidad educativa; gobiernos locales, organizaciones
de la sociedad y empresa privada son actores claves
para asegurar -por ejemplo- la inclusión de todos en
la educación.
“La Red es la instancia educativa
que asume, con amplia capacidad de
funcionamiento, la responsabilidad del
aprendizaje de niños, niñas y jóvenes en
un territorio relativamente homogéneo. Su
nalidad es ser el eje del desarrollo educativo
en un ámbito territorial, impulsando un
sistema de mejoramiento de la calidad
de la educación con base en una amplia
capacidad local de gestión con participación”
(Peñaherrera, Samaniego, & Sáenz, 2001).
El objetivo es generar (mediante la articulación y
cooperación) la capacidad suciente para que todas
las unidades educativas de un territorio puedan llevar
adelante su actividad pedagógica, tomar decisiones,
administrar con efectividad y adaptar la operación
de la educación a las condiciones y necesidades
locales. La gestión en red permite resolver de manera
eciente, oportuna y pertinente las necesidades de
aprendizaje dentro de un ámbito territorial.
La creación de redes de apoyo educativo,
pedagógico y logístico, permite la distribución
hacia las escuelas pequeñas, de recursos humanos,
pedagógicos, económicos y de servicios. La red es
una estructura institucional fuerte, un colectivo que
responde con más capacidad y velocidad a un número
mayor de alumnos y docentes, con lo que viabiliza la
gestión del servicio educativo. Es una instancia que
permite articular mejor las innovaciones pedagógicas.
A una red, además, les une aspectos más
profundos como raíces culturales de la población,
condición básica para proponer este sistema de
gestión. Así mismo, las condiciones geográcas, la
ubicación relativa a centros poblados y el grado de
accesibilidad, son determinantes para agrupar a las
diferentes unidades educativas en una sola estructura
de gestión, en un caso, o en la prestación mutua de
servicios, en otro.
“En una red no se pierde la individualidad
de sus participantes, pues se conoce las
características especiales y únicas de cada
escuela y su comunidad. Puede incluir a
culturas distintas y logra identicar de
mejor manera las diferencias y tomar
medidas especiales para respetarlas. En este
concepto uno y múltiple, es donde se genera
la fortaleza misma de la red” (Peñaherrera,
Samaniego, & Sáenz, 2001).
Una imagen de los servicios que presta una red es
la siguiente:
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Sáenz Andrade. Articulación de servicios educativos -Redes educativas-
Las redes son de dos tipos: por fusión
administrativa se unen instituciones pequeñas y
medianas, eventualmente con una institución grande,
para el fortalecimiento de la gestión y prestación
de servicios educativos en un territorio conectado
entre sí. Una de las instituciones se desempeña
como eje o centro educativo principal y dispondrá
de las mayores capacidades administrativas y de
servicios. En caso que las capacidades sean similares,
la institución eje podrá designarse en función de
criterios geográcos, por ejemplo, la institución de
mayor centralidad al territorio que conforman las
instituciones componentes (Educación, 2018, pág.
47).
Las redes de apoyo pedagógico, son más
exibles y se constituyen mediante el compromiso
de instituciones educativas que se coordinan,
comparten y prestan servicios educativos, sin
necesidad de tener una administración común. Los
servicios que se comparten pueden ser de espacios
pedagógicos y deportivos, de intercambio docente,
de capacitación y acompañamiento pedagógico, de
remisión de estudiantes hacia servicios especializados
como atención a discapacidades o bachillerato
internacional, respuesta a emergencias educativas
(de movilidad humana por ejemplo) (Educación M.
d., 2018).
En la conformación de las redes es importante
Figura 3: Servicios de la red educativa
Fuente: Elaboración propia
tener en cuenta:
- Aspectos pedagógicos: las redes tienen
el propósito de incrementar la calidad
educativa, por tanto, es importante que
orienten a la satisfacción de las necesidades
de aprendizaje de las y los estudiantes. Las
redes pueden intercambiar docentes para
satisfacer algunas asignaturas como inglés,
arte, entre otras; pueden intercambiar
espacios educativos como laboratorios,
textos, departamentos de consejería; pueden
compartir recursos como bibliotecas. Es una
solidaridad pedagógica entre las diversas
instituciones educativas que conforman la
red.
- Aspectos culturales: el reconocimiento
y la valoración de los aspectos culturales
de las y los estudiantes y sus comunidades,
y la interrelación entre ellos es un ámbito
que fortalece la interculturalidad. Se pueden
compartir experiencias, cosmovisiones,
costumbres y demás elementos de la
cultura para conocimiento y respeto de
todas y de todos. Es importante que las
redes se conformen con anidad cultural,
sin embargo no constituye una limitante
para implementar redes en un espacio
intercultural.
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Volumen 12, Número 30, Mayo-Agosto 2019, pp. 74 - 86
- Aspectos geográcos: la conformación
de una red procura que las instituciones que
forman parte de la misma tengan relación
territorial y, en lo posible, cercanía de
distancia y de tiempo de recorrido, para ello
el distrito debe hacer el análisis pertinente.
- Aspectos administrativos nancieros:
las redes, sobre todo las de fusión
administrativa permiten optimizar los
recursos administrativos y nancieros
al contar con un director o rector para
diferentes establecimientos que antes no
los tenían. La gestión común exibiliza la
presencia de docentes en cualquier parte
del territorio y permite el uso compartido
de espacios educativos. También permite
un mejor diseño de la infraestructura, la
provisión de recursos educativos y la solución
de problemas territoriales.
- Participación comunitaria: Las redes
deben incentivar la participación activa de
la comunidad en la educación y su apoyo
a las necesidades educativas de los y las
estudiantes. Esto implica la identicación
de las organizaciones territoriales y sociales
que existen en el territorio involucrado y de
las comunidades directamente beneciadas
(Sáenz Andrade, 2016). Esta participación
permitirá que las comunidades aporten
en deniciones de adaptación curricular,
organización, voluntariado, transporte y
gestión de la acción educativa. Incluye la
coordinación con las autoridades y GAD
locales.
- Ejercicio de derechos: La red permite
acceder y operar todo lo relacionado con
el ejercicio de derechos de estudiantes y
otros miembros de la comunidad educativa.
Igualmente, permite la ejecución de acciones
de prevención de violencia, violencia sexual,
distribución y consumo de drogas. También
permite fomentar y articular la participación
estudiantil y el ejercicio de la democracia. La
escucha a las niñas, niños y adolescentes, y la
recepción y canalización de sus iniciativas en
la acción educativa.
V. CONCLUSIÓN: FALSO DILEMA ENTRE
UNIDADES GRANDES Y PEQUEÑAS
Una percepción maniquea de la gestión
educativa ha considerado que el “modelo” de unidad
educativa pequeña es totalmente inecaz para lograr
educación y que solamente las unidades grandes,
totalmente provistas pueden lograr resultados de
calidad. Se puede notar la presencia del paradigma
del funcionamiento institucional aislado en esta
concepción. Con ello se creó una política pública
de construcción de unidades centralizadas que
reemplazarían a las unidades pequeñas mediante
el cierre de éstas y el desplazamiento mediante
transporte de los estudiantes de las zonas dispersas
hacia las nuevas unidades.
No se consideró el hecho real de que, luego del
esfuerzo concentrador, en Ecuador todavía existen
4.250 unidades educativas unidocentes y 2.500
bidocentes (juntas son el 53,5% de las 12.600
unidades educativas del país) (Educación, 2018). Ante
esta data es evidente que el modelo concentrador no
podía haberse alcanzado, con los recursos existentes
y al ritmo de construcción logrado en los últimos
años.
Esta visión trajo graves consecuencias no
previstas en su aplicación, por una falta de claridad
sobre el papel social y cultural que cumplen las
unidades educativas, por pequeñas que sean, en
una comunidad rural. Una unidad educativa en
territorios pequeños y aislados se convierte en
la única presencia institucional del Estado con
la importancia que esto tiene como centros de
aplicación de políticas públicas sociales de educación,
salud, protección y manejo de riesgos, entre otras.
Los espacios educativos son centros de reunión y de
liderazgo en temas de benecio comunitario como
el conocimiento sistemático de la realidad e historia
local, el tratamiento de problemas coyunturales y la
realización de actividades comunitarias como mingas.
Recordemos que las comunidades son espacios
pequeños a los cuales no llega de manera cotidiana
ni siquiera un gobierno parroquial. Finalmente el
acceso a la unidad educativa es de cercanía a los
lugares de vivienda, lo que es fundamental para los
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Sáenz Andrade. Articulación de servicios educativos -Redes educativas-
chicos y chicas que asisten a la educación inicial
y básica elemental, esto es de 4, 5, 6 y 7 años. El
efecto de esta falta de visión fue el total rechazo por
parte de las comunidades al cierre de las escuelas y
un alejamiento y resentimiento con el gobierno y el
Estado. Se ha acusado, con razón, que en las unidades
del milenio no se ha acogido de manera cálida y con
su cultura a los niños y niñas de las áreas rurales sino
que se han presentado situaciones generalizadas de
discriminación cultural.
Con una mirada educativa más amplia se
puede establecer que, en términos pedagógicos, es
totalmente posible tener logros de aprendizaje en
instituciones unidocentes y bidocentes. Es un tema
de enfoque pedagógico y de intersectorialidad, y no de
tamaño. La escuela multigrado permite, por ejemplo,
una atención más personalizada al estudiante que
la escuela grande de muchos alumnos por aula. Lo
más grave fue, sin embargo, que no se consideró la
posibilidad de la articulación de servicios educativos
y trabajo en red que, como se ha mostrado en este
artículo, permite acceder a recursos educativos sin
necesidad de abandonar la unidad pequeña ni la
comunidad de origen.
En este artículo se ha demostrado que el sistema
educativo, en especial en áreas rurales puede
cambiar su estructura, reuniendo para este n a las
pequeñas instituciones aisladas en estructuras de
gestión más grandes, sin necesidad de desplazarlas.
Se trata de una operación autónoma viable: una red.
Se puede establecer un sistema de redes educativas
para articular las políticas nacionales con las
potencialidades locales. Las unidades educativas
grandes deben articularse para prestar servicios a las
unidades más pequeñas de cada zona. De hecho donde
se ha fusionado, construido y repotenciado centros
educativos y se han realizado encadenamientos entre
niveles, se ha logrado ampliar la cobertura, mejorar
el funcionamiento y tener mejores condiciones para
impulsar la calidad, concentrando más recursos en
menos unidades.
Es por ello una falsa dicotomía el que se excluyan
entre sí las unidades educativas grandes y pequeñas.
Todas las unidades educativas deben funcionar
en forma adecuada y pueden estar articuladas
entre sí con una visión y gestión de calidad, con
infraestructura y equipamientos adecuados y a una
política de protección de derechos de nuestros niños y
adolescentes. Se propone por ello una simbiosis entre
los dos “modelos”, de tal manera que existan tanto
unidades grandes como medianas y pequeñas, todas
encadenadas y con el suciente apoyo pedagógico
y logístico para que haya educación de calidad.
Requiere, por supuesto, un ordenamiento educativo
territorial que permita ubicar los centros educativos
integradores en los lugares más estratégicos y a las
pequeñas escuelas se las integre en red a los demás
servicios educativos. Por ello se habla de un Sistema
Integrado de Educación en el Territorio.
También es necesario que se genere una
concertación de grupos humanos, organizaciones
y entidades que estén dispuestos a apoyar y hacer
campañas nacionales en favor de una gestión
educativa con autonomía local. Esta concertación,
articulación e intersectorialidad debe orientar un
proceso que ayude a todo el país a enfocarse en la
importancia del aprendizaje y en la necesidad de
apoyar todos a la educación desde diversos ámbitos.
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