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Santi León. Educación: La importancia del desarrollo infantil y la educación inicial en un país
adecuado desarrollo integral infantil. Ello supone
que la atención que se realiza con niños y niñas entre
los 0 y 5 años debe hacerse con la intencionalidad
de potenciar y fortalecer sus habilidades y destrezas
para un mejor desempeño durante su vida. Debe
entenderse que el desarrollo integral infantil
comprende el desarrollo físico, de lenguaje, de
habilidades cognitivas, sociales, emocionales, entre
otras. Para ello requiere de condiciones sociales,
económicas y políticas que faciliten una adecuada
salud, nutrición, seguridad, protección y aprendizaje
temprano (Ponce, 2016). La interconexión de estos
aspectos incrementa las posibilidades de un mayor
desarrollo integral a lo largo de la vida.
La importancia de los años tempranos está siendo
incrementalmente apreciada a través del espectro
político, y hay un creciente reconocimiento de que
familias, comunidades, lugar de trabajo, Estado
tienen un interés compartido, un rol distintivo, no-
intercambiable, en asegurar el sano desarrollo de
todo niño (Jack P. Shonkoff-Harvard University,
2012. Pag 232-246). Estos son aspectos importantes
de considerar al analizar el desarrollo infantil en el
Ecuador. Las variables que se analizan corresponden
a la concepción, embarazo, parto y nacimiento, y
los primeros años de vida. En este sentido, Ponce
asegura que, desde la preconcepción hasta el
nacimiento, las políticas públicas y la atención se
centran en la madre; luego, desde el nacimiento y
la infancia las intervenciones incluyen al niño y los
padres; y, durante el periodo de transición hacia la
escuela, las intervenciones se acentúan en el niño
(2016). Posterior a ello, las intervenciones se centran
en la persona.
De la concepción al parto
Es fundamental y estratégico el trabajo con padres
y madres desde antes que estos decidan convertirse
en tal. En algunos países se aplican programas
destinados a fortalecer la salud, el nivel de estudios,
el empleo adecuado de la población joven, como
ingredientes necesarios para asegurar en el futuro un
mayor y mejor nivel de desarrollo integral infantil de
sus hijos (Jacheviaski, 2016). Por ejemplo, la salud
y la educación son derechos garantizados mediante
servicios enteramente gratuitos para toda la sociedad.
La intención es asegurar que todos y todas participen
y que, además, se tengan los más altos estándares
de calidad basados en la investigación continua e
intensiva.
En cuanto a las acciones directamente
relacionadas con el desarrollo integral infantil
desde la concepción, el Ecuador cuenta con avances
importantes en la defensa de la vida desde la
concepción, en los controles de embarazo, la nutrición
adecuada de la madre antes, durante y después del
embarazo, con énfasis en la población en situación de
pobreza y extrema pobreza. La legislación nacional
asegura la vida desde la concepción, ello supone la
defensa de la misma en todos los estamentos y un
debate, aún sin resolver, en cuanto a la libertad de
decisión de las mujeres para abortar. Asegura el
Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (2012)
que todas las mujeres embarazadas deben visitar
un agente de salud para recibir atención prenatal y
que todos los partos deben contar con la asistencia
de una persona calicada. Todas las mujeres deben
saber reconocer los síntomas de alarma que indican
la posibilidad de que se produzca algún problema
durante el embarazo y disponer de un plan para
obtener ayuda inmediata de un agente capacitado si
surge alguno. Dice, también, que una alimentación
deciente de la madre durante el embarazo o durante
los dos primeros años de vida de su hijo, puede frenar
el desarrollo mental y físico del niño para el resto de
su vida.
Una madre que durante la etapa de gestación
ha llevado un adecuado y frecuente control de su
embarazo, tiene junto a su hijo, mayores posibilidades
de reducir problemas de bajo peso y talla al nacer y
en la primera infancia, así como anemia, y otros
problemas que condicionan el desarrollo integral
durante toda la vida. En el Ecuador, según datos
del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos
(INEC), en el año 2014 el número promedio de
controles durante el embarazo era de 4,3 a nivel
nacional, es decir que una madre embarazada tenía
en promedio 4 controles de embarazo durante los 9
meses de gestación, cuando lo recomendable según
la Organización Mundial de la Salud, son 9 visitas.
El asunto es preocupante en la población indígena,
entre quienes el promedio se ubica en 2,92 visitas