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Funcionamiento familiar y estrategias
de afrontamiento de madres y padres de
preescolares con discapacidad intelectual
Family functioning and coping strategies of mothers
and fathers of preschoolers with intellectual
disabilities
Resumen
La espera y nacimiento de un hijo implica cambios en la dinámica familiar, incrementados cuando el hijo tiene discapacidad in-
telectual. No obstante, los procesos individuales y familiares son diferentes al afrontar la discapacidad en pareja o en ausencia de
ella. El propósito de este estudio es analizar la dinámica familiar y las estrategias de afrontamiento de progenitores ecuatorianos
de niños con discapacidad intelectual, diferenciando entre madres con y sin pareja, y comparando a padres y madres en pareja.
Se estudió a 41 madres (23 sin pareja y 18 con pareja) y 18 padres cuyos hijos tenían discapacidad intelectual. Se usó la Escala de
Evaluación de adaptabilidad y cohesión familiar, la Escala de satisfacción familiar y el inventario de Afrontamiento. No se hallaron
diferencias en la cohesión, adaptabilidad y satisfacción familiar entre madres solas o en pareja. Las madres con pareja usaron más
estrategias de afrontamiento de aproximación. Las madres sin pareja usaron más estrategias evitativas. La satisfacción familiar se
relacionó con el uso de estrategias de aproximación. Las madres con pareja recurrían más que sus cónyuges a la descarga emocio-
nal. Es importante considerar el papel de las dimensiones familiares y las estrategias de afrontamiento al planicar intervenciones
psicosociales en el ámbito de la discapacidad intelectual.
Palabras clave: afrontamiento; familia; discapacidad intelectual; hijos preescolares.
Abstract
Expecting and having a child implies changes in family dynamics, which increase when that child has an intellectual disability.
However, individual and family processes are different when dealing with disability as a couple or alone. The purpose of this study is to
analyze the family dynamics and coping strategies of Ecuadorian parents of children with intellectual disabilities, comparing mothers
with a partner and single mothers, and comparing fathers and mothers with a partner. Forty-one mothers (23 single and 18 coupled)
and eighteen fathers whose children had intellectual disabilities were studied. The Family Adaptability and Cohesion Assessment
Scale, the Family Satisfaction Scale and the Coping Inventory were used. No differences were found in family cohesion, adaptability
and satisfaction among single or coupled mothers. Mothers who had a partner used more problem-focused coping strategies. Single
mothers used more emotion-focused coping strategies. Family satisfaction was related to using problem-focused coping strategies.
Mothers with partners used emotional discharge more than their partners. It is important to take into account family dimensions and
coping strategies when planning psychosocial interventions for families whose children have intellectual disabilities.
Keywords: coping, family; intellectual disability; preschool children.
Recibido: 12 de junio de 2019
Aceptado: 22 de agosto de 2019
Carmita, Villavicencio-Aguilar
1
*; Silvia, López-Larrosa
2
1
Mgs. Educación Especial; Profesora titular de la Universidad Técnica de Machala-Ecuador; Doctoranda del Programa Desarrollo
Psicológico, Aprendizaje y Salud de la Universidad de Coruña-España; cvillavicencio@utmachala.edu.ec; http://orcid.org/0000-0003-
2614-7062
2
Profesora titular de la Universidad de Coruña-España; Facultad de Ciencias de la Educación; silvia.lopez.larrosa@udc.es; http://orcid.
org/0000-0002-8200-8692
*Autor para correspondencia: cvillavicencio@utmachala.edu.ec
Revista Ciencia UNEMI
Vol. 12, Nº 31, Septiembre-Diciembre 2019, pp. 140 - 153
ISSN 1390-4272 Impreso
ISSN 2528-7737 Electrónico
141
Villavicencio y López. Funcionamiento familiar y estrategias de afrontamiento de madres y padres.
I. INTRODUCCIÓN
El propósito de este estudio es analizar la
dinámica familiar y las estrategias de afrontamiento
que usan los progenitores de niños preescolares con
discapacidad intelectual, diferenciando entre madres
que tienen una pareja y las que están solas, así como
comparar la percepción de la dinámica familiar y
las estrategias de afrontamiento de padres y madres
de preescolares con discapacidad intelectual. Las
investigaciones han encontrado que las progenitoras
de niños con discapacidades exhiben mayores
índices de síntomas depresivos y tienen mayor riesgo
de depresión clínica que otras cuidadoras (Bailey,
et al., 2007; Jeans, et al., 2013). No obstante, la
presencia de una pareja puede introducir diferencias
en las vivencias de la discapacidad por parte de las
madres tanto en cómo se afronta como en la propia
dinámica familiar. Por otra parte, la participación
femenina en las investigaciones cuando los hijos
tienen una discapacidad es mayor que la de los
hombres, porque se vinculan y asisten a más eventos
relacionados con la educación de sus hijos y ofrecen
en mayor medida su consentimiento para colaborar
en estudios (Medellín, et al., 2012). Por ello, en este
trabajo se ha buscado contar con la participación de
padres varones.
Uno de los cambios trascendentales de la vida
adulta es la espera y nacimiento de un hijo. Esta
transición supone cambios en la cotidianidad de los
progenitores pues surgen otras responsabilidades y
funciones: las de la maternidad y paternidad, que
implican aspectos emocionales, cognoscitivos y
actitudinales. La dinámica familiar se transforma por
la incorporación de un nuevo integrante (Ramírez &
Rodríguez, 2014). Cuando se produce el nacimiento
de un hijo con discapacidad intelectual, o esta se
detecta tras el nacimiento, se expresa un proceso
doloroso natural, asociado a respuestas psicológicas,
emocionales, relacionales, espirituales y físicas
(Miaja & Moral de la Rubia, 2013). Darling, et al.
(2012) señalan que la pérdida crónica de sueños y
aspiraciones que experimentan los progenitores de
niños con discapacidades está presente y se rodea de
una sensación de tristeza. La nueva cotidianidad del
hogar conlleva cambios de reglas en la convivencia,
ajustes comunicacionales, y se ponen en marcha
estrategias de afrontamiento (Gallego, 2013).
Afrontar es posiblemente uno de los conceptos
mayoritariamente estudiados en las ciencias del
comportamiento. Las investigaciones se han
centrado en múltiples aspectos del afrontamiento,
como su naturaleza y estructura, la siología y las
implicaciones para la salud psicológica (Carver &
Scheier, 1994; Lazarus, 1991; Lazarus & Folkman,
1984). Otros investigadores han adoptado un enfoque
de proceso, con énfasis en un fenómeno transaccional
con esfuerzos de constante cambio para cumplir con
las demandas uctuantes de una situación estresante
(Folkman & Lazarus, 1985; Folkman, et al., 1986a).
Las estrategias de afrontamiento son el repertorio
de respuestas al estrés que las personas ponen en
marcha, de modo que generalmente se usa más de una
para gestionar desafíos, eventos y circunstancias, y
estas pueden involucrar tanto enfoques conductuales
como cognitivos (Nolan, et al., 1995). Las personas
las usan para encontrar un signicado positivo en una
situación adversa, y son el resultado de complejos
procesos de evaluación cognitiva (Beighton & Wills,
2016). Penley, et al. (2002) sostienen que afrontar
implica hacer esfuerzos por alterar la situación
estresante (afrontamiento centrado en el problema:
buscar información, planicar y tomar medidas), así
como esfuerzos para regular la angustia emocional
asociada con la situación (afrontamiento centrado
en la emoción: desconexión mental o conductual,
y búsqueda de apoyo emocional de otros). Lazarus
(1993) sugiere que ambas formas de afrontamiento,
centrada en el problema y centrada en la emoción,
pueden reducir la ansiedad psicológica, de modo
que las personas utilizan ambos afrontamientos
en la mayoría de los episodios estresantes. Según
Moos, citado por Mikulic & Crespi (2008), se pueden
diferenciar ocho estrategias de afrontamiento:
Análisis Lógico (AL), Reevaluación positiva (RP),
Búsqueda de Guía (BG), Solución de problemas (SP),
Evitación cognitiva (EC), Aceptación/Resignación
(AR), Búsqueda de Recompensas Alternativas (BR)
y Descarga Emocional (DE). Las cuatro primeras son
estrategias basadas en la aproximación o basadas en
el problema y las cuatro siguientes son estrategias de
evitación o centradas en la emoción.
Según Peñacoba, et al. (2000), el Análisis Lógico
es comprender y prepararse cognitivamente ante un
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Volumen 12, Número 31, Septiembre-Diciembre 2019, pp. 140 - 153
estresor y sus efectos. Es una táctica de aproximación
al problema, de naturaleza cognitiva y activa (Vallejo,
et al., 2012).
La reevaluación positiva es el esfuerzo de dar
un signicado positivo a situaciones estresantes,
utilizando estrategias como encontrar una nueva
fe, redescubrir las cosas importantes de la vida o
inspirarse en la creatividad (Folkman & Lazarus,
1988). Aunque esta reevaluación puede proporcionar
una cierta cantidad de alivio, también puede evitar
que la persona reconozca la gravedad de una situación
estresante y adopte medidas, lo que incrementa la
angustia (Taylor & Brown, 1988), por la dicultad
de mantener la ilusión de que algo positivo saldrá de
una situación en la que la discapacidad intelectual
es irreversible. No obstante, se ha encontrado una
relación positiva entre el uso de la reevaluación
positiva por parte de los progenitores (reinterpretar
positivamente eventos o pensamientos) y la
aceptación de la discapacidad (Hanson, et al., 1993).
La búsqueda de guía y apoyo es una estrategia muy
utilizada por los padres de niños con discapacidad
crónica (Gray, 2006; McCubbin & Patterson, 1983).
La búsqueda de apoyo social mejora la probabilidad
de recibir apoyo emocional y reduce los sentimientos
de soledad y aislamiento. Buscar información y
apoyo puede reducir la incertidumbre y la angustia,
proporciona una mayor comprensión de la situación
y facilita el afrontamiento centrado en el problema
(Willis et al., 2016). No obstante, también puede
ser desadaptativo si las personas buscan apoyo para
expresar su angustia emocional (Billings & Moos,
1984; Cohen, 1988; Houston, 1987; Lazarus &
Folkman, 1984). En general, en el contexto latino, los
sistemas familiares extensos brindan más recursos
para ayudar a sus miembros en tiempos difíciles,
como ocurre cuando se tiene un hijo con discapacidad,
de modo que se crea un sistema de apoyo emocional,
nanciero y cultural (Broady, et al., 2015).
La solución de problemas se entiende como
las tentativas de acción dirigidas a arreglar una
situación difícil (Cano, et al., 2007). Para Londoño
et al. (2009) no es una decisión impulsiva sino el
resultado de una planicación con una disposición
mental y el señalamiento de la ruta que se pretende
seguir ante situaciones de estrés. Las madres aplican
con mayor frecuencia esta estrategia como una forma
de reexión-acción (Azar y Solomon, 2001).
La evitación, denida por Folkman & Lazarus
(1988) como la realización de esfuerzos cognitivos
para despegarse de una situación estresante y
minimizar su impacto, es útil a corto plazo, aunque
afecta negativamente a la salud mental de los padres
si se utiliza durante bastante tiempo (Holahan, et
al., 1999). Hastings et al. (2005) encontraron que
las madres de niños preescolares con trastorno de
espectro autista (TEA) realizaban un afrontamiento
de evitación más activo (uso de sustancias,
desconexión conductual, negación, autoculpa,
desahogo y distracción), alejándose del factor
estresante para sentirse aliviadas momentáneamente
(Benson, 2010).
La estrategia de Aceptación y/o Resignación
es la reacción cognitiva de reconocer el problema
(Mikulic & Crespi, 2008). Sandín y Chorot (2003) la
designan como aceptación resignada, esto es, admitir
las situaciones tal y como son. Según Lillo (2014),
cuando un hijo/a tiene discapacidad, los padres se
adaptan puesto que la aceptación nunca se produce.
La Búsqueda de Recompensas Alternativas es
el esfuerzo conductual de implicarse en actividades
sustitutivas que proporcionan nuevas fuentes de
bienestar (Mikulic & Crespi, 2008; Peñacoba et
al., 2000). Su uso interrumpe los pensamientos
repetitivos negativos y se reorienta el foco de la
situación estresante a otras actividades para producir
emociones positivas (Campos et al., 2004).
La estrategia confrontativa o descarga emocional
es un esfuerzo hostil o agresivo para alterar la
situación. Son conductas que buscan reducir la
tensión mediante la expresión de sentimientos
negativos (Mikluic & Crespi, 2008). Esta estrategia
se pone en marcha ante la percepción de una fuerte
amenaza para sí mismo o los seres queridos (Folkman
et al., 1986a), y conduce a un ajuste psicológico pobre
por la tensión implícita (Folkman, et al., 1986b).
Las investigaciones han encontrado que los
afrontamientos centrados en el problema permiten a
los padres abordar el diagnóstico de su hijo directa
y estratégicamente (Willis, et al., 2016). En general,
143
Villavicencio y López. Funcionamiento familiar y estrategias de afrontamiento de madres y padres.
los latinos por sus dinámicos valores familiares
y estrictos roles de género tienden a conar en el
afrontamiento religioso, el apoyo emocional y la
negación (Epstein-Ngo, et al., 2013). Umezawa et
al. (2012) destacaron que en esta cultura conaban
positivamente en la religión, de modo que la creencia
en el control divino está ligada al replanteamiento
positivo, la planicación y el afrontamiento activo.
Buscar apoyo social y emocional para los latinos es
un mecanismo muy importante para enfrentarse a la
discapacidad debido a su compromiso de mantener
fuertes lazos de parentesco, un concepto conocido
como familiaridad (Coll & García, 1995). No obstante,
en algunas investigaciones se ha encontrado que
en las familias de niños con discapacidad se da
una ausencia total o parcial de apoyo práctico y
emocional de familiares o amigos (Brown, 2012),
sea por la falta de conocimiento o malestar de
otros familiares o amigos para relacionarse con
los niños con discapacidad, por su apariencia o su
comportamiento, o por otras razones (geográca,
física, personal) (Schmidt, et al., 2017).
Además de las estrategias de afrontamiento que
los progenitores ponen en marcha ante el diagnóstico
de un hijo con discapacidad, esta también tiene
un impacto en el sistema familiar. En ciertas
familias, cuando se informa en edades tempranas,
el impacto psicológico para el sistema es menor
pues se asume con prontitud la realidad con una
respuesta proactiva (Fresnillo, 2014). Ya modelos
clásicos como el patrón doble ABCX (Lavee, et al.,
1985; McCubbin & Patterson, 1983) identicaban
dimensiones familiares, en este caso, la cohesión y la
adaptabilidad, como recursos para hacer frente a las
demandas producidas por situaciones de estrés. En
el estudio de Vera, et al. (2012), aplicado a padres de
niños con discapacidad, la adaptabilidad y la cohesión
familiar tenían relación con los ajustes. En algunas
familias, el infante es la alianza entre los cónyuges
para solventar las demandas del acontecimiento
(Sánchez, 2006). La pareja se fortalece y se revaloriza
la unión conyugal con el resto de la constelación
familiar (Acuña, et al., 2016). Explican Medellín, et
al. (2012) que la unión, comunicación, conanza, y
apoyo de los participantes de la estructura familiar
es necesaria para afrontar esta crisis. El apoyo de la
pareja es fundamental para hacer frente ecazmente
al estrés (Higgins, et al., 2005), y para sentirse
competente en la crianza de los hijos (Bristol, 1988).
Por el contrario, en otras familias, la presencia
de esta condición de vida es un factor estresor para
los padres y, a veces, fuente de conictos, y un
precipitante de la disolución conyugal. En algunos
hogares, provoca crisis en las relaciones de pareja,
violencia física y psicológica, especialmente con la
existencia de problemas previos (Pérez & Menéndez,
2014). El distanciamiento de la pareja surge cuando
el vínculo afectivo es más fuerte con el hijo y un
cónyuge se siente aislado, solo, sin reconocimiento
o abandonado (García & Bustos, 2015). En estos
casos se da una inadecuada distribución de las
responsabilidades, y haya o no un desequilibrio en
los roles, se puede percibir falta de comprensión o
conicto de intereses (Meirsschaut, et al., 2010). En
ocasiones, los conictos son evidentes mientras que
en otros son velados, con sentimientos negativos,
que van reservándose en el silencio, luego aparece
el resentimiento y el enfriamiento de la relación
(Terranova-Zapata, et al., 2014). Sin embargo, las
investigaciones no son concluyentes en relación a la
probabilidad de que la unión conyugal se disuelva o
continúe (Seligman & Darling, 2009).
Las madres que deben afrontar la discapacidad
intelectual de sus hijos sin una pareja han de hacer
frente a una doble realidad: la discapacidad del hijo
y el hecho de no contar con el apoyo de una pareja.
Así, las madres solas (solteras o sin pareja) con la
responsabilidad de un niño con síndrome de Down
eran más propensas a tener peor calidad de vida;
lo cual podría estar relacionado con las diversas
preocupaciones y demandas de atención de sus hijos,
lo que se suma a sus otras preocupaciones como
madres solteras (Geok, et al., 2013). Existe una baja
salud mental en la maternidad cuando se asume
en solitario (McConkey, et al., 2008) y el estrés es
más elevado (Norizan & Shamsuddin, 2010; Resch,
et al., 2010). Las cuidadoras solitarias dan énfasis
al afrontamiento cognitivo, y como resultado, sus
repertorios de afrontamiento se expanden y cambian
a maneras funcionales (Grant & Whittell, 2000).
Sin duda, la experiencia es emocionalmente difícil.
Persisten los juicios negativos en torno al discurso de
la maternidad y la discapacidad y algunas recurren
al aislamiento social (Safe, et al., 2012). Otras se
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Volumen 12, Número 31, Septiembre-Diciembre 2019, pp. 140 - 153
vinculan a apoyos externos, la familia, los amigos
y los servicios sociales, y sienten mayor bienestar a
largo plazo (Kim, et al., 2003; Glidden & Natcher,
2009).
En un estudio de Brown (2013), se describe
el impacto en las madres al recibir el diagnóstico
inicial como un estado de shock y duda (expectativa
de un niño sano frente a la realidad de su niño
con una discapacidad), y luego la sensación de
entumecimiento emocional, que se complica por
la situación nanciera, la oferta de servicios, y la
distancia geográca. Todo ello limita el acceso a
la información y los recursos, y la suma de estas
variables incrementa la frustración y el enojo con los
pronósticos negativos expuestos por los profesionales.
Aunque no todos los progenitores experimentan esta
vivencia, y, paulatinamente, se ajustan y adaptan a
su nueva situación de vida; vivir la experiencia en
soledad hace más difícil el proceso de asimilación. En
algunos estudios se ha evidenciado que las madres
optan por suprimir el dolor y se convierten en el
“ideal de super-madre” (Broberg, 2011, pp. 415).
Por otro lado, las familias con dos progenitores
que laboran y cuentan con dos ingresos económicos,
muestran mejores condiciones de vida que las
familias con un solo ingreso económico, donde el
sostén nanciero es solo la madre. La manutención
obtenida de la pareja o la satisfacción con la vida
conyugal se asocia con menos estrés por la crianza
y el cuidado de los niños con discapacidad (White
& Hastings, 2004). Tener un compañero en casa
proporciona apoyo emocional para afrontar el estrés
(Dyches, et al., 2016).
Al tomar en cuenta los trabajos citados
anteriormente, en este estudio se plantean
cuatro objetivos que pretenden explorar si hay
diferencias en las estrategias de afrontamiento y
las dimensiones familiares cuando las madres de
niños con discapacidad cuentan o no con una pareja,
dado que, vivir la experiencia de tener un hijo con
discapacidad sin contar con una pareja incrementa
las dicultades y se puede traducir en el uso de
afrontamientos diferentes y afectar a la dinámica
familiar y especialmente a la satisfacción familiar.
Por otro lado, dado que los padres suelen estar
menos presentes en las investigaciones, se pretende
analizar cómo perciben a su familia y qué estrategias
de afrontamiento emplean los padres varones de
niños con discapacidad intelectual comparados con
sus parejas femeninas. Concretando, los objetivos
son:
Analizar las diferencias entre las madres de
niños con discapacidad que tienen o no pareja en su
percepción de la cohesión y la adaptabilidad familiar
y su satisfacción familiar.
Analizar las diferencias en las estrategias de
afrontamiento utilizadas por las madres de niños con
discapacidad según tengan o no una pareja.
Relacionar las variables familiares, cohesión y
adaptabilidad, y las estrategias de afrontamiento, con
la satisfacción familiar de las madres diferenciando
si tienen o no pareja.
Comparar la satisfacción familiar y las estrategias
de afrontamiento de madres y padres.
II. MATERIALES Y MÉTODO
Los participantes fueron 18 mujeres que tenían
pareja, sus parejas (n = 18) y 23 mujeres sin pareja
(o madres solas). Todos los participantes eran
ecuatorianos y tenían un hijo con discapacidad
intelectual: 19 niñas (46.3%) y 22 niños (53.7%). Las
edades de los hijos e hijas estaban comprendidas
entre los diez meses y los 5 años y 9 meses (media de
edad = 3.6 años, DE = 16.66).
La edad de las madres con pareja uctuaba entre
los 22 y los 42 años (media = 28.50 años, DE = 5.78).
Las madres habían cursado estudios secundarios en
su mayoría (n = 12), estudios universitarios (n = 3),
estudios primarios (n = 2) y una no tenía estudios.
Principalmente se ocupaban de las labores del hogar
(n = 13) y cinco trabajaban, dos de ellas por cuenta
ajena y tres por cuenta propia. Sus cónyuges tenían
edades entre 24 y 54 años (media = 37.67 años,
DE = 9.71). Los padres habían cursado estudios
secundarios en un 55.6%, estudios primarios en un
27.8% y nalmente estudios universitarios en un
16.7%. Todos trabajaban por cuenta ajena (n = 10) o
cuenta propia (n = 8).
145
Villavicencio y López. Funcionamiento familiar y estrategias de afrontamiento de madres y padres.
En los hogares monoparentales, la edad de las
madres oscilaba entre los 21 y los 58 años (media =
34.54 años, DE = 8.76). Las madres poseían estudios
secundarios en su mayoría (n = 11), seguidas por las
que tenían estudios universitarios (n = 9) y primarios
(n = 3). La mayoría se ocupaban de las labores del
hogar (n = 13); sin embargo, diez trabajaban, seis
por cuenta ajena y cuatro por cuenta propia. Su
condición de no tener pareja se distribuía así:
divorciadas o separadas (n = 12), solteras (n = 9) y
viudas (n = 2); sin embargo, la mayoría no vivían
solas, habitaban con las familias de los niños por
línea materna (78.3%) y un menor porcentaje vivía
sin otros familiares 21.7%.
Los 41 niños recibían rehabilitación y estimulación
temprana en los servicios de las unidades educativas
especializadas (70.7%), el resto (29.3%) integraban
los servicios de educación informal y orientación del
Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES).
No hubo diferencias signicativas entre ambas
sub-muestras de madres con y sin pareja en el tiempo
desde el diagnóstico de los hijos ni en la edad de los
mismos. Tampoco se encontraron diferencias en la
ocupación de las madres con y sin pareja, no obstante,
se hallaron en el nivel de estudios, χ
²
(2) = 0.57, p
=.00. Más madres universitarias estaban solas, y más
madres de estudios primarios tenían una pareja.
En este estudio se aplicaron tres escalas para
evaluar las variables familiares y un cuestionario
para evaluar las estrategias de afrontamiento.
Se empleó la Escala de Evaluación de la
adaptabilidad y cohesión familiar (Family
Adaptability and Cohesion Evaluation Scale, II 20,
Martínez-Pampliega, 2008). La escala contiene 10
ítems que valoran el grado de cohesión y 10 ítems que
valoran la adaptabilidad de la familia. La cohesión
se entiende como la alianza entre los integrantes
familiares y el nivel de autonomía en la interacción,
por ejemplo, “los miembros de mi familia se sienten
muy cercanos unos a otros. La adaptabilidad es
la exibilidad para el cambio de roles y reglas, por
ejemplo, “cuando surgen problemas, negociamos
para encontrar una solución”. Los 20 ítems se
responden con una escala tipo Likert de cinco puntos
con valores desde 1 (nunca o casi nunca) a 5 (casi
siempre). En su adaptación al español la abilidad
fue α = .89 para cohesión y α = .87 para adaptabilidad
(Martínez-Pampliega, 2008). En este estudio, la
abilidad de la subescala de cohesión fue α = .88 y de
la subescala de adaptabilidad fue α = .87.
Para evaluar la satisfacción familiar, se usó la
Escala de Satisfacción Familiar (Family Satisfaction
Scale versión española FSfS) (Sanz, 2008). Esta
escala contiene 10 reactivos, que evalúan la
satisfacción con el funcionamiento familiar, por
ejemplo, la capacidad de la familia para afrontar
situaciones de tensión. Se contesta usando una
escala tipo Likert de cinco puntos con valores desde 1
(muy insatisfecho) a 5 (muy satisfecho). La abilidad
en estudios previos fue de α = .92 (Sanz, 2008). La
abilidad en el presente trabajo fue α = .92.
Para evaluar el afrontamiento, se aplicó el
inventario de Afrontamiento de Moos (1993)
adaptado al español por Kirchner y Forms (2010).
La prueba consta de dos partes. En este estudio se
utilizó la segunda parte (48 ítems) que examina las
diferentes formas de enfrentarse a los problemas. Se
contesta con una escala tipo Likert de cuatro puntos
con valores que oscilan entre 0 (no, nunca) y 3 (sí,
casi siempre).
Las preguntas se agrupan en ocho estrategias:
análisis lógico (AL) (prepararse mentalmente
frente a un estresor y comprender sus efectos),
reevaluación positiva (RP) (reestructurar un suceso
de forma positiva), búsqueda de guía y apoyo (BG)
(buscar información, orientación, apoyo), solución
de problemas (SP) (solución directa del problema),
evitación cognitiva (EC) (evitar pensamientos
de la realidad de la complicación), aceptación o
resignación (AR) (aceptar el problema por no tener
solución), búsqueda de recompensa alternativa (BR)
(involucrarse en actividades sustitutivas e introducir
nuevas fuentes de satisfacción) y descarga emocional
(DE) (reducir la tensión expresada sentimientos
negativos). La consistencia interna de las escalas en
su adaptación al español osciló entre α = .83 y α =
.92 (Kirchner & Forms, 2010). La abilidad en este
estudio fue de α = .58 en AL, de α = .67 en RP, de α =
.75 en BG, de α = .73 en SP, de α = .81 en EC, de α =
146
Volumen 12, Número 31, Septiembre-Diciembre 2019, pp. 140 - 153
.41 en AR, de α = .59 en BR y de α =. 53 en DE.
En el análisis de datos se hicieron diferencias
de medias para determinar la equiparabilidad de
las submuestras (madres con pareja y sin pareja)
en cuanto a la edad de los niños y el tiempo desde
el diagnóstico. También se hicieron análisis de
diferencias de medias para comparar las dimensiones
cohesión, adaptabilidad y satisfacción familiar y al
comparar las estrategias de afrontamiento en ambas
sub-muestras de madres y al comparar a madres
con padres. Se hicieron análisis de ji cuadrado
para determinar la equiparabilidad de las muestras
en cuanto al nivel educativo y la ocupación de las
madres. Se hicieron análisis de regresión lineal
múltiple por pasos para determinar la relación
entre las estrategias de afrontamiento (variable
dependiente) y las variables familiares, cohesión,
adaptabilidad y satisfacción familiar, teniendo
en cuenta si las madres estaban solas o en pareja
(variables independientes). Todos los análisis se
realizaron con el programa estadístico SPSS 23.0. No
hubo valores perdidos.
III. RESULTADOS
Por lo que respecta al primer objetivo, que
pretendía analizar las diferencias entre las madres de
niños con discapacidad que tenían o no pareja en la
cohesión, la adaptabilidad y la satisfacción familiar,
los resultados del análisis de diferencias de medias
indicó que no había diferencias estadísticamente
signicativas, p > .10.
En cuanto al segundo objetivo, que buscaba
analizar las diferencias entre las madres de niños
con discapacidad que tenían o no pareja en sus
estrategias de afrontamiento, los resultados fueron
signicativos para las estrategias Análisis lógico,
Reevaluación positiva, Evitación cognitiva, Búsqueda
de Recompensas alternativas y Descarga Emocional,
con un tamaño del efecto grande para las tres
primeras y medio para las dos últimas (ver Tabla 1).
Los datos indicaron que las madres que tenían pareja
hacían un uso signicativamente mayor del análisis
lógico, la reevaluación positiva y la búsqueda de
recompensas alternativas. Por su parte, las madres
que no tenían pareja hacían un uso mayor de la
evitación cognitiva y la descarga emocional.
147
Villavicencio y López. Funcionamiento familiar y estrategias de afrontamiento de madres y padres.
En cuanto al tercer objetivo, analizar la relación
entre las dimensiones familiares y las estrategias
de afrontamiento diferenciando entre las madres
que estaban solas o en pareja (ver Tabla 2), los
análisis de regresión múltiple por pasos indicaron la
existencia de relaciones signicativas con todas las
estrategias de afrontamiento menos con aceptación/
resignación y descarga emocional. El tener o no
pareja fue la variable que más ocasiones se identicó
como signicativa en los análisis. Las madres con
pareja usaban más el análisis lógico, la reevaluación
Por lo que respecta al cuarto objetivo, los análisis
indicaron que no había diferencias estadísticamente
signicativas en la satisfacción familiar de los padres
y las madres de niños con discapacidad, p > .10. Por
lo que respecta a las estrategias de afrontamiento,
tampoco se hallaron diferencias estadísticamente
signicativas entre los padres y las madres, menos
en descarga emocional t(17) = 2.20, p = .04, de
modo que las madres recurrían más a la descarga
emocional, media = 6.94 (DE = 2.75) que los padres,
media = 4.89 (DE = 3.30), con un tamaño del efecto
medio, d de Cohen = 0.67.
IV. CONCLUSIONES
La crianza de hijos con discapacidad crea eventos
complejos en la vida familiar, y a su vez marca
positiva y la búsqueda de recompensa, mientras
las madres sin pareja usaban más la evitación.
Además de esta dimensión (tener o no pareja), la
cohesión y la satisfacción también se relacionaron
signicativamente con algunas estrategias de
afrontamiento, pero no así la adaptabilidad. Las
relaciones fueron signicativas y positivas entre
la satisfacción familiar y la reevaluación positiva y
la solución de problemas. La cohesión se relacionó
signicativamente y de modo positivo con la
búsqueda de guía.
procesos en la adaptación a la nueva situación del
hogar (Ramírez & Rodríguez, 2014), sin embargo,
es esperable que las dimensiones familiares, ante
un mismo hecho objetivo como la discapacidad
intelectual de un hijo, sean diferentes cuando las
madres cuentan con una pareja con respecto a
las madres que no tienen pareja. No obstante, los
resultados de este estudio indicaron que no había
diferencias signicativas ni en la cohesión, ni la
adaptabilidad o la satisfacción familiar según las
madres tuviesen o no pareja. Como han señalado
otros autores, las familias latinas tienen fuertes
vínculos de parentesco (Coll & García, 1995) y, en
efecto, las madres sin pareja de este estudio vivían
en su mayoría con las abuelas de sus hijos con
discapacidad, lo que podría explicar esta ausencia
148
Volumen 12, Número 31, Septiembre-Diciembre 2019, pp. 140 - 153
de diferencias en las dimensiones familiares. Las
diferencias se dieron, no obstante, en el análisis
de las dimensiones individuales de afrontamiento,
poniendo de maniesto que las madres con pareja
parecían hacer uso de estrategias más proactivas
y centradas en el problema, lo cual se contradice
con los resultados de Grant y Whittell (2000) que
indicaban que las cuidadoras solitarias daban énfasis
al afrontamiento cognitivo.
Por otro lado, las dimensiones familiares se
relacionaron con las estrategias de afrontamiento,
de modo que, cuanto más satisfechas estaban las
madres con su vida familiar, más estrategias de
afrontamiento centradas en el problema utilizaban.
Por su parte, la cohesión se relacionó con el uso
de estrategias de evitación en las que son los otros
los que guían a la madre. Tal y como se señaló
anteriormente, buscar apoyo social y emocional para
los latinos es un recurso importante para enfrentarse
a la discapacidad debido a que suelen mantener
fuertes lazos de parentesco (Coll & García, 1995).
Al comparar a las madres y los padres, los datos
indicaron que no había diferencias en su satisfacción
familiar ni en la mayoría de las estrategias de
afrontamiento, menos en la descarga emocional.
Los padres usaban signicativamente menos esta
estrategia que las madres. Aunque, como se vio, las
madres con pareja usaban signicativamente menos
esta estrategia que las madres sin pareja. Por tanto,
estos datos indican una gradación de mayor a menor
uso de la descarga emocional, desde las madres solas,
pasando por las que tienen pareja y terminando en
los padres varones. La descarga emocional se pone
en marcha ante la percepción de una fuerte amenaza
para sí mismo o los seres queridos (Folkman et
al., 1986a) y busca reducir la tensión mediante la
expresión de sentimientos negativos (Mikluic &
Crespi, 2008). Podemos suponer que las madres solas
sienten una fuerte amenaza y responden recurriendo
a una mayor descarga emocional. Lo más inquietante
es que, según la bibliografía, esta estrategia conduce
a un peor ajuste psicológico (Folkman, et al., 1986b).
Dado que no se han analizado dimensiones de
bienestar de las madres y los padres, no podemos
determinar si el uso de diferentes estrategias de
afrontamiento se relaciona con mayor o menor
bienestar en los padres y en las madres que tienen
pareja y en las que no la tienen o en aquellas que
están más satisfechas con su vida familiar o viven
en familias más o menos cohesionadas. Además
de esta restricción, otra limitación del estudio es el
tamaño de la muestra, que no ha permitido realizar
comparaciones entre las madres que estaban sin
pareja y no vivían solas por estar acompañadas por
otros familiares adultos, y aquellas que sí lo estaban.
Tampoco se ha podido contar con una muestra mayor
de padres.
La posibilidad de futuras líneas de investigación
está relacionada con ampliar la muestra y con diseñar
estudios que visualicen las estrategias individuales
de afrontamiento y las dimensiones familiares para
predecir el bienestar personal y familiar, y cómo estas
dimensiones se relacionan longitudinalmente con las
mejoras de los niños y niñas con discapacidad. Las
implicaciones para la intervención y la práctica clínica
tienen que ver con plantearse la implantación de la
evaluación de los recursos individuales (por ejemplo,
las estrategias de afrontamiento) y familiares (por
ejemplo, si se cuenta con pareja o familia extensa,
o los niveles de cohesión o satisfacción familiar) de
que disponen los progenitores cuando se realiza el
diagnóstico de discapacidad intelectual de sus hijos,
prestando especial atención a las madres que están
solas para tratar de fortalecer unas redes informales
y formales, que puedan favorecer el afrontamiento
de la situación de discapacidad de sus hijos. Otra
implicación es la reivindicación de incluir a los
padres varones en la intervención y la práctica clínica
(Zanoni, Warburton, Bussey, & McMaugh, 2013),
tanto de modo general como en el ámbito que nos
ocupa centrado en la discapacidad intelectual.
Finalmente, otra implicación para la intervención
tiene que ver con utilizar las dimensiones analizadas
en este estudio para evaluar la ecacia a corto y
largo plazo de los programas orientados a promover
estrategias de afrontamiento centradas en el
problema u otros programas de atención a familias de
niños con discapacidad intelectual desde el momento
del diagnóstico.
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Agradecimientos
Se agradece a las madres y padres de familia que
participaron en este estudio, y especialmente a sus
hijos e hijas menores de seis años.