Volumen. 2, Nº 2, Junio – Noviembre 2018
Tinitana-Ortega et al. Polifarmacia en pacientes adultos mayores
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Volumen. 2, Nº 3, Diciembre 2018 – Mayo 2019
INTRODUCCIÓN
La Organización Mundial de la Salud (OMS)
ha descrito que más de la mitad de los
medicamentos se prescriben, dispensan
o comercializan de manera inapropiada.
Esto genera un uso excesivo, insuficiente o
indebido de medicamentos de venta libre o
de venta bajo prescripción médica (1). Desde
la década del 90 se ha revelado que cada
día más personas podrían morir anualmente
como causa de un error médico, lo cual ha
provocado que los sistemas de salud diseñen
modelos de comportamiento encaminados a
la seguridad de los pacientes atendidos en las
instituciones, no obstante, cada día continúan
los problemas fundamentalmente con la
manipulación e interacción de medicamentos
(2). De esta forma la polifarmacia es
considerada como un verdadero problema
para la salud pública, por el elevado costo
directo e indirecto generado a los sistemas
de salud. La presencia de la polifarmacia a
nivel mundial y los medicamentos modernos
han cambiado la forma de tratar y combatir
las enfermedades. Sinembargo, pese a todas
las ventajas que ofrecen, cada vez hay más
pruebas de que las reacciones adversas a los
fármacos son una causa frecuente, aunque
a menudo prevenible (3). La farmacoterapia
en la tercera edad abre un gran capítulo
en la medicina moderna, constituyendo la
polifarmacia o polifarmacoterapia uno de los
llamados problemas capitales de la geriatría
(4). La OMS define a la polifarmacia como
el uso simultáneo de más de tres fármacos
(5) prescritos o no; se ha constituido junto
con el delirio, las demencias, las caídas, la
inmovilidad y la incontinencia en uno de
los grandes retos a la geriatría de nuestros
tiempos (4).
El anciano es un gran consumidor de
medicamentos, debido a que es propenso
a de múltiples enfermedades crónicas y de
un manejo inadecuado del tratamiento,
esto último está dado debido a que los
ancianos frecuentemente pretenden que los
síntomas propios del envejecimiento o de las
enfermedades asociadas a este sean tratados
farmacológicamente, cediendo el facultativo,
casi siempre, a estas expectativas (6).
La prevalencia de la polifarmacia a nivel
mundial varía entre el 5 y el 78%. Hay
estudios que documentan una prevalencia
del 57% en EE.UU. y del 51% en Europa. En
México, la prevalencia de la polifarmacia del
adulto mayor en el momento de su ingreso
hospitalario varía, dependiendo del centro y
el nivel de atención, entre el 55 y el 65% (7).
Los pacientes adultos mayores tienen tres
características principales que lo diferencian
de otros grupos etáreos: polipatología,
polifarmacia y cambios fisiológicos
relacionados con el envejecimiento, que
alteran la farmacocinética y farmacodinámica
de los medicamentos (8). Los pacientes
geriátricos han sido blanco de la polifarmacia
y de la prescripción inapropiada de
medicamentos, y como consecuencia de
ello, de mala adherencia a los esquemas
terapéuticos, deterioro en la calidad de vida,
cascadas de prescripción y en general mayor
morbimortalidad (9).
Se ha tornado tan importante en la salud
del paciente adulto mayor; que la geriatría
como subespecialidad médica, determina
que la polifarmacia, junto a la iatrogenia
a fármacos, como uno de los grandes
síndromes geriátricos, probablemente
porque la polifarmacia como entidad
clínica se comporta como un simulador de
enfermedad generando síntomas sugerentes
de cualquier estado patológico (10).
La polifarmacia representa un riesgo para
la salud, sobre todo en las personas adultas
mayores, ya que con el envejecimiento; la
difusión, distribución y particularmente la
eliminación de los medicamentos disminuye
(11). Los cambios fisiológicos asociados al
envejecimiento producen modificaciones
de la farmacocinética y estados de especial
susceptibilidad del adulto mayor a presentar
reacciones adversas e interacciones
medicamentosas (12).
Si bien la normativa ecuatoriana vigente