Volumen 8, Nº 14, junio - noviembre 2024, pp. 20-27  
					INTRODUCCIÓN  
					obedece a síntomas respiratorios, ya que  
					pacientes que cursan con infección grave  
					han presentado compromiso cardiovascular  
					Enfermedad cardiovascular se denomina al  
					grupo de desórdenes del corazón y vasos  
					sanguíneos, que en el mundo representan la  
					principal causas de morbilidad y mortalidad.  
					Según la Organización Mundial de la Salud  
					(OMS), de 36.000.000 de muertes en 2008,  
					el 80% se debió a esta afección en países de  
					ingresos bajos, en 2015 causó 17,7 millones  
					de muertes y para el 2030 se proyecta  
					23,3 millones de defunciones, a raíz de  
					desencadenar complicaciones graves, como:  
					el paro cardíaco, infarto de miocardio y  
					accidente cerebro vascular (1-3).  
					En el continente Americano, Estados Unidos  
					y Canadá reportan descenso en la mortalidad  
					por enfermedad isquémica del corazón,  
					ya que en 1990 de 226 muertes por cada  
					100.000 habitantes disminuyó a 120 en al  
					año 2010. Sin embargo, en Latinoamérica,  
					en países como: Venezuela, Colombia, Chile,  
					Paraguay, Brasil, Bolivia, esta enfermedad  
					isquémica, continúa como primera causa de  
					muerte. Ecuador no es la excepción ya que  
					en 2016 mujeres y hombres concentraron  
					entre el 9% y 10% de muertes por esta causa  
					respectivamente (4).  
					La parada cardíaca, se considera de interés  
					en la salud pública, ya que casi el 80% de  
					eventos se presenta fuera del ambiente  
					hospitalario, y cuya causa en los adultos es  
					una coronariopatía conocida o no. De estos,  
					el 60% son presenciados por: trabajadores,  
					choferes, profesores, peatones, y menos del  
					30% son asistidos por la población en general  
					(3)(5)(6).  
					En tiempos previos a la pandemia por la  
					COVID-19, Europa reportó 375.000 eventos  
					de parada cardiorrespiratoria al año, y España  
					alrededor de 25.000, por cada 100.000  
					habitantes China y Francia reportaron 41,3%  
					y 32,1% casos respectivamente, mientras  
					que en los Estados Unidos fueron de 70 a  
					155 por la misma cantidad de habitantes, y  
					en Latinoamérica las cifras son desconocidas  
					(7)(8).  
					agudo,  
					y
					la evidencia demuestra que  
					individuos con este antecedente, representan  
					el grupo de mayor riesgo en morbilidad y  
					mortalidad, constituyendo un problema  
					a nivel mundial, por aumento de la tasa de  
					paro cardiaco (PC), así, en Paris la incidencia  
					aumentó al doble, en New York se triplicó, y  
					algo similar se reportó el norte de Italia (5-6)  
					(10-11).  
					Con lo expuesto, se observa incremento de  
					eventos de paro cardíaco extra hospitalario,  
					sobre todo a nivel del hogar, con un aumento  
					del 2% al 8%, evidenciando menos maniobras  
					de reanimación cardiopulmonar (RCP) por  
					espectadores. Al ser una patología tiempo  
					dependiente, la posibilidad de sobrevivir  
					disminuye un 10% por cada minuto sin  
					reanimación, así, el periodo pandémico se  
					acompaña de reducción en la supervivencia  
					ya que la proporción de pacientes que se  
					sometieron a reanimación cardiopulmonar  
					y admitidos vivos en un hospital disminuyó  
					del 22,8% al 12,8% (9)(12)(13). En países  
					donde han implementado políticas de  
					reanimación cardiopulmonar básica, con  
					espacios cardioprotegidos, y desfibrilador  
					externo (DEA) en lugares estratégicos, la  
					supervivencia extra hospitalaria expresa  
					un acenso valorado desde 2015 con un 5,7  
					% hasta 2012 con 8,3%, a nivel de España y  
					Europa la supervivencia es de 10,1 % y 10,7  
					% respectivamente, y a nivel global no supera  
					el 8%, esto puede mejorar con reanimación  
					cardiopulmonar y desfibrilación precoz (14-  
					16). Sin embargo, a pesar de la evidencia  
					sustentada en RCP a personas con paro  
					cardíaco, en 2015 menos del 40% victimas  
					en ambiente extra hospitalario recibieron  
					maniobras de reanimación (16). Con el fin  
					de disminuir las secuelas neurológicas, o  
					muerte de la víctima, el paso más importante  
					tras identificado el evento es ejecutar  
					maniobras de reanimación a través de aplicar  
					la cadena de supervivencia, para lo cual es  
					La crisis sanitaria por COVID-19, no sólo  
					21  
					Álvarez et al. Nivel de conocimiento en reanimación cardiopulmonar.