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HABILIDADES SOCIALES Y CONSUMO DE ALCOHOL EN ADOLESCENTES DE ECUADOR
Gardenia Guisella Durán Garzón
1
, Wendy Tamara Naranjo Hidalgo
2
(Recibido en julio del 2023, aceptado en octubre del 2023)
1
Psicóloga Clínica, Centro de Salud Santa Isabel Azuay-Ecuador, ORCID: https://orcid.org/0000-0001-8209-022X.
2
Magíster en Neuropsicología Clínica y Rehabilitación Neuropsicológica, Magíster en Psicología Mención Intervención,
Docente en la Pontificia Universidad Católica de Ecuador cede Ambato, y Tungurahua,
ORCID: https://orcid.org/0000-0001-8209-022X
gygydu@hotmail.com; wnaranjo@pucesa.edu.ec
Resumen: La dinámica entre las habilidades sociales y el consumo de alcohol en adolescentes ha sido de interés
en la comunidad cientíca debido a que tal consumo se da en edades tempranas durante procesos de socialización,
que conlleva una problemática de salud en Ecuador. El objetivo del estudio es analizar la relación entre las habilidades
sociales y el consumo de alcohol en adolescentes. La investigación tuvo un enfoque cuantitativo, de tipo correlacional
y diseño no experimental-transversal; se usó una muestra de 433 adolescentes de 12- 17 años de diferentes regiones,
seleccionada de forma no probabilística mediante el método bola de nieve. Se administró la Escala de Habilidades
Sociales (EHS) y el Test de Identicación de Trastornos del Consumo de Alcohol (AUDIT). Los resultados mostraron
un nivel bajo de habilidades sociales con valores similares en ambos sexos. El consumo de alcohol presentó un
riesgo bajo, sin embargo, el nivel de riesgo no recomendado predominó en las mujeres. Por último, se presentó
una relación indirecta entre habilidades sociales y consumo de alcohol. En conclusión, a pesar del bajo riesgo de
consumo de alcohol, el manejo de las habilidades sociales en los adolescentes resulta un factor protector frente al
inicio del consumo.
Palabras clave: Habilidades sociales. Consumo de alcohol. Adolescentes.
SOCIAL SKILLS AND ALCOHOL CONSUMPTION IN ADOLESCENTS FROM ECUADOR
Abstract: The dynamics between social skills and alcohol consumption in adolescents has always shown interest
from the scientic community, especially since the consumption occurs at earlier ages in socialization contexts, so this
situation becomes a health problem in Ecuador. For this reason, this study aimed to analyze the relationship between
social skills and alcohol consumption in adolescents. The research used a quantitative and correlational approach
with a non-experimental, cross-sectional design. A sample of 433 adolescents from 12 to 17 years of age from the
four regions of the country was used. This sample was selected in a non-probabilistic way, using the snowball method.
Two questionnaires were administered: the Social Skills Scale (EHS) and the Alcohol Use Disorders Identication
Test (AUDIT). The results showed a predominance in the low level of social skills and, there were similar values in
men and women. A low risk is also evidenced in alcohol consumption, however the non-recommended risk level of
alcohol use predominated in women. Finally, an indirect relationship between social skills and alcohol consumption
was presented. In conclusion, despite the low risk of alcohol consumption and the management of social skills by
adolescent’s participants, these skills seem to be an important protective factor in alcohol consumption.
Keyword: Social skills. Alcohol consumption. Teenagers.
REVISTA PSICOLOGÍA UNEMI
Volumen 8, N° 014, enero a junio 2024. pp. 52 - 64.
https://doi.org/10.29076/issn.2602-8379vol8iss14.2023pp52-64p
Gardenia Durán, habilidades sociales y consumo de alcohol
53
INTRODUCCIÓN
La adolescencia es la etapa con mayores cambios
durante el desarrollo humano porque se dinamizan
las dimensiones: física, cognitiva, emocional y
social; a partir de esta transformación se logra mayor
autonomía y adaptación social (Cacho et al., 2019).
Sin embargo, esta vicisitud conlleva una cantidad
de comportamientos de riesgo, entre los que se
destaca, principalmente, el consumo problemático
de alcohol (Leal et al., 2021; Thayer et al., 2017). Los
aspectos asociados con el inicio y mantenimiento
de este consumo son las habilidades sociales
que se adquieren del medio ambiente mientras se
transcurre esta etapa (Carmona y López, 2015; Vera
et al., 2021).
De hecho, en los últimos años se han realizado
varias investigaciones sobre habilidades sociales
y consumo de alcohol en adolescentes y jóvenes,
cuyos resultados evidencian que los sujetos
no consumidores tienen mayor capacidad para
interactuar en situaciones sociales y afrontar
exigencias colectivas (Quispe, 2017; Varela,
2010). Las dificultades en esta área permiten que
los adolescentes puedan ceder a la presión de
su ambiente social, por tanto, juegan un papel
importante como factor de protección en contra del
inicio de cualquier conducta adictiva motivada por
un fin social (Hernández et al., 2018; Rivera et al.,
2019).
El término de habilidades sociales fue estudiado por
primera vez en investigaciones sobre el desempeño
social en estudiantes en la Universidad de Oxford
en Inglaterra; sin embargo, su origen se atribuye a
Andrew Salter quien abordó de manera informal este
término mientras investigaba sobre ciertas técnicas
para aumentar la expresividad facial y verbal; de
igual forma, Joshep Wolpe utilizó el término de
conducta asertiva para referirse a la defensa de
los propios derechos y expresión de sentimientos
negativos, mismos que sirvieron como base para el
estudio posterior (Amaral et al., 2015).
Desde que el estudio de este constructo se formalizó,
han existido diversas definiciones. Algunas otorgan
relevancia a la conducta del sujeto en el contexto
social al detallar que las habilidades permiten resolver
problemas, expresar sentimientos, pensamientos y
acciones de forma acertada, y poder comunicarse
efectivamente. Así, Monjas (1993) menciona que
estas son “conductas necesarias para interactuar y
relacionarse con los iguales y con los adultos de forma
efectiva y mutuamente satisfactoria” (p.29). Quispe
(2017) manifiesta que estas se adquieren como
consecuencia de varios mecanismos de aprendizaje
en situaciones interpersonales como reforzamientos
positivos, retroalimentación personal, experiencias y
desarrollo de las expectativas cognitivas.
Desde la perspectiva de Rivera et al., (2019), las
habilidades sociales “son aquellas aptitudes y
herramientas psicosociales que permiten enfrentar
los retos de la vida diaria y garantizan una adecuada
interacción en los diferentes contextos, además de
garantizar conductas adecuadas y necesarias para
enfrentar eficazmente las exigencias de la vida” (p.
29). Por último, Gismero (2002), desde una visión
mayormente integrativa, destaca que las habilidades
sociales son un conjunto de conductas asertivas
compuestas por respuestas no verbales y verbales,
que son útiles para que el sujeto pueda relacionarse
con los demás, involucran el auto-reforzamiento
y aumento de la probabilidad de obtener refuerzo
externo.
Por otra parte, Mendoza (2021) sostienen que
dicho constructo está conformado por un grupo
de acciones que permiten la interacción social
adecuada, la resolución de conflictos mediante
la comunicación asertiva, la expresión oportuna
de emociones, comprender diferentes puntos de
vista, empatía, trabajos cooperativos, adaptación
a diversos contextos sociales de algunos factores
esenciales; esto conlleva a mantener sociedad de
igualdad, respeto para la convivencia armónica y
democrática.
A su vez la habilidades sociales comparten ciertas
características: a) heterogeneidad, hace referencia
a la diversidad de comportamientos en sus distintas
etapas evolutivas, niveles de funcionamiento y
contextos en los que se desenvuelven; b) naturaleza
interactiva del comportamiento social, es decir, una
Volumen 8, N° 014, enero a junio 2024. pp. 52 - 64.
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conducta bidireccional que se ajusta a las acciones
de los interlocutores de manera integral y secuencial;
y, c) especificidad situacional del comportamiento
social, por lo cual es relevante tener en consideración
cada uno de los contextos socioculturales (Méndez
et al., 2022).
Por otra parte, las habilidades sociales se explican
de modelos mayormente complejos bajo una
perspectiva psicológica. Entre estos modelos se
destaca uno con tres componentes independientes
entre sí. Un componente conductual incluye a las
conductas verbales como los refuerzos verbales,
preguntas, generalidad, formalidad; y conductas
no verbales como la expresión facial, los gestos,
apariencia personal, orientación, latencia de
respuesta, proximidad y otros. Un componente
cognitivo hace referencia a los ambientes que
influyen en los sentimientos y pensamientos
como las competencias cognitivas, constructos
personales, estrategias de codificación, expectativas
y valores subjetivos. Por último, un componente
fisiológico atañe variables como la respiración,
presión sanguínea, tasa cardiaca, flujo sanguíneo,
entre otros. (Caballo, 2007).
En las habilidades sociales se dividen bajo categorías
o tipos interrelacionadas: a) las interpersonales,
son aquellas que permiten relacionarse de manera
acertada con las personas para lograr metas
trazadas; b) las cognitivas, competen las operaciones
mentales y procesamiento de información para
ejecutar nuevos mensajes, permitiendo así
enfrentarse a situaciones sociales exitosamente;
y, c) el manejo de las emociones que se relaciona
con el proceso de maduración cerebral y contexto
social, es muy compleja porque importa el control
de las reacciones fisiológicas como frustración,
impulsividad y tolerancia (Andrade et al., 2020; De
la Ossa, 2022).
Por otra parte, otros autores enfatizan que el
estadío de desarrollo también llega a ser un factor
determinante para las habilidades sociales; el sujeto
con el pasar de los años va adquiriendo habilidades
más complejas, por ejemplo, en la adolescencia
existen cambios físicos y psíquicos que implica una
modificación con respecto a la autodefinición, la
percepción del mundo y la construcción una imagen
social, por tanto, se deben adquirir habilidades para
enfrentar tales cambios (Betina y Cortini, 2011).
El acercamiento a nuevos pares, la socialización
con el sexo contrario, la utilización del tiempo libre
y las nuevas responsabilidades conllevan usar
habilidades de interacción verbal que permite la
resolución de conflictos y la expresión de emociones
(García y Mendez, 2017). Estos aspectos de
control emocional, toma de decisiones, asertividad
y autoestima contribuyen a eludir conductas de
riesgo, fomentar comportamientos direccionados
a la ejecución de metas personales, resolución de
problemas e interacción social de calidad (Moreno y
Molero, 2021)
Papalia et al., (2012) aseguran que las habilidades
sociales se desarrollan en función de cada etapa
de la vida; la adolescencia es en donde se dan
una serie de procesos que están directamente
relacionados con estas habilidades como factor
protector ante cualquier riesgo, principalmente el
consumo de alcohol. En efecto, Villalba (1995) dice
que “uno de los factores más relevantes en el inicio y
mantenimiento del consumo de drogas es la ansiedad
experimentada ante situaciones interpersonales,
en cuya base podemos encontrar la ausencia de
habilidades para expresar las emociones en forma
adecuada” (p. 127). Ello explicaría el incremento en
la aparición de trastornos, dificultades o conductas
disruptivas como: agresión, baja asertividad,
inadaptación social o consumo de sustancias
psicoactivas cuando de un déficit de habilidades
sociales (González y Molero, 2022)
En efecto, el inicio del consumo de alcohol ha estado
relacionado con la adolescencia porque en muchos
de los casos este es un medio de socialización;
la amistad tiene un significado de estimulación
para reproducir los comportamientos sociales en
medio de la interacción y de la observación de los
demás, es así como los adolescentes se fijan en
los comportamientos de sus amigos para repetirlo y
no de quienes no lo son (Cicua et al., 2008). Por
tal motivo, la relevancia de estudiar el consumo de
alcohol radica en que cada vez se da un inicio en
Gardenia Durán, habilidades sociales y consumo de alcohol
55
edades más tempranas, actualmente el promedio se
sitúa entre 10 a 14 años; a más de ello, el alcohol
suele ser una droga de paso para el consumo de
otras sustancias, muchas veces ilegales, es por
estoque el consumo de alcohol constituye un
indicador del deterioro de la salud mental durante
la juventud y adultez (Riquelme et al., 2022). En
este sentido, existen varias teorías, psicológicas
principalmente, que explican el consumo de alcohol
en la adolescencia desde esta perspectiva.
Secades (2001) asegura que ciertas características en
la personalidad están asociadas con el mayor riesgo
al consumo: la baja tolerancia a la frustración, baja
autoestima, impulsividad, búsqueda de sensaciones,
inseguridad, baja competencia personal, entre otros.
Las teorías del aprendizaje de corte conductista
operante detallan que la probabilidad de ingesta
de alcohol depende de sus consecuencias como
el ser aceptado por sus iguales, mientras que el
mantenimiento de la conducta se da por modelado
(imitación), refuerzo social y anticipación de los
efectos (Leal, 2004). Por su parte, desde la teoría
de reducción del estrés se asegura que los estados
emocionales influyen directamente en varios
elementos como la dosis, tiempo transcurrido desde
la última ingesta y las expectativas sobre los efectos
(Jiménez y Jurado, 2014).
El modelo integrativo biopsicosocial sugiere que el
consumo de alcohol se origina por la confluencia de
distintos factores en interacción: los componentes
genéticos; los factores sociales como la disponibilidad,
presión y actitud; y, factores psicológicos como la
historia del aprendizaje, creencias y tolerancia a la
frustración; cada factor influye a nivel interindividual
como intraindividual (Jiménez y Jurado, 2014). Al
mismo tiempo los factores sociales que influyen
en el alcohol se categorizan en dos tipos según
el ambiente: a) macro situacionales, que hacen
referencia a los condicionantes sociales, es decir
actitudes que favorecen el consumo, tensiones
internas que son dadas por la sociedad, frustración
causada por la insuficiencia de gratificación; b) micro
situacionales, que son las condiciones psicosociales
y ambientales cercanas al consumo, como por
ejemplo, contextos familiares, escolares y entornos
cercanos (Secades, 2001).
Actualmente, se hace referencia a una nueva
problemática que se denomina “binge drinking” que
alude al consumo en atracón de alcohol, es decir, un
consumo intenso y repetido de alcohol, generando
un aumento rápido de concentración de alcohol en
sangre (Alcedo et al., 2014). El consumo de alcohol
es aquello que supera los límites moderados o
prudentes, es decir, aumenta el riesgo de sufrir
enfermedades, lesiones, trastornos o accidentes;
además, es aquel que se consume de manera diaria,
superior a 40 gr de etanol al día en varones y superior
a 24 gr de etanol al día en mujeres (Ministerio de
Sanidad de España, 2020).
Por tanto, se evidencia notoriamente el incremento
de jóvenes que consumen alcohol en Ecuador, cada
vez a edades más tempranas, debido a diversos
factores individuales o ambientales. De igual
manera, los adolescentes con menores habilidades
sociales tienden a presentar un mayor consumo, a
comparación con los que tienen mayores habilidades
(Quispe, 2017; Varela, 2010; Vera et al., 2021).
Además, el déficit en habilidades sociales puede
ser un factor de riesgo para el consumo de bebidas
alcohólicas de manera indirecta, debido a que
estas personas tienen dificultad para enfrentarse a
situaciones conflictivas, baja asertividad y déficit en
su empatía (Velastegui et al., 2022). Es por ello, que
el presente estudio tuvo como objetivo: analizar la
relación entre las habilidades sociales y el
consumo de alcohol en los adolescentes de
Ecuador.
METODOLOGÍA
Diseño
La investigación contó con un enfoque cuantitativo,
alcance descriptivo y correlacional; además, el
diseño fue transversal y no experimental.
Participantes: el estudio utilizó una muestra no
probabilística de 433 adolescentes con edades entre
12-17 años pertenecientes a distintas instituciones
educativas de las 4 regiones del Ecuador (Costa,
Sierra, Oriente y Galápagos) (ver tabla 1). La
muestra fue seleccionada de forma no aleatoria,
usando el método de bola de nieve, para lo cual
se establecieron como criterios de inclusión: a)
adolescentes con una edad comprendidas entre 12 a
Volumen 8, N° 014, enero a junio 2024. pp. 52 - 64.
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17 años, b) personas de nacionalidad ecuatoriana, c)
personas que deseen participar voluntariamente en
la investigación (asentimiento informado); mientras
que los criterios de exclusión fueron: a) sujetos
que no tengan ninguna enfermedad o condición
médica que les impida participar en el estudio, y
b) estudiantes cuyos padres o representantes no
brinden la autorización para la participación en la
investigación (consentimiento informado).
Instrumentos:
Escala de habilidades sociales (EHS)
La escala de habilidades sociales fue elaborada
por Elena Gismero Gonzales en el año 2002, sin
embargo, la adaptó la Psicóloga Alejandra Palacios
Banchero en Perú, quien obtuvo un alfa de Cronbach
adecuado con una puntuación de .88 (Quisphe,
2017).
El instrumento consta de 33 ítems, 28 de ellos sirven
para definir en el sentido de falta de inserción o déficit
de habilidades sociales y 5 hablan del desarrollo de
las habilidades sociales. Cada pregunta tiene cuatro
alternativas de respuesta: a) no me identifico en
absoluto; b) más bien no tiene que ver conmigo; c)
me describe aproximadamente; d) muy de acuerdo.
Se puntúan en una escala del 4 al 1, con excepción
de los ítems 3, 7, 16, 18, 25 en las que se invierten
los valores de calificación. Cuando existe mayor
puntuación total indica que están fortalecidas las
habilidades sociales y asertividad en los diferentes
contextos (Gismero, 2002).
Por otro lado, este instrumento se compone de 6
subescalas: autoexpresión en situaciones sociales
(ítems 1, 2, 10, 11, 19, 20, 28, 29), defensa de los
propios derechos como consumidor (ítems 3, 4, 12,
21, 30), expresión de enfado o disconformidad (13,
22, 31, 32), decir no y cortar interacciones (5, 14,
15, 23, 24, 33), hacer peticiones (6, 7, 16, 25, 26) e
iniciar interacciones positivas con el sexo opuesto
(8, 9, 17,18, 27). Para la interpretación de los datos
se suman las puntuaciones y compara los resultados
con los percentiles en las tablas de baremos; si el
percentil es menor o igual a 25 el nivel del sujeto
es bajo en habilidades sociales, entre 26 - 74 es
nivel medio y entre 75 o más es un nivel alto en sus
habilidades sociales (Gismero, 2002). Por último, en
la presente investigación se obtuvo una consistencia
interna alta (alfa de Cronbach de .90).
Test de identificación de los trastornos
debidos al consumo de alcohol (AUDIT)
Este cuestionario fue desarrollado por la Organización
Mundial de la Salud (OMS) como método de
screening del uso indiscriminado de alcohol y como
ayuda en la valoración breve. La primera edición fue
compartida en el año 1989 y actualizada en 1992; su
alfa de Cronbach puntúa .80, que significa un alto
índice de confiabilidad (Thomas et al., 1999).
Este reactivo consta de 10 ítems y las alternativas de
respuesta son de tipo Likert con una calificación de
0 a 4; el adolescente debe responder las alternativas
según se ajuste a su manera de ser o actuar. Para
la calificación se debe realizar la sumatoria total para
categorizar de la siguiente manera: 0 - 7 puntos como
consumo de bajo riesgo, 8-15 puntos se encuentra
por encima de lo recomendado, de 16 - 19 significa
dependencia de alcohol y de 20 en adelante posible
dependencia de consumo (Macías et. al, 2020).
Finalmente, en la presente investigación el alfa de
Cronbach arrojó un índice alto de confiabilidad (.91)
Procedimiento:
La presente investigación se apegó a los
lineamientos y principios éticos de la Asociación
Americana de Psicología (APA, 2010) que regulan
la práctica investigativa. Con el fin de garantizar tal
práctica se elaboró un consentimiento y asentimiento
informado, mismos que detallaron los objetivos de la
investigación, el manejo anónimo de la información,
el uso confidencial y estrictamente investigativo de
los datos, y los riesgos-beneficios. Posteriormente,
para la administración de los reactivos psicológicos
se tomó en cuenta el contexto de la pandemia y la
dificultad del acceso a la población, por ende, se
utilizó Google forms y se envió un enlace a cada uno
de los participantes que decidieron participar para la
realización de los cuestionarios.
El procesamiento estadístico de los datos finales
se realizó mediante el programa estadístico
SPSS versión 25.2. Los datos descriptivos fueron
Gardenia Durán, habilidades sociales y consumo de alcohol
57
analizados mediante frecuencias y porcentajes.
Mientras que, para el análisis correlacional, se
aplicó la prueba de normalidad Kolmogorov-
Smirnov que evidenció que la población seguía una
distribución normal (ks=.449; p=.001); por tanto,
se utilizó el coeficiente de correlación de Pearson
En la tabla 1 se expone la frecuencia de edad y sexo
con los porcentajes de acuerdo a la distribución de
los participantes, de esta manera se obtuvo 22,8 %
En la tabla 2 se expone la edad de inicio de
consumo de alcohol en los adolescentes. Tales
datos evidencian que en la población investigada la
edad de consumo es más frecuente entre los 12 y 13
para determinar tal asociación (r). Los resultados
relevantes fueron presentados mediante tablas.
Finalmente, se realizó el análisis de la confiabilidad
de los instrumentos que arrojó un alfa de Cronbach
de .90 para la EHS y un .91 para el AUDIT, lo que
evidencia una consistencia interna alta.
RESULTADOS
en participantes de 14 años y 54,5 % de mujeres y
45,5 % de hombres.
años (24.7 % y 19.2 % respectivamente). A pesar de
esto, también se destaca que el mayor porcentaje
de participantes no ha consumido alcohol durante la
investigación.
Frecuencia Porcentaje Frecuencia Porcentaje
Edad de los participantes 200 Sexo de los participantes
12 años 24 5.5 Hombre 197 45.5
13 años 57 13.2 Mujer 236 54.5
14 años 103 22.8 Nivel socioeconómico
15 años 96 22.2 Bajo 25 5.8
16 años 94 21.7 Medio 380 87.8
17 años 59 13.6 Alto 28 6.5
Edades Frecuencia Porcentaje
No consume 145 33.5
11 años 4 .9
12 años 107 24.7
13 años 83 19.2
14 años 58 13.4
15 años 28 6.5
16 años 3 .7
17 años 5 1.2
Niveles N % M DS As Cu
Bajo (<25) 321 74.1 67.02 8.38 .37 -.14
Medio (26-74) 77 17.8 94.04 5.43 .49 1.90
Alto (>75) 35 8.1 111.57 5.50 .42 -.69
Total 433 100 75.43 16.72 .84 -.13
Tabla 1. Datos de los participantes
Tabla 2. Distribución según la edad de inicio de consumo de alcohol
Tabla 3. Niveles de habilidades sociales en adolescentes
Nota. N = frecuencia; % = porcentaje; M = media; DS = desviación estándar;
As = asimetría; Cu = curtosis
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La tabla 3 exhibe los niveles de habilidades sociales
en los adolescentes. El nivel predominante para esta
variable obtuvo mayores porcentajes para el nivel
La tabla 4 evidencia la distribución de frecuencias
del nivel de habilidades sociales de acuerdo con
el sexo. En esta se destaca que la mayoría de las
En la Tabla 5 se presentan los resultados de los
niveles de riesgo de consumo de alcohol en los
adolescentes. Se visualiza que el riesgo de consumo
bajo (74.1 %). Por el contrario, el nivel alto obtuvo
porcentajes muy bajos (8.1 %).
mujeres obtuvieron un bajo nivel de habilidades
sociales (36.3 %); similarmente, la mayoría de los
hombres tuvieron un nivel bajo (28.6 %).
de la mayoría de los participantes se categoriza como
bajo (52.2 %), seguido de un riesgo de consumo por
encima de las recomendaciones (45 %).
Nivel de
habilidades
sociales
Sexo
Hombres (n=197) Mujeres (n=236)
Frecuencia % Frecuencia %
Bajo (<25) 124 28.6 157 36.3
Medio (26-74) 63 14.5 66 15.2
Alto (>75) 10 2.3 13 3.0
Total 197 45.5 236 54.5
M 74.29 76.36
DS 16.7 16.66
As .82 .88
Cu -.25 -.02
Niveles de riesgo N % M DS As Cu
Bajo riesgo 226 52.2 1.93 2.76 .96 -.84
Por encima de las
recomendaciones
195 45 9.94 2.03 .94 -.10
Dependencia de
alcohol
10 2.3 17.20 1.13 .66 -.70
Posible dependencia
de consumo
2 .5 25.50 3.53 - -
Total 433 100 5.99 5.13 .36 -.21
Tabla 4. Nivel de habilidades sociales según el sexo
Tabla 5. Niveles de riesgo de consumo de alcohol
Nota. N = 433; n = espacio muestral; % = porcentaje;
M = media; DS = desviación estándar; As = asimetría; Cu = curtosis
Nota. N = frecuencia; % = porcentaje; M = media; DS = desviación estándar;
As = asimetría; Cu = curtosis
Gardenia Durán, habilidades sociales y consumo de alcohol
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En la tabla 6 se expresa el nivel de riesgo de consumo
según el sexo. Dichos datos evidencian que el mayor
porcentaje de riesgo consumo para las mujeres se
Por último, en la tabla 7 se presenta la correlación
entre los niveles de habilidades sociales y el riesgo
de consumo de alcohol. Los resultados exhibieron
una correlación inversa (-.57) y significativa (p=.001)
entre ambos constructos.
DISCUSIÓN
Los resultados acerca de las habilidades sociales de la
población de adolescentes investigada evidenciaron
un predominio de un nivel bajo. Así mismo, no
existieron diferencias de acuerdo al sexo, tanto
varones y mujeres obtuvieron mayores porcentajes
en el nivel bajo. Similarmente, algunos estudios
sugieren que no existen diferencias significativas en
el nivel de habilidades según el sexo porque todos los
adolescentes poseen un grado de tales habilidades,
sin embargo, la diferencia podría apuntar a la forma
de expresión; mientras las mujeres tienden a puntuar
más alto al momento de relacionarse positivamente y
ubicó en el nivel de no recomendado (61 %).
Por su parte, en los varones el nivel de riesgo con
mayor frecuencia fue en el nivel bajo (50.9 %).
expresar o comprender las emociones de los demás,
los varones se desempeñan mejor en la intención
por socializar y toman mejores decisiones en función
de su red de apoyo (Esteves et al., 2020; Gil y Llinás,
2020; Salavera et al., 2019; Sánchez et al., 2021;
Sosa y Salas, 2020; Torres et al. (2020)
Al explorar la edad de inicio de consumo de alcohol
en la población adolescente, se ubicó a los 12 años
como la edad más frecuente y el nivel de riesgo de
consumo fue mayormente bajo. Este dato guarda
relación con el reporte mundial de la Organización
Mundial de la Salud (OMS, 2018) y el estudio de
Martínez (2019), en donde se describe que el
consumo de alcohol en adolescentes inicia antes de
los 14 o 15 años. En efecto, la edad parece ser uno de
los factores más relevantes en la ingesta de alcohol,
puesto que en esta etapa se experimenta ansiedad
interpersonal y el alcohol resulta un estimulante para
Nivel de habilidades sociales
Sexo
Hombres (n=197) Mujeres (n=236)
Frecuencia % Frecuencia %
Riesgo bajo 115 50.9 111 49.1
No recomendado 76 39 119 61
Dependencia de alcohol 5 50 5 50
Problemas de consumo 1 50 1 50
Total 197 45.5 236 54.5
M 5.55 6.36
DS 5.32 4.94
As .65 .11
Cu .29 -.58
Variables Correlación Pearson
r de Pearson -.572**
Sig. (p) .001
Consumo Alcohol 1
Tabla 6. Niveles de riesgo de consumo de alcohol según el sexo
Tabla 7. Correlación entre habilidades sociales y consumo de alcohol
Nota. N = 433; n = frecuencia; % = porcentaje; M = media;
DE = desviación estándar; As = asimetría; Cu = curtosis
Nota. ** = la correlación es signicativa.
Volumen 8, N° 014, enero a junio 2024. pp. 52 - 64.
60
producir comportamiento socialmente aceptable por
los pares e incompatibles con tal ansiedad (Cicua,
2008; Quispe, 2017).
En cuanto al grado de consumo de alcohol acorde al
sexo, existió un nivel de riesgo mayor en las mujeres
que en los varones. Situación que difiere con los
estudios de Aracaya (2019), Lucio y Pérez (2010),
Martínez (2019) y de Mendoza (2019), quienes
evidenciaron que los adolescentes varones indicaron
consumir alcohol de manera más habitual y continua
en comparación con las mujeres. A decir de Pozveh
y Saleh (2020) y Moreta (2020), estos resultados
pueden deberse a que la frecuencia de consumo de
alcohol varía respecto a las limitaciones sociales,
culturales o de género, por lo que en el contexto de
Latinoamérica aún existen ciertas restricciones para
las mujeres y los porcentajes de consumo de alcohol
real o percibido son relativos. A esto se sumaría
el contexto de la pandemia en la que se realizó el
estudio, por lo que las mujeres pudieron verse más
o menos expuestas socialmente mientras utilizaban
los instrumentos de investigación.
Así mismo, otros estudios apuntan al alcohol como
ritual de socialización, ya que los varones perciben
que les ayuda a comunicarse y relacionarse mejor
con los pares; de hecho, la evidencia que muestra
resultados en cuanto al sexo acuña que en la
sociedad occidental existe un patrón de socialización
asociados a la necesidad de pertenencia; a pesar
de esto, para las mujeres no se han encontrado
un comportamiento similar a los varones porque el
consumo de alcohol no se incluye frecuentemente
como un rito de socialización o aceptación social
(Calero et al., 2022; Litt et al., 2012; Quispe, 2017).
Por ende, se necesita mayor investigación respecto
a estas situaciones y limitantes sociales.
Por último, los resultados demostraron una relación
significativa inversa entre las habilidades sociales
y el consumo del alcohol. De forma congruente,
algunos estudios mencionan que a mayor consumo
de alcohol existe un menor desarrollo de habilidades
sociales y viceversa (Anguiano et al., 2010; Vera
et al., 2021; Velastegui et al., 2022). Esto refleja
que las habilidades podrían servir como un factor
protector ante el inicio del consumo o el incremento
de la frecuencia, ya que implica una mayor empatía y
capacidad de resistencia a la presión por parte de los
pares (Estévez et al., 2019; Pérez, 2012; Riquelme
et al., 2022). Adicionalmente, aunque en ocasiones
el consumo de alcohol parece ser un medio o rito de
socialización en nuestra sociedad, los adolescentes
lo utilizan alternativamente como expresión de su
carencia para expresarse, defender sus derechos
e incapacidad para relacionarse (Gonzálvez et al.,
2016).
CONCLUSIONES
En conclusión, las habilidades sociales presentan
niveles predominantemente bajos, que se pueden
comprender por la etapa de desarrollo en la que
se encuentran los adolescentes, en la cual se está
definiendo la identidad, las relaciones sociales o
el sentido de pertenencia. Por otro lado, el riesgo
de consumo del alcohol no es preocupante por el
hecho de que en su mayoría los adolescentes no han
iniciado un consumo de alcohol, no obstante, lo que
sí destaca es la edad precoz de 12 años, en la que
se inicia la ingesta de bebidas alcohólicas que se
puede extender hasta la edad adulta.
En cuanto al nivel de habilidades sociales y riesgo
de consumo en conjunción al sexo, no se distinguen
diferencias relevantes para el primer constructo,
aunque en el consumo de alcohol el riesgo es
levemente mayor en mujeres que en varones.
Por último, existe una relación indirecta entre las
habilidades sociales y el consumo de sustancias,
esto puede deberse tanto a que el desarrollo de las
habilidades sociales genera límites y asertividad
al momento de actuar frente a otras personas; de
igual manera, el bajo o nulo consumo de sustancias,
mantiene un funcionamiento óptimo de los
adolescentes en los ámbitos sociales.
Entre las limitaciones que se tuvo en la investigación
se considera a la muestra de adolescentes
obtenidas en las diferentes regiones del Ecuador,
debido a que estas eran escasas en cuanto a la
participación voluntaria, por lo cual no se pudo hacer
una diferenciación de los resultados por cada una de
las regiones. Otra dificultad fue el tiempo requerido
para la recolección y procesamiento de los datos
Gardenia Durán, habilidades sociales y consumo de alcohol
61
por el método muestral elegido. Por último, no se
encontraron instrumentos adaptados o validados
en el país para medir los constructos estudiados,
que, si bien han sido adaptados en poblaciones de
adultos y jóvenes universitarios, en la población
adolescente fueron aún escasos. En estudios
posteriores se recomienda abordar estrategias para
el desarrollo óptimo de habilidades sociales en los
adolescentes que se relacionen con la disminución
del consumo de alcohol. Se recomienda continuar
con investigaciones que aclaren la influencia que
presenta el déficit de habilidades sociales con
el consumo de alcohol y viceversa. Implementar
programas o proyectos encaminados a la prevención
del consumo de alcohol en los adolescentes,
promoviendo la salud física, mental y social para un
desarrollo integral de los y las jóvenes.
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