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ASIMETRÍAS DE PODER Y VIOLENCIA INTRAFAMILIAR EN LA PROVINCIA DE EL ORO
Ullauri Carrión Marcia Galina
1
; Quinche Labanda Darwin Jeovanny
2
; Gordillo Quizhpe Iván
3
(Recibido en noviembre 2019, aceptado en diciembre 2019)
1
Universidad Técnica de Machala, Machala – Ecuador, https://orcid.org/0000-0002-7080-5969.
2
Universidad Técnica de
Machala, https://orcid.org/00003-0660-4748.
3
Universidad Técnica de Machala, https://orcid.org/0000-0001-8890-0860
1
mullauri@utmachala.edu.ec;
2
dquinche@utmachala.edu.ec;
3
igordillo@utmachala.edu.ec
Resumen: La investigación da respuesta al problema de la violencia intrafamiliar que, según la constelación
social de Ecuador, es proteica que muta de física a psíquica, de real a irreal, y vive en espacios subcutáneos,
subcomunicativos, de tal forma que se lo invisibiliza y naturalizado en diversos ámbitos sociales. El ejercicio asimétrico
del poder genera violencia en las esferas públicas y privadas, incrementándose exponencialmente en el País, en
los últimos años ha registrado 24 mil 376 denuncias por violencia intrafamiliar; los cuales, el 88% son mujeres
maltratadas (física, psicológica y sexual) y también reciben maltrato de género y un 22% de hombres son víctimas
de agresiones. En este contexto, se ha propuesto el objetivo, determinar los factores de desigualdad y dominación
que inciden en la violencia intrafamiliar del Cantón Pasaje. La metodología aplicada se basa en el enfoque mixto, y
análisis de variables a nivel exploratorio y descriptivo, a través del procesamiento y análisis de estadísticas ociales
con la aplicación de entrevistas a hogares con violencia. Los hallazgos muestran y concluyen que la violencia es un
fenómeno social multicausal complejo que se desencadena de las relaciones de poder y que responde a factores
implícitos de dependencia en las interrelaciones de pareja.
Palabras Clave: Ejercicio de poder, violencia intrafamiliar, género.
ASYMMETRIES OF POWER AND DOMESTIC VIOLENCE IN THE PROVINCE OF EL ORO
Abstract: The research responds to the problem of intrafamily violence that according to the social constellation
of Ecuador, is a protein that mutates from physics to psychic, from real to unreal, and lives in subcutaneous,
subcommunicative spaces, in such a way that it is invisible and naturalized in various social elds. The asymmetric
exercise of power, generates violence in public and private spheres, increasing exponentially in the country. In recent
years 24,376 complaints of intrafamily violence have been recorded; 88% of which are battered women (physical,
psychological and sexual) and also receive gender abuse and 22% victims of aggression of men are. In this context,
the objective was to, to determine the factors of inequality and domination that affect the intrafamily violence in
the Canton of Pasaje. The methodology applied is based on a mixed approach, and an analysis of variables at
the exploratory and descriptive level, through the processing and analysis of ofcial statistics with the application
of interviews in household where violence has been present. The ndings show and conclude that violence is a
complex, multi-causal social phenomenon that is unleashed from power relations and that responds to implicit factors
of dependence on relationships among a couple.
Keyword: Power exercise, intrafamily violence, gender.
REVISTA PSICOLOGÍA UNEMI
Volumen 4, N° 006, enero a junio 2020. pp. 52 - 63.
Marcia Ullauri Carrión, asimetrías de poder y violencia
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INTRODUCCIÓN
La relación del género masculino y femenino ha
estado regida de forma asimétrica desde hace siglos,
marcando un fuerte dominio del hombre, relegando un
papel inferior y de debilidad a las mujeres. El poder
adquirido de forma “natural” por ser el más “fuerte”
ha fomentado una oleada de violencia contra el sexo
“frágil”.
No es novedad que en los medios de comunicación se
encuentren noticias acerca de la violencia intrafamiliar,
mujeres violentadas de diferentes formas por su pareja,
siendo el desenlace más fatídico, muchas de las veces
la muerte. Estos acontecimientos repercuten y permiten
concienciar en la sociedad, aun así, la disparidad
continua y va en aumento, aunque las medidas de
previsión y corrección se ejecutan, el sistema a nuestro
alrededor tiene un punto de vista distópico acerca de
generar equidad entre hombres y mujeres (Carrasco,
2004).
En América Latina esta problemática al igual que en el
resto del mundo es muy conocida, no se puede negar
su fuerte presencia en esta región, por este motivo
desde hace más de una década la Comisión Económica
para América Latina y el Caribe (CEPAL) ha realizado
diagnósticos en el territorio latinoamericano referente a
este tema, con el objetivo de remarcar la deciencias
de las políticas públicas, la protección frente a la cultura
machista de los países latinoamericanos (Alméras &
Calderón , 2012).
Aunque existen grandes avances respecto a la
erradicación de la violencia intrafamiliar y el dominio
ejercido dentro de las relaciones de pareja que insistan
a este accionar, todavía las mujeres ven muchas de
estas actitudes violentes como algo natural, enseñado
desde temprana edad, esta es una de las razones por
la que no acuden a pedir ayuda, porque tienen temor a
la burla y falta de compasión que puedan recibir dentro
de los servicios públicos o privados proporcionados por
el Estado e incluso muchas de las víctimas no saben ni
dónde acudir (Guedes, García-Moreno, & Bott, 2014).
En Ecuador la asimetría de poder tiene un gran
peso sobre toda la región, sobre todo al ser un
país pluricultural, en ciertos contextos culturales la
violencia intrafamiliar se encuentra muy arraigada en
caso de mujeres que pertenecen a las comunidades
indígenas y afrodescendientes, además las clases
sociales, son otro foco de violencia intrafamiliar, debido
a la subordinación económica impide vencer estas
situaciones (Maira, 1999).
De acuerdo a lo previamente escrito, la investigación
abarca las relaciones asimétricas de poder como
generador de la violencia intrafamiliar, además de la
violencia per se, destacando como argumentos de base
la inuencia del campo educativo-cultural que presenta
el Ecuador en surgimiento y prevalencia de poder
sobre la mujer. El presente artículo se ha propuesto
el objetivo, determinar los factores de desigualdad
y dominación que inciden en la violencia intrafamiliar
del Cantón Pasaje, la metodología aplicada se basa
en el enfoque mixto, y análisis de variables a nivel
exploratorio y descriptivo, a través del procesamiento
y análisis de estadísticas ociales con la aplicación de
entrevistas a hogares con violencia.
METODOLOGÍA
El proceso de investigación, la dimensión estratégica
ha sido clave en la planicación del método cientíco y
el manejo metodológico, en la solución del problema y
pregunta de investigación que permita transitar del nivel
teórico y al empírico y viceversa. Así, la metodología
aplicada en la investigación de las asimetrías de poder
y violencia, está vinculada al análisis multivariado,
con el manejo de variables, y haciendo uso de los
enfoques y herramientas de investigación mixta que
corresponden a los métodos cuantitativo y cualitativo de
las ciencias sociales; la primera, se fundamenta de los
“planteamientos acotados, la medición de fenómenos,
la utilización de la estadística y la prueba de hipótesis y
teorías; mientras que el cualitativo toma los elementos
de carácter “deductivo, la secuencialidad, la probación
y el análisis de la realidad objetiva” (Sampieri,
Fernández , & Baptista , 2014). Se aplicó técnicas
e instrumentos a referenciar de casos que han sido
víctimas de violencia, pese a que las fuentes de datos
se han tomado registrados por las entidades públicas
que amparan y protegen los derechos de las personas
en especial de los grupos de atención prioritaria.
Esto implica que el diseño de la investigación, es de
Volumen 4, N° 006, enero a junio 2020. pp. 52 - 63.
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tipo “no experimental”, en razón que no se manipulo
variables o la construcción de escenarios medibles, sino
más bien lo que se pretendió es observar los hechos
tal y como se presentan en su contexto real (familias) y
en un tiempo determinado que permitan analizarlas; en
este sentido, lo que se procuro es describir la asimetría
de poder a partir de un caso especíco, ejercido a través
de dos aspectos, la de-generación en violencia, y la
otra en cadena, expresada en delitos que pasa a nivel
legal e institucional. Es decir, la variable independiente
(están ocurriendo) no pueden ser manipuladas, lo
que impide inuir sobre ellas para modicarlas desde
de un proceso investigativo y cognitivo, pero si
proponer estrategias de intervención que fortalezcan la
economía popular y solidaria (en caso de intervención –
transformación). En este contexto, se tomó aspectos del
diseño bibliográco, a través de la revisión sistemática
del material documental que fundamentan y sostengan
el proceso investigativo, metodológico como de los
resultados del estudio (Palella, Morales, Cedeña, &
Gómez, 2017).
En relación a los niveles de investigación, es
básicamente de carácter “descriptivo”, porque ha
registrado, analizado e interpretado la composición
y procesos de los fenómenos o problemas, en base
a la correlación de variables, desde una perspectiva
teórica (exploratorio) y empírico, haciendo uso de datos
estadísticas básicas (Sampieri, et. al, 2014). Así mismo
se hace uso en la investigación, del “nivel explicativo”,
ya que se centró en determinar los orígenes y factores
casuísticos de un determinado conjunto de fenómenos
complejos y sensibles, como el poder y sus ejercicios
en las relaciones de familia que se desencadena
en violencia. Por tanto, el nivel descriptivo, es el de
encontrar las relaciones causa-efecto de ciertos hechos
con el objeto de conocerlos con mayor profundidad
y a la vez de ser posible proponer estrategias de
intervención.
RESULTADOS
Las relaciones de poder como factor
determinante en la violencia domestica
En la denición de poder tenemos que proviene del
latín possum; potes; potuī; posse, que signica ser
capaz, tener fuerza para algo, o lo que es lo mismo, ser
potente en lograr el dominio o posesión de un objeto
físico o concreto, o el desarrollo de tipo moral, política
o cientíca. Así el poder como verbo, se identica con
el vocablo protestas que traduce potestad, potencia,
poderío, el cual se utiliza como homólogo de facultad
que signica posibilidad, capacidad, virtud, talento. En
este sentido, él poder, recoge la idea de ser potente o
capaz pero también alude a tener inuencia, imponerse,
ser ecaz entre otras interpretaciones (Ávila, 2007a).
El poder como tal es difícil de denir algunos
autores consideran que dicha denición puede variar
dependiendo a lo que se quiere responder como por
ejemplo ¿cómo se distribuye? o ¿dónde se localiza?,
la unidad de análisis como la sociedad, grupos, parejas
e instituciones. El poder consiste en la relación
de tres elementos, Merlín (2009) citado por Mariño
(2014) la persona que soporta el poder, seguido de las
circunstancias que suceden por ejercer el poder, y el
tercer elemento seria la resistencia, que “se relaciona
con el deseo de reconocimiento en los vínculos
interpersonales” (Etkin & Schvarstein, 2000, p. 190).
Según Turner (citado en Morales, 2007) establece los
siguientes procesos del poder:
Persuasión: Este proceso se basa en la inuencia
ejercida por uno de los miembros en el grupo quién
posee capacidad persuasiva para alcanzar variaciones
en lo que respecta a los consensos y la identidad que
adquiera.
Autoridad: característica de un miembro que
consiste en controlar a aquellas personas que son parte
de un grupo que se encuentra en constante interacción
bajo una regularidad y estructura que comparte sentido
de identidad ya que consideran adecuado la persuasión
en determinados temas.
Coacción: este proceso indica el control establecido
en otras personas sin consentimiento lo que involucra
ir en contra de sus deseos e intereses, manipulando
de este modo su conducta a través de elementos
alternativos por no poder realizarlo de forma directa.
Las modalidades del poder que abarcan a la sociedad
en su conjunto: patriarcado, dominación de clase,
hegemonía, todos son conceptos o nociones que
reeren a un poder que está inscrito en las relaciones
Marcia Ullauri Carrión, asimetrías de poder y violencia
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sociales cotidianas entre las personas (Geertz, 2003).
Por lo que las mencionadas relaciones sociales inuyen
en el comportamiento del individuo e inducen a que
este quiera ostentar el poder. Existen dos estados de
inclinaciones: uno es el deseo de ejercer el poder sobre
los demás, el otro, la aversión a que otro ejerza el poder
sobre persona sometida (Ávila, 2007b).
A propósito del estudio social que plantea el autor
hace relación a aspectos como el patriarcado y el
matriarcado que en algún momento de la historia se
conguró la relación de poder entre el hombre y la
mujer inuenciado en su convivencia cotidiana.
Desde esta perspectiva, el poder no es algo que
se adquiera, el poder es la resultante del juego
de relaciones sociales dinámicas y no igualitarias.
Tomando el concepto de (Ávila, 2007), entendemos
el poder como el conjunto de relaciones de fuerza
presentes en un dominio dado. Esto implica entender
el poder en términos relacionales: una situación de
poder determinada es la resultante del equilibrio
(o desequilibrio) alcanzado en la relación de dos o
más personas, agentes, instituciones, con fuerzas
desiguales.
Las relaciones de poder se expresan en ciertos
dominios, y son los efectos de las desigualdades y
desequilibrios existentes en estos dominios. Se entiende
a la sexualidad y la reproducción como un dominio de
las relaciones de pareja, y las desigualdades existentes
en este dominio, como la expresión de identidades de
género culturalmente denidas.
El poder es una fuerza que se expresa, en el dominio
de la sexualidad, como una verdad que pretende
controlar el cuerpo. Considerando la desigualdad entre
los géneros, se podría decir que lo que se pretende
controlar es el cuerpo de la mujer. Desde la mujer
puede haber resistencia, incluso puede haber poder
sobre ciertas áreas. Por otra parte, el poder no sólo se
impone, sino que produce verdad, en otros términos,
produce una cierta manera de ver el mundo, una
determinada mentalidad, que hace que se produzca y
se reproduzca una determinada relación de poder.
El poder en el sentido relacional, implica la capacidad
de los actores para conseguir ciertos resultados cuando
la realización de tales resultados depende de la acción
de otros. Por tanto, el poder en la interacción puede
ser entendido, entonces, como la facilidad que dan
los participantes para que se movilicen los elementos
de producción de tal interacción, inuenciando así su
curso. Esta relación entre los actores con capacidad
desigual, porque movilizan recursos (simbólicos) que los
sitúan en posiciones desiguales, puede ser entendida
como una relación de autonomía/dependencia. Las
relaciones de poder entre parejas existen diferentes
procesos socioeconómicos enfocado en las actividades
domésticas donde hay desigualdad especialmente en
la mujer (Piedra, 2016)
El poder/empoderamiento de las mujeres desde esta
perspectiva debe entenderse como proceso, ya que
nunca es un hecho logrado, sino que se juega en cada
encuentro sexual, en los cuales se ponen en juego
las presiones antes expuestas y la vulnerabilidad
de la mujer. Se distinguen, entonces, tres tipos de
empoderamiento: uno intelectual, que se expresa en
los conocimientos, las expectativas e intenciones; uno
experiencial, que se expresa en las prácticas sexuales;
y uno en transición, que se reere al hecho que la
mujer puede controlar algunos encuentros sexuales en
algunas situaciones o con algunas parejas sexuales,
pero no en otras situaciones o con sucesivas parejas
(Valdés, Gysling, & Benavente, 1999).
En denitiva, la relación de poder en la sexualidad y
la reproducción la entendemos como la resultante de
las diversas relaciones de fuerza que se dan en el
dominio de la vida sexual y reproductiva de una pareja.
Estas relaciones pueden ser más jerárquicas o más
igualitarias. Serán más jerárquicas cuando el principio
dominante sea la imposición de uno de los miembros
de la pareja sobre los cursos de acción a seguir; es
dable esperar que este sea mayormente el hombre.
Será más igualitaria cuando los cursos de acción se
denan en conjunto, negociando y participando como
pares equivalentes. Es decir que estén en igualdad de
condiciones en la toma de decisiones sobre su vida
sexual y reproductiva y que las relaciones sexuales no
sean producto de la violencia.
Según el libro de Valdés et al., (1999) las dimensiones
que se considera como indicadores para el tipo de
relación de poder en el ámbito de la sexualidad y la
Volumen 4, N° 006, enero a junio 2020. pp. 52 - 63.
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reproducción, son las siguientes: la experiencia de
relaciones sexuales prematrimoniales; la satisfacción
en las relaciones sexuales; la motivación para las
relaciones sexuales; la iniciativa en la vida sexual; las
presiones en este ámbito; la planicación de los hijos;
y la anticoncepción.
Para caracterizar el tipo de relación de poder en la pareja
en general, se considera las siguientes dimensiones: la
administración de los ingresos; la decisión relativa al
lugar de residencia; las decisiones sobre inversiones
menores; la participación del hombre en las tareas
domésticas; las áreas de participación del hombre en
la rutina doméstica; el clima emocional de la pareja; la
comunicación; la resolución de conictos; y el rol del
trabajo femenino en la relación.
Todas estas características de las relaciones de poder
evidencian la subordinación que existe entre hombre
y mujer en el momento de las tomas de decisiones,
por lo que de alguna manera se considera que en la
mayoría de los casos el hombre es quien toma las
decisiones importantes en su hogar, sin que exista la
posibilidad que la toma de decisiones sea de la pareja
en su conjunto.
La violencia
Cuando se menciona el término violencia se da un
sinfín de posibilidades a su denición debido a que
esta palabra cambia su signicado o se modica según
desde la perspectiva de la comunidad o población
que la aborda, inuyendo en ella los códigos morales,
principios, valores, leyes y entre otros factores inmersos
dentro de esta colectividad. Pero se debe tener claro el
concepto de violencia y además una violencia contra
la mujer se da en todos los status de la sociedad,
vulnerando los derechos que tiene como ser humano
(Quispe, y otros, 2018)
La violencia se considera un fenómeno social, es decir
una expresión determinada por acciones escritas,
verbales o gestuales denominadas como agresivas
en un contexto, cuyas variables emergen de una
asimetría de poder que se encuentra vinculada a sexo,
edad, raza, cultura, orientación sexual, religión. En
este sentido, surge el interés de denir a la agresión,
la cual comprende a la acción cuyo objetivo es
lastimar a una persona, ya sea de forma física, verbal,
relacional, alcanzando dichas acciones: maltratos,
abusos establecidos por las leyes hasta el denominado
homicidio. Según Carrasco & González (2006) existen
diferentes términos de este modo se conoce que la
agresión como un comportamiento básico y primario
que se reere a dichas conductas o actitudes violentas
de los seres humanos, es caracterizada por sus niveles:
físicos, emocionales, cognitivo y sociales, conocido
como el carácter poliformo.
La agresión es considerada como una conducta que
puede llevarse a cabo en su aprendizaje a través del
reforzamiento directo o a su vez por la observación
en medios de comunicación. En el contexto social
la agresión genera consecuencias delimitando a
un ganador y a un perdedor enfatizando así una
desigualdad entre dos individuos (Morera, 2014).
Mientras que la violencia es el uso intencional de
la fuerza física, amenazas contra uno mismo, otra
persona, un grupo o una comunidad que tiene como
consecuencia o es muy probable que tenga como
consecuencia un traumatismo, daños psicológicos,
problemas de desarrollo o la muerte” (Organización
Mundial de la Salud, 2017)
La agresión posee dos formas de llevarse a cabo según
Barrón (2007) la primera consiste en una reacción ante
la frustración siendo directa o indirecta, y la segunda que
se basa en la energía que posee el propio ser humano,
esta se asocia al manejo de dichas conductas de
acometividad que se repliegan sobre sí mismo. Según
Villaseñor & Castañeda (2003) la violencia mantiene
su origen en dos aspectos fundamentales como lo
es la invisibilización y la inuencia social, se expresa
que estos aspectos ejercen un ujo determinante en
lo que es la violencia pues de ellas se desglosa el
machismo, poligamia, falta de educación y sobre todo
una cultura de inequidad de género.La violencia es
una construcción histórica, la armación del trabajo
consistió en que la violencia es una construcción social
fruto de la justicación del poder, y la construcción de
ciertos saberes y formas jurídicas que la encubren con
la apariencia de justicia y equidad social (Carabajal,
2010)
La violencia es producto de una expresión cultivada
por la agresividad donde el objetivo principal es
Marcia Ullauri Carrión, asimetrías de poder y violencia
57
invalidar derechos del individuo desplegando una
amenaza, que produce la pérdida de dignidad de la
otra persona, a traves de ello surge en la persona que
perpetra la violencia el deseo exasperado de obtener
un dominio acerca de la realidad del otro individuo
(Hernandez Pita, 2014). La violencia inclye un deseo
ilegitimo e intencional de efectuar daños y vulneracion
de derechos a la persona que cree que es de su de
pertenencia.
Entre los Derechos de protección estipulada en el Art.
81, se dispone los ordenamientos especícos por parte
del Estado para avalar los derechos de las víctimas de
violencia:
“La ley establecerá procedimientos especiales
y expeditos para el juzgamiento y sanción de
los delitos de violencia intrafamiliar, sexual,
crímenes de odio y los que se cometan contra
niñas, niños, adolescentes, jóvenes, personas
con discapacidad, adultas mayores y personas
que, por sus particularidades, requieren una
mayor protección. Se nombrarán scales y
defensoras o defensores especializados para el
tratamiento de estas causas, de acuerdo con la
ley” (Constitución de la República del Ecuador,
2008)
En la sociedad se han evidenciado diferentes tipos
de violencia y evidencia de ello fue en el siglo XX,
siendo uno de los siglos marcado por la violencia y
una de las bases para que se lleve a cabo la misma
es la forma como está organizada la sociedad y
las desigualdades de poder, tomando en cuenta
que estos tipos de violencia son afectados en su
mayoría a grupos específicos. La OMS (2002) en su
informe mundial sobre la violencia y la salud indaga
en su origen desde un modelo ecológico que tiene
en cuenta numerosos factores biológicos, sociales,
culturales, económicos y políticos que influyen en la
violencia; modelo que consta de cuatro niveles.
Dentro de las sociedades se demuestra
comportamientos de violencia que trascienden en
las relaciones humanas, de forma que la violencia,
ya sea, social, política y económica se refleja en la
unidad familiar y de género, naturalizándola en su
entorno, aceptándola y repitiéndola automáticamente
de manera generacional (Cepal, 1996).
El primer nivel es el individual, en este son de gran
relevancia los factores biológicos y de la historia
personal que aumentan la probabilidad de que una
persona se convierta en víctima o perpetradora
de actos violentos. Entre los factores que son
posibles de medir se encuentran: las características
demográficas (edad, educación, ingresos), los
trastornos psíquicos o de personalidad, las
toxicomanías y los antecedentes de comportamientos
agresivos o de haber sufrido maltrato.
El segundo nivel es el relacional, el cual se refiere
a las relaciones con la familia, los amigos, la pareja
y los compañeros que influyen o influyeron en el
comportamiento violento, teniendo en cuenta a
tal efecto factores como el hecho de haber sufrido
castigos físicos severos durante la infancia, la falta
de afecto y de vínculos emocionales, la pertenencia a
una familia disfuncional, el tener amigos delincuentes
o los conflictos conyugales o parentales.
El tercer nivel es el comunitario, este nivel alega
que la violencia se da debido a los contextos
comunitarios en los que se desarrollan las relaciones
sociales, como las escuelas, los lugares de trabajo
y el vecindario; además este intenta identificar las
características de estos ámbitos que aumentan
el riesgo de actos violentos como por ejemplo, la
pobreza, la densidad de población, altos niveles de
movilidad de residencia, la carencia de capital social
o la existencia de tráfico de drogas en la zona.
El último y cuarto nivel es el social, que se centra
en los factores de carácter general relativos a
la estructura de la sociedad, como las normas
sociales que contribuyen a crear un clima en el que
se alienta o se inhibe la violencia, aunque también
tiene en cuenta las políticas sanitarias, económicas,
educativas y sociales que contribuyen a mantener
las desigualdades económicas o sociales entre los
grupos de la sociedad.
Además de esclarecer las causas de la violencia y
sus complejas interacciones, el modelo ecológico
indica asimismo qué es necesario hacer en los
Volumen 4, N° 006, enero a junio 2020. pp. 52 - 63.
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distintos niveles estatales y sociales para prevenir
la violencia.
“Podríamos decir que la violencia es vivida como la
ruptura de un “orden establecido”, de una armonía
preexistente, de unas condiciones de vida en las
que se realizan las expectativas de existencia de la
especie humana” (Jiménez, 2012, p.15).
Según lo mencionado la violencia resulta ser una
expresión ejercida por la agresividad donde el
objetivo principal es abolir derechos de la otra
persona ejerciendo una amenaza, que suscita la
pérdida de identidad de otro individuo, de todo
aquello surge en el individuo que efectúa la violencia
el deseo desesperado de adquirir un dominio acerca
de la situación, individuo o a su vez en el contexto
por experimentar una situación de pérdida. Según
el Consejo de la judicatura (2016) se establecen los
siguientes modelos de violencia:
Violencia estructurales
La violencia estructural radica en las jerarquías
que se establecen en el contexto ya sea por la
clase social , raza, género, y capacidades físicas,
este modelo de violencia suscita una asimetría
generacional donde en mayor porcentaje el género
masculino ejerce cierta influencia en el femenino,
este modelo surge a partir de la estratificación social
ya que la violencia no se genera de forma directa
sino más bien de manera invisible y se mantiene en
la privación de las necesidades básicas en el ser
humano lo que involucra bienestar, identidad así
como la limitación de la libertad, factores que se
encuentran establecidos en una desigualdad social.
Violencia cultural
Este tipo de violencia surge a partir del contexto
cultural donde provienen las creencias, valores y
mitos que generan una diferencia entre los individuos
en efecto se expresan excusas hacia la violencia
descrita por estereotipos culturales donde exige una
representacion pasiva frente a una activa, lo que
de una u otra forma legitimiza la violencia como una
forma de desigualdad social.
Violencia directa.
Este tipo de violencia puede generarse de forma verbal
o fisica, se describe como una forma disimulada en las
relaciones sociales ya que se encuentra justificada a
través de la violencia estructural y cultural. Siendo
en si la violencia contra las mujeres una forma de
violencia estructural, sistemática y generalizada. La
cual se ve reflejada en la sociedad patriarcal que
ha causado que la violencia se propague en mayor
grado por generaciones (Calderón Vivanco, 2015).
De la violencia se desencadena la violencia
interpersonal, la que conlleva una amplia gama de
actos y comportamientos que van desde la violencia
física, sexual y psíquica hasta las privaciones y
el abandono. Abarca desde los actos violentos
cometidos por un individuo o un pequeño grupo
de individuos, comprende la violencia juvenil, la
violencia contra la pareja, otras formas de violencia
familiar como los maltratos de niños o ancianos,
las violaciones y las agresiones sexuales por
parte de extraños, hasta la violencia en entornos
institucionales como las escuelas, los lugares
de trabajo, los hogares de ancianos o los centros
penitenciarios.
Las diferentes formas de violencia interpersonal
comparten numerosos factores de riesgo subyacentes
comunes; algunos consisten en características
psíquicas y del comportamiento, como un escaso
control de éste, una baja autoestima y trastornos de
la personalidad y la conducta. Otros están ligados a
experiencias, como la falta de lazos emocionales y
de apoyo, el contacto temprano con la violencia en el
hogar (ya sea como víctima directa o como testigo)
y las historias familiares o personales marcadas
por divorcios o separaciones. El abuso de drogas
y alcohol se asocia con frecuencia a la violencia
interpersonal, y entre los factores comunitarios y
sociales más importantes destacan, además de
la pobreza, las disparidades en los ingresos y las
desigualdades entre los sexos.
La violencia intrafamiliar o violencia doméstica
se perpetra dentro del núcleo familiar y contiene
varias expresiones en contra de los miembros de
Marcia Ullauri Carrión, asimetrías de poder y violencia
59
ella. Generalmente trata de hechos aberrantes
y dolorosos ejercidos hacia mujeres en primera
instancia, niños y adolescentes practicados por un
victimario (Mayor Walton & Salazar Pérez, 2019).
Explayando la problemática intrafamiliar, la violencia
conforma una realidad cruel, con fuertes raíces
intergeneracionales constituidas en el pasado
y afectando el presente, logrando repercutir en
relaciones de poder, sumisión y desvalorización
de los miembros de la familia. Todo ello cultivado
en actos que fungen hacia un integrante o varios
de la unidad familiar, estos pueden ser: psíquicos,
físicos, y sexuales, o los subyacentes, como; actos
de negligencia, abandono o un tipo diferente de
desatención que desencadena en derivaciones
negativas (Rodríguez Fernández, 2018).
Según el Código Orgánico Integral Penal (2014) del
Ecuador, en el apartado de delitos de violencia
contra la mujer o miembros del núcleo
familiar articulo 155 considera a la violencia
como toda acción que consista en maltrato, físico,
psicológico o sexual ejecutado por un miembro de la
familia en contra de la mujer o demás integrantes del
núcleo familiar. Así mismo en el Art. 156 particulariza
a la violencia física contra la mujer o miembros del
grupo familiar, determina que la persona que, como
manifestaciones de violencia contra la mujer o
miembros del núcleo familiar, cause lesiones, será
sancionado con la misma pena prevista para el
delito de lesiones aumentado en un tercio (Asamblea
Constituyente, 2014).
En el Art. 157 establece que la persona que,
como manifestación de violencia contra la mujer o
miembros del núcleo familiar, cause perjuicio en la
salud mental por actos de perturbación, amenaza,
manipulación, chantaje, humillación, vigilancia,
hostigamiento o control de creencias, decisiones
o acciones, será sancionado de conformidad a
los numerales del presente artículo. (Asamblea
Constituyente, 2014)
En el Art. 158 se estable que la persona que,
como manifestación de violencia contra la mujer o
miembros del núcleo familiar, se imponga a otra y la
obligue a tener relaciones sexuales u otras prácticas
análogas será sancionada con la pena prevista en
los delitos contra la integridad sexual reproductiva.
(Asamblea Constituyente, 2014)
La violencia es que abarca varios campos, y para
afrontarlo no se puede tomar una sola medida; antes
bien, como pone la OMS (2002) en manifiesto a
través de su modelo ecológico, es necesario actuar
simultáneamente en varios niveles y en múltiples
sectores de la sociedad para prevenirla. Por ejemplo:
Hacer frente a los factores de riesgo individuales y
adoptar medidas encaminadas a fomentar actitudes
y comportamientos saludables en los niños y los
jóvenes durante su desarrollo y a modificar actitudes
y comportamientos en los individuos que ya se han
vuelto violentos o corren riesgo de atentar contra sí
mismos.
En el periodo correspondiente a los meses de enero,
febrero, marzo, abril, mayo y junio del año 2018 se
encontraron un total de 130 casos en lo que respecta
a la niñez y adolescencia de la ciudad de Pasaje que
fueron presentados ante el Consejo Cantonal de
Protección de Derechos, de los cuales se ha podido
constatar que un total del 43.41% de ellos no han
sido concluidos aún, lo que resulta perjudicial para
los menores cuyos derechos se han vulnerado. En
siguientes graficas se especifica los conflictos o
delitos que presenta, si se ha tomado alguna acción
para cesar con el daño, y, lo más importante, si el
proceso ha concluido o aún se encuentra pendiente.
Volumen 4, N° 006, enero a junio 2020. pp. 52 - 63.
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Gráco 1. Conictos y delitos
De los conflictos y delitos que se han podido detectar
en el periodo antes mencionado, teniendo un
número un total de 130 casos, se evidencian delitos
sexuales (29%), un total de 39 casos; Desaparición
de menores (28%), un total de 36 casos; Violencia
intrafamiliar (14%), un total de 18 casos; Maltrato
(12%), un total de 15 casos; Trabajo infantil (7%),
un total de 9 casos; Adolescentes infractores (7%),
un total de 9 casos; Otros (3%), un total de 4 casos.
Los delitos sexuales en los menores de edad se
producen muchos de los casos por las personas
más allegadas como por ejemplo tutores, padres,
hermanos, tíos, primos y otros allegados, derivado
de esto se encuentran las desapariciones que en
algunos casos son causadas por violaciones de sus
propios parientes o conocidos las propician.
De las relaciones de poder entre la pareja en el
cual se evidencia la subordinación de la mujer
hacia el hombre, por el cual se produce la violencia
intrafamiliar que en muchos de los casos finaliza en
muertas violentas, femicidio y homicidios.
Se puede observar que la principal causa de
vulneración de derecho de los menores es el
cometimiento de delitos sexuales contra ellos, es de
decir aquellos que vulneran su integridad sexual y
reproductiva; es de suma importancia hacer mención
en lo que respecta a la desaparición, no se está
hablando de desaparición forzada sino de los casos
en los que se ha perdido comunicación total con
ellos, siendo la principal (posiblemente única) causa
de aquello el hecho de que los menores deciden
voluntariamente dejar el hogar y no comunicarse con
aquellos quienes estaban a su cargo. En la categoría
de “otros” es necesario hacer una especificación de lo
que en esta se incluye, siendo estos los casos donde
se ha visto a los menores involucrados en el tráfico
de sustancias ilícitas sujetas a fiscalización, sin
haber sido etiquetados como menores infractores, y
aquellos donde se ha demandado su tenencia, patria
potestad, y pago de pensiones alimenticias.
Marcia Ullauri Carrión, asimetrías de poder y violencia
61
Dentro de la gráfica se puede constatar que en la
mayoría de los casos, numero de 79 que constituye
el 61%, se han tomado acciones para evitar que se
siga vulnerando el derecho de los menores, y de
las personas que han sido víctimas de violencia lo
que se debe resaltar del presente grafico no son los
casos en los que ha buscado que los menores se
encuentren en mejores condiciones, sino más bien
el alto porcentaje de ellos en los cuales no se lo ha
hecho, integrando un numero de 51 casos en los
cuales los menores involucrados no han recibido
apoyo, quedan así en desamparo.
DISCUSIÓN
Fueron denunciados ante el Consejo Cantonal de
Protección de Derechos del Cantón pasaje un total
de 130 casos en sus distintas tipologías. Teniendo
un total de 18 casos de violencia intrafamiliar,
representado el 4.19% de solicitudes ciudadanas de
atención en materia penal por violencia intrafamiliar
en la provincia de El Oro en relación a los 429 casos
expuestos por la (Defensoria del pueblo del Ecuador,
2018). En cuento a los conflictos se expone un 61%
de casos que se han tomado acciones para cesar
la vulneración de derechos, esto significa que el
39% han sido casos sin resolver. En estas cifras
se percibe una evidente falta de cobertura en la
resolución de los casos de violencia intrafamiliar en
el Cantón Pasaje.
CONCLUSIONES
En función a los objetivos planteados, La
Organización Mundial de la Salud, establece que
la violencia entre las parejas está presente en
todos los estratos sociales y ésta ha permanecido
por generaciones enteras por medio de la cultura,
y donde más ha predominado y se hacho evidente
en los grupos de menores ingresos económicos.
En la relación de pareja es donde se producen los
mayores índices de violencia siendo las mujeres
las que llevan la peor parte de la vulneración a sus
derechos.
Los tipos de violencia ejercido por el hombre en
contra de las mujeres, van desde agresiones físicas
hasta las sexuales forzadas, que van de la mano con
el maltrato psicológico, intimidación, humillación,
sujeta a control lo que impiden a la mujer llevar
una vida digna y respetuosa. La violencia es un
problema social y de salud pública, investigado,
abordado y canalizado contra su estructura a nivel
global con políticas y normativas en los Estados
nacionales, que a nivel micro social, persiste en
los miembros de los hogares y familias, siendo las
Gráco 2. ¿Se han tomado acciones para cesar la vulneración?
Volumen 4, N° 006, enero a junio 2020. pp. 52 - 63.
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mujeres (cónyuges) y en especial los niños, niñas
y más personas sensibles, los vulnerables en sus
derechos y sufren sistemáticamente violencia física,
psicológica y sexual.
La ausencia de estadísticas sólidas y confiables ha
sido el principal motivo que ha limitado la explicación
de la magnitud de la violencia doméstica, pese que
las evidencias empíricas son indicadores, pero no
suficientes, en razón que se lo mantiene dentro la
esfera privada, más aún se complica en estratos
sociales, se lo oculta y no se lo hace evidente a
través de acciones legales
Se percibe que la violencia tiene una tendencia de
progresiva naturalización, como hecho común y
hasta cotidiano. La violencia intrafamiliar se da en
todos los niveles socioeconómicos, sin embargo, en
los de mayor nivel y estatus familiar, se la reserva y
se la mantiene cubierta con una aparente moralidad
y no se la denuncia por cuestiones de imagen social.
No así en los estratos medios y bajos, la violencia
en todas sus formas y manifestaciones, es más
evidente y la asumen mediante denuncias y en los
casos extremos, las víctimas de violencia concurren
a los centros de salud pública y judiciales. La
violencia puede ser ejercida por cualquier miembro
de la familia independientemente de su edad, raza,
sexo, religión pudiendo ser la víctima o el agente que
manifieste la violencia.
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