Volumen 3, N° 004, enero a junio 2019. pp. 39 - 49.
40
INTRODUCCIÓN
La comunicación es connatural al ser humano, nace
con él y ha sido su aliada perfecta que ha permitido a lo
largo de la evolución, transformar a la sociedad desde
la época primitiva hasta la actualidad (Chillón, 2014).
Desde sus inicios el ser humano ha ideado diferentes
formas de comunicación para poder desarrollar su
vida personal y entorno social. Posiblemente no ha
sido fácil, pero la persistencia por leer el mundo y
entenderlo, ha permitido la capacidad de logar su afán
(Miranda, 2011).
Gray (1971) dice “Consideramos al miedo como un
hipotético estado del cerebro o sistema neuroendocrino,
que surge en determinadas condiciones y se maniesta
por ciertas formas de comportamiento” (p. 21). Es
natural que el ser humano sienta miedo cuando
experimenta situaciones nuevas, pero también es
importante entender que el temor se siente cuando
no se está preparado para enfrentar algo, o no tiene
la suciente capacidad para hacerlo. Es decir; “El
miedo solo es un problema cuando le tienes miedo a
tus miedos” (Camacho, 2018). Es importante entender
que para enriquecer el acervo del conocimiento, el ser
humano debe leer. Es a través de este instrumento
literario, que la persona desarrolla la capacidad de
escribir y hablar frente al público (Torres, 2003).
De acuerdo al último censo de lectura realizado en
el año 2013 por el Instituto Nacional de Estadística y
Censos (INEC), el 27% de los ecuatorianos no tienen
hábito de leer, de los cuales el 56,8% no le interesa
la lectura, mientras que el 31,7% no lo hace por falta
de tiempo. Las ciudades que mayor nivel de lectura
registradas son Guayaquil y Ambato, ubicando a la
ciudad de Cuenca en tercer lugar (Instito Nacional de
Estadística y Censo, 2012).
Otros de los estudios que indica el bajo nivel de lectura
de los ecuatorianos es el del Centro Regional para
el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe
(CERLALC) de la UNESCO, realizado el 2012, el cual
señala que la cifra de lectura en Ecuador es de 0,5
libros al año por persona, que equivale a medio libro
por año, la cual ubica al Ecuador en un nivel lector muy
bajo en relación a otros países que conforman esta
región (Centro Regional para el Fomento del Libro en
América Latina y el Caribe, 2012).
Freire (1991) , en su artículo la importancia del acto
de leer, indica que una lectura no debe ser supercial
y mecánica. Lo importante de dominar un tema es
entender el contexto, la idea de que se habla, sobre
todo convertir esa lectura partiendo de la realidad del
mundo. “Cuando me toca cantar delante del público al
principio me da miedo, las piernas comienzan a temblar,
trato de desarrollar alguna actividad que mantenga
entretenido mi cerebro, respiro controladamente. En el
momento que me toca cantar veo hacia el fondo y poco
a poco va desapareciendo ese miedo”, cuenta Mauricio
Ruiz director de música del departamento de cultura de
la Universidad Estatal de Milagro.
Según Hamilton (1990), profesora en comunicación
del Tarrant County College, establece en su libro “La
comunicación de los resultados”, que el 95%
de la población sufre de ansiedad en mayor o menor
grado cuando tiene que hablar o dirigirse a un grupo
de personas. Además, maniestan las siguientes
interrogantes: ¿Cómo nos va a gustar algo que
desconocemos? y ¿Cómo vamos a tener seguridad al
exponer algo que ni nos gusta ni dominamos?
Debido a estas preguntas que surgen de las personas,
Hamilton (1990) plantea 8 pasos a seguir para poder
contrarrestar este problema al momento de exponer en
público, los cuales son: entender e investigar acerca
del tema, practicar lo suciente, desarrollar nuestra
respiración diafragmática, utilizar preguntas retóricas
para mantener la atención del público, utilizar la
tecnología a favor. Según los estudios de los autores
antes expuestos, se podría tener una idea de que la
mayoría de personas van a sentir miedo en el momento
de exponer un tema en público, pero que uno de los
pasos más importantes es aprender a controlar ese
temor. El cerebro tiene la capacidad de análisis del
contexto y la investigación, evitando caer siempre en
el error de usar la memorización de lo que se pretende
exponer o socializar, acentuando cada vez más la idea
central de lo que se quiere transmitir a los demás.
La psicología aconseja no dejar de actuar
tras sufrir «miedo escénico»
Uno de los mayores miedos que tiene todo ser humano,
es el miedo de estar frente a sus semejantes, pero, hay
que entender que la persona es un ser eminentemente
social, por lo cual la mirada que recibe de los demás
se convierte en una evaluación de los que se dice o
se hace inuyendo en su desarrollo académico dentro
de la universidad y luego en su carrera profesional;
entonces, se podría denir al miedo escénico como
la respuesta psicofísica del organismo que surge