19
Trial
FAMILIAR
Y
LA
RELACIÓN
CON
LA
PERCEPCIÓN
DE
LOS
NIÑOS
SOBRE
VIOLENCIA
DE
GÉNERO.
María
Elvira
Aguirre-Burneo
1
;
Helen
Toledo-Sisalima
2
(Recibido
en
junio
2020,
aceptado
en
septiembre
2020)
1
PhD
en
Orientación
para
la
Carrera
por
la
UNED
España,
docente
Universidad
Técnica
Particular
de
Loja;
Coordinadora
del
Grupo
de
Investigación
en
Orientación
Educativa
ORIEDUC;
Coordinadora
de
la
Carrera
de
Psicopedagogía
UTPL;
Docente
adscrita
a
la
Cátedra
UNESCO
de
Cultura
y
Educación
para
la
Paz
UTPL
Ecuador;
Docente-Investigador
del
Departamento
de
Psicología,
ORCID:
https://orcid.org/0000-0002-3773-8805.
2
Licenciada
en
Psicología
por
la
Universidad
Técnica
Particular
de
Loja
Ecuador,
ORCID:
https://orcid.org/0000-0002-7078-4440
[email protected];
[email protected]
Resumen:
El
objetivo
del
estudio
es
analizar
el
clima
familiar
y
su
relación
con
la
percepción
que
los
niños
y
niñas
y
sus
familias
tienen
de
la
violencia
de
género.
La
metodología
utilizada
en
este
trabajo
fue
cuantitativa,
de
tipo
descriptiva
y
correlacional
causal;
la
muestra
de
estudio
estuvo
compuesta
por
85
menores
(niñas
y
niños)
en
edades
comprendidas
entre
9
y
11
años
y
sus
respectivas
familias.
Los
menores
se
encontraban
matriculados
en
quinto
y
sexto
año
de
Educación
Básica
en
una
institución
educativa
fisco
misional
de
la
ciudad
de
Loja.
Los
resultados
obtenidos
arrojan
datos
acerca
del
perfil
de
las
familias
participantes.
En
relación
con
el
clima
familiar
se
encuentra
en
el
nivel
medio,
y
en
cuanto
a
la
actitud
hacia
la
violencia
de
género,
se
presenta
una
tendencia
de
rechazo.
Al
relacionar
las
variables
de
estudio,
se
encontró
una
correlación
negativa
entre
la
actitud
hacia
la
violencia
de
género
y
tipo
de
empleo
de
la
madre,
también
una
correlación
negativa
entre
el
clima
social
familiar
y
las
actitudes
hacia
la
violencia
de
género,
específicamente
en
la
subescala
de
conflicto,
lo
que
significa
que
entre
mayor
conflicto
mayor
aceptación
hacia
actitudes
de
violencia
de
género.
Este
trabajo
pretende
contribuir
con
más
información
para
el
desarrollo
de
futuros
proyectos
de
investigación
en
el
área,
con
miras
a
prevenir
conductas
violentas
en
niñas
y
niños
tanto
en
su
ámbito
familiar
como
escolar.
Palabras Clave:
Clima
familiar,
actitud,
violencia
de
género,
aspectos
sociodemográficos.
FAMILY
ENVIRONMENT
AND
ITS
RELATIONSHIP
WITH
THE
CHILDREN’S
PERCEPTION
ABOUT
GENDER
VIOLENCE.
Abstract:
The
objective
of
the
trial
is
to
analyze
the
family
environment
and
its
relationship
with
the
perception
of
gender
violence
in
children
and
their
families,
associated
with
a
fiscomisional
educational
institution
in
the
city
of
Loja.
The
methodology
used
in
this
work
is
quantitative,
descriptive
and
causal
correlational.
The
study
sample
he
was
85
children
aged
between
9
and
11
years,
who
were
enrolled
in
the
fifth
and
sixth
year
of
Basic
Education,
and
their
respective
families.
The
results
reveal
the
profile
of
the
participating
families,
a
family
environment
described
as
medium
level,
and
in
terms
of
attitude
towards
gender
violence,
there
is
a
trend
to
rejection.
When
relating
the
study
variables,
a
correlation
of
-,239
was
found
between
the
attitude
towards
gender-based
violence
and
the
type
of
employment
of
the
mother,
as
well
as
a
correlation
of
-,238
between
the
family
social
environment
and
attitudes
towards
violence
against
women,
gender,
specifically
on
the
conflict
subscale.
This
work
aims
to
contribute
more
information
to
future
research
projects
in
the
Psychology
and
Education
areas,
with
a
view
to
preventing
violent
behavior
in
children
both
in
their
family
and
school
environment.
Keyword:
Family
environment,
gender,
violence,
attitude,
sociodemographic
aspects.
REVISTA PSICOLOGÍA UNEMI
Vo
lu
m
e
n
5,
008,
e
n
ero
a
j
uni
o
2021,
pp.
19
-
32.
Volumen
5,
N
°
008,
trial
a
junio
2021.
pp.
19
-
32.
20
DESARROLLO
I. INTRODUCCIÓN
Estudiar
el
clima
familiar
implica
conocer
la
dinámica
y
los
procesos
que
se
desarrollan
al
interior
del
sistema
familiar.
Moos
y
Trickett
(1974)
mani
f
i
estan
que
el
clima
sociofamiliar
considera
las
particularidades
psicosociales
del
grupo
familiar
y
su
dinámica,
así
como
su
estructura,
constitución
y
funcionalidad.
Asimismo,
este
clima
permite
el
desarrollo
de
habilidades
sociales
con
base
en
las
dimensiones
o
componentes
del
contexto
familiar.
Los
estilos
de
interacción
familiar
y
el
clima
social
familiar
“juegan
un
papel
fundamental
en
el
aprendizaje
de
habilidades
y
repertorios
sociales
de
sus
hijas
e
hijos,
en
la
construcción
de
competencias
comunicativas,
en
el
despliegue
del
desempeño
emocional
y
en
el
desarrollo
de
bases
alfabetizadoras”
(Valencia
&
Henao-López,
2012,
p.
255);
así
como
también
favorecen
la
interacción
y
la
adaptación
de
los
miembros
de
la
familia
a
diversos
contextos
sociales
(Camacho-Gómez
&
Camacho-Calvo,
2005).
El
clima
familiar
es
considerado
como
un
conjunto
de
factores
ambientales
que
con
f
i
guran
el
grado
de
confort
emocional
que
propicia
una
situación;
es
la
suma
de
las
aportaciones
personales
de
cada
miembro,
está
de
f
i
nido
por
conductas
de
apoyo,
afectividad
y
razonamiento,
que
fomenta
la
autonomía
personal,
frente
a
situaciones
adversas.
Lo
más
importante
del
clima
familiar
es
que
in
f
l
uye
en
el
estado
de
ánimo
colectivo,
y
en
buena
medida
el
estado
de
ánimo
individual
(Aguirre-Burneo,
2012).
Es
así
como,
el
clima
familiar
positivo
contribuye
a
la
cohesión
efectiva
de
sus
miembros,
a
generar
un
ambiente
de
con
f
i
anza,
comunicación
adecuada
y
la
expresión
del
sentir
y
del
pensar
en
cuanto
a
acontecimientos
cotidianos.
Estas
dimensiones
in
f
l
uyen
en
el
buen
funcionamiento
de
la
familia
y
ayudan
en
el
ajuste
conductual
y
psicológico
de
las
niñas
y
los
niños.
El
clima
socio
familiar
interviene
en
la
toma
de
decisiones
y
ayuda
al
desenvolvimiento
óptimo
en
la
resolución
de
con
f
l
ictos
que
se
puedan
generar
(Moreno,
Estévez,
Murgui,
&
Musitu,
2009;
Pi
Osorio
&
Cobián-Mena,
2019).
Para
entender
las
relaciones
que
se
dan
al
interior
de
las
familias,
es
necesario
comprender
que
éstas
son
el
contexto
esencial
para
el
crecimiento
favorable
de
trial
y
niños,
brindándoles
aprendizajes,
valores,
normas
y
comportamientos
que
ayudan
a
un
buen
desenvolvimiento
y
adaptación
en
la
sociedad
(Rodrigo
&
Palacios,
2014).
El
autor
Rodríguez
(2010)
menciona
que
la
familia
“proporciona
el
primer
contexto
social,
emocional,
interpersonal,
económico
y
cultural
para
el
desarrollo
humano
y,
como
resultado,
las
relaciones
tendrán
una
profunda
in
f
l
uencia
sobre
el
bienestar
de
los
individuos”
(p.
439).
De
igual
forma
se
considera
a
la
familia
como
el
primer
agente
de
socialización
de
un
individuo,
que
incide
en
la
formación
de
su
personalidad
durante
la
infancia;
marcando
la
pauta
de
su
desarrollo
en
otros
ambientes
como
la
escuela,
los
grupos
sociales
e
interacciones
de
unos
con
otros
(Aguilar,
Fernández,
&
Pereira,
2015).
La
familia
a
lo
largo
del
tiempo
ha
sido
considerada
como
la
institución
fundamental
de
la
sociedad,
en
la
que
los
individuos
se
desarrollan
como
actores
socioculturales,
que
irán
creciendo
individual
y
socialmente,
teniendo
como
resultado
una
adecuada
interacción
con
su
medio
(Gutiérrez,
Díaz
&
Román,
2015).
Los
autores
Placeres-Hernández,
Olver-
Moncayo,
Rosero-Mora,
Urgilés-Calero,
&
Abdala-
Jalil
Barbadillo
(2017)
identi
f
i
can
a
la
familia
como
el
grupo
de
intermediación
entre
la
persona
y
su
medio;
es
aquí
donde
cada
individuo
adquiere
sus
primeros
sentimientos,
vivencias,
forma
de
comportamiento,
lo
que
le
permite
incorporar
además
un
sentido
a
su
vida
y
por
ende
una
mayor
importancia
en
su
desarrollo.
Por
ello,
las
relaciones
en
el
contexto
familiar
son
esenciales
para
el
desarrollo
socio
emocional
de
sus
miembros;
las
relaciones
positivas
o
negativas
pueden
in
f
l
uir
en
el
desempeño
social
de
los
menores.
Es
así
como,
expresiones
de
afecto,
apoyo,
atención
y
comunicación
positiva
y
abierta
de
los
progenitores
e
integrantes
del
núcleo
familiar,
contribuyen
con
el
aprendizaje
de
límites
y
control
de
mismos.
A
decir
de
Núñez
de
Arco
(2005),
las
habilidades
sociales
y
relaciones
con
los
demás
son
importantes,
pues
de
éstas
se
dependen
logros
y
fracasos
de
los
individuos
en
su
grupo
social.
Existen
varios
conceptos
de
socialización
que
están
unidos
al
desarrollo
personal,
puesto
que
tiene
una
relación
directa
con
las
dimensiones
de
la
persona,
una
dimensión
horizontal,
de
compromiso
con
los
otros,
con
la
sociedad,
y
otra
María
Elvira
Aguirre-Burneo,
clima
familiar
y
la
relación
21
dimensión
vertical,
que
considera
el
desarrollo
integral
de
toda
la
persona
como
unidad
biológica,
psíquica,
social
y
que
busca
encontrar
sentido
a
lo
que
hace,
tanto
en
las
pequeñas
cosas
como
en
las
grandes,
incluso
de
su
propia
vida.
Por
ello,
se
entiende
que
el
proceso
educativo
que
nace
desde
la
familia
considera
a
la
persona
como
el
centro
del
desarrollo
familiar
(Dosil-Maceira,
2018).
El
funcionamiento
familiar
puede
estar
sujeto
a
cambios
en
su
estructura
debido
a
la
etapa
que
atraviese,
sin
embargo,
existen
funciones
esenciales
que
se
mantienen
a
lo
largo
del
tiempo,
como
las
afectivas,
educativas,
sociales
y
culturales;
cada
una
de
éstas
permiten
que
padres
como
hijos
se
desarrollen
en
distintos
ámbitos.
El
cumplimiento
de
las
funciones
familiares
brinda
estrategias
de
afrontamiento
que
permiten
sobrellevar
los
sucesos
que
se
dan
a
lo
largo
de
la
vida
(Placeres-Hernández,
Olver-Moncayo,
Rosero-Mora,
Urgilés-Calero,
&
Abdala-Jalil
Barbadillo,
2017).
Por
esta
razón,
las
funciones
que
desempeña
la
familia
son
importantes
en
el
desarrollo
favorable
del
individuo
tanto
en
aspectos
físicos,
psicológicos,
conductuales,
sociales,
etc.
Así
mismo,
se
debe
tomar
en
cuenta
que
cada
miembro
cumple
con
el
desempeño
de
funciones
especí
f
i
cas.
Además
del
cumplimiento
adecuado
o
inadecuado
de
las
funciones
familiares,
existen
otros
aspectos
que
pueden
incidir
en
el
desarrollo
adecuado
del
sistema
familiar,
éstos
se
conocen
como
factores
protectores
y
factores
de
riesgo.
Se
entiende
como
factores protectores
aquellas
características
que
favorecen
y
ayudan
en
el
desarrollo
humano;
contrarrestando
con
los
factores
de
riesgo
y
de
vulnerabilidad
(Páramo,
2011).
Ejemplos
de
factores
protectores
son:
el
desarrollo
de
sentimientos
de
pertenencia
familiar,
presencia
de
valores,
límites
claros
y
explícitos,
implicación
en
la
familia
en
el
desarrollo
de
sus
miembros,
hábitos
de
vida
saludables,
comunicación
estable,
f
l
uida
y
re
f
l
exiva,
fomento
de
la
autoestima,
reconocimiento
de
logros,
aceptación
de
los
problemas
internos
y
búsqueda
de
soluciones
(Ayuntamiento
de
la
Coruña,
2020).
En
suma,
la
fuerza
de
los
vínculos
establecidos
desde
la
niñez
servirá
como
un
factor
protector
a
lo
largo
de
la
vida,
en
espacios
de
resolución
de
con
f
l
ictos,
en
el
actuar
frente
a
las
distintas
situaciones
del
diario
vivir
de
manera
positiva
o
negativa.
Por
otro
lado,
existen
factores de riesgo
en
la
familia
como:
problemas
en
el
manejo
de
las
relaciones,
expectativas
no
de
f
i
nidas
en
relación
con
conductas
esperadas,
falta
de
control,
escasa
relación
afectiva
entre
los
miembros
del
núcleo
familiar,
ausencia
de
demostraciones
de
afecto,
con
f
l
ictos
de
pareja,
manejo
inadecuado
de
la
disciplina,
que
junto
a
situaciones
ambientales
o
condiciones
biológicas
(innatas
o
heredadas)
aumentan
la
probabilidad
de
la
existencia
de
problemas
que
inciden
en
el
bienestar
personal,
físico,
psicológico
y
social
de
las
familias
(Luján-García,
Pérez-Marín,
&
Montoya-Castilla,
2013).
En
consecuencia,
se
debe
considerar
que
los
factores
de
riesgo
producen
vulnerabilidad
en
el
desarrollo
familiar
e
in
f
l
uyen
negativamente
en
ámbitos
tanto
personales
como
sociales.
A
la
vez,
los
factores
protectores
ayudan
al
cuidado
de
la
familia
al
brindar
herramientas
para
enfrentar
y
sobrellevar
di
f
i
cultades
que
se
presenten
en
el
diario
vivir.
Es
importante
señalar
que
la
presencia
de
con
f
l
ictos
en
la
familia
es
una
situación
normativa
dentro
del
plan
funcional
de
la
familia,
es
en
dependencia
de
la
frecuencia,
el
afrontamiento,
y
sobre
todo
la
incapacidad
de
la
familia
para
reestructurarse
a
misma
y
sobrellevar
situaciones,
que
los
con
f
l
ictos
se
pueden
transformar
en
agentes
patológicos
destructores
del
sistema
familiar
(Valverde-Peralta,
2019).
El
cúmulo
de
factores
de
riesgo
pueden
desencadenar
fenómenos
de
graves
consecuencias
como
la
violencia
intrafamiliar.
La
violencia
es
un
fenómeno
histórico
asociado
al
ser
humano
y
sus
relaciones,
se
la
de
f
i
ne
desde
múltiples
disciplinas
como
la
sociología,
antropología,
psicología,
derecho,
educación,
etc.;
es
multicausal
ya
que
existen
factores
biológicos,
sociales,
culturales,
económicos
y
políticos
que
la
determinan.
La
Organización
Mundial
de
la
Salud
de
f
i
ne
a
la
violencia
como
el
“uso
deliberado
de
la
fuerza
física
o
el
poder,
ya
sea
en
grado
de
amenaza
o
efectivo,
contra
uno
mismo,
otra
persona
o
un
grupo
o
comunidad,
que
pueda
causar
lesiones,
muerte,
daños
Volumen
5,
N
°
008,
trial
a
junio
2021.
pp.
19
-
32.
22
psicológicos,
trastornos
del
desarrollo
o
privaciones”
(OPS,
2002,
p.5).
Las
principales
víctimas
de
la
violencia
pueden
ser
niños,
jóvenes
o
adultos,
que
se
ven
obligados
a
guardar
silencio
sobre
sus
experiencias,
por
lo
cual
su
costo
humano
es
incalculable.
Algunas
causas
de
la
violencia
son
fáciles
de
ver,
otras
están
profundamente
arraigadas
en
el
tejido
social,
cultural
y
económico
de
la
vida
humana.
González,
Loy,
Viera,
Lugo,
Rodríguez
&
Carvajal
(2018),
señalan
a
la
violencia
como
cualquier
acto
o
acción
a
través
de
la
cual
un
individuo
o
grupo
social
inter
f
i
ere
negativamente
en
la
integridad
de
una
persona.
La
violencia
en
términos
generales
no
es
propia
de
una
religión,
género,
clase
o
grupo
social
y
se
puede
presentar
en
cualquier
ámbito
de
desarrollo
humano
(Gómez,
Torres,
&
Ortiz,
2005).
Existen
factores
individuales
y
externos
que
explican
algunas
predisposiciones
a
la
agresión
y
que
al
relacionarse
pueden
crear
situaciones
de
violencia.
Además,
algunos
factores
de
riesgo
“pueden
ser
privativos
de
un
tipo
determinado
de
violencia,
pero
es
más
frecuente
que
los
diversos
tipos
de
violencia
compartan
varios
factores
de
riesgo”
(Organización
Panamericana
de
la
Salud,
2002,
p.5).
Entre
los
factores predominantes para la
generación de la violencia
están:
construcciones
sociales
en
función
del
género,
cultura
patriarcal,
normalización
o
legislación
de
los
signi
f
i
cados
de
violencia,
exclusión
social,
pobreza,
bajo
nivel
de
educación,
consumo
excesivo
de
alcohol
u
otras
sustancias
psicotrópicas,
historia
de
violencia
en
la
familia
de
origen,
experiencia
de
casos
de
violencia
en
la
infancia,
características
psicológicas
de
la
persona,
poca
inteligencia
emocional
o
problemas
al
manejar
la
ira
u
otros
sentimientos
(Molina,
2019).
De
entre
los
diferentes
tipos
de
violencia
intrafamiliar,
la
violencia
contra
la
mujer
sigue
reportando
los
más
altos
índices
de
prevalencia
a
nivel
global
y
nacional
(Instituto
Nacional
de
Estadísticas
y
Censos
-
INEC,
2019),
la
violencia
de
género
no
se
limita
a
una
cultura,
región
o
país
en
particular,
ni
a
grupo
especí
f
i
co
de
mujeres
dentro
de
una
sociedad.
Las
diferentes
manifestaciones
de
violencia
y
experiencias
personales
de
mujeres
dependen
de
factores
como:
origen
étnico,
estatus
social,
edad,
orientación
sexual,
discapacidad,
nacionalidad
y
religión
(Naciones
Unidas,
2006).
En
el
2018,
Ecuador
aprobó
la
Ley
para
la
prevención
y
erradicación
de
la
violencia
de
género
contra
las
mujeres.
Se
considera
cuatro
componentes
para
la
erradicación
de
la
violencia:
prevención, atención,
protección y reparación
(Asamblea
Nacional,
2019).
La
prevención
se
da
a
través
de
“mecanismos
de
sensibilización
y
concientización,
está
dirigida
a
eliminar
progresivamente
los
patrones
socio-culturales
y
estereotipos
que
se
justi
f
i
can
o
naturalizan
con
el
f
i
n
de
erradicar
la
violencia
de
género
contra
los
sujetos
protegidos
por
esta
Ley”
(p.12).
Así
también,
la
Ley
promulga
(Art.
15)
el
desarrollo
de
políticas
públicas
para
la
prevención
a
través
de
la
generación
de
líneas
de
investigación
sobre
violencia
de
género
para
estudios
cualitativos
y
cuantitativos,
y
análisis
en
vinculación
académica;
con
expectativa
a
ser
referente
para
tomadores
de
decisiones.
La
violencia
puede
prevenirse
al
promover
estrategias
que
impulsen
la
seguridad,
protección
y
bienestar
de
las
personas,
a
través
de
la
adopción
de
medidas
y
ejecución
de
intervenciones,
así
como
al
intensi
f
i
car
la
concientización
sobre
la
prevención
(OMS,
2013).
En
Ecuador,
según
estadísticas
del
Instituto
Nacional
de
Estadística
y
Censos
INEC
(2019)
65
de
cada
100
mujeres
han
vivido
algún
tipo
de
violencia
a
lo
largo
de
su
vida
(psicológica
56.9%,
física
35.4%,
sexual
32.7%
y
patrimonial
16%),
y
en
los
últimos
12
meses,
32
de
cada
100
mujeres
han
vivido
algún
hecho
de
violencia.
Por
otro
lado,
43
de
cada
100
mujeres
han
sufrido
algún
tipo
de
violencia
por
parte
de
su
pareja,
un
40.8%
sufrió
violencia
psicológica,
25%
violencia
física,
14.4%
violencia
patrimonial
y
un
8.3%
violencia
sexual.
Sin
embargo,
el
88.6%
de
mujeres
no
denunciaron
estos
hechos.
A
decir
de
Guedes,
García-Moreno,
&
Bott
(2014):
Aunque
existen
grandes
avances
respecto
a
la
erradicación
de
la
violencia
intrafamiliar
y
el
dominio
ejercido
dentro
de
las
relaciones
de
pareja
que
insistan
a
este
accionar,
todavía
las
mujeres
ven
muchas
de
estas
actitudes
María
Elvira
Aguirre-Burneo,
clima
familiar
y
la
relación
23
violentas
como
algo
natural,
enseñado
desde
temprana
edad,
esta
es
una
de
las
razones
por
la
que
no
acuden
a
pedir
ayuda,
porque
tienen
temor
a
la
burla
y
falta
de
compasión
que
puedan
recibir
dentro
de
los
servicios
públicos
o
privados
proporcionados
por
el
Estado
e
incluso
muchas
de
las
víctimas
no
saben
ni
dónde
acudir,
(citado
por
Ullauri-Carrión,
Quinche-Labanda,
&
Gordillo-Quizhpe,
2020,
p.
53).
La
violencia
de
género
es
una
problemática
que
se
ha
desarrollado
con
mayor
fuerza
debido
a
concepciones
arraigas
y
propias
de
una
violencia
estructural;
actualmente
es
uno
de
los
temas
que
más
interés
despierta
por
los
altos
índices
de
prevalencia
y
las
graves
consecuencias
individuales
y
sociales,
además
que
se
trata
de
trabajar
día
a
día
en
la
igualdad
entre
las
personas,
sean
hombres
o
mujeres,
todos
deben
poseer
los
mismos
derechos
(Toledo,
2019).
La
actitud
hacia
la
violencia
se
relaciona
con
componentes
conductuales
y
afectivos
que
intervienen
de
manera
directa,
es
decir,
con
formas
de
pensar
y
actuar
frente
a
situaciones
de
la
vida
cotidiana
(Ortiz-
Tallo,
2014).
A
decir
de
Ferrer-Pérez,
Bosch-Fiol,
Ramis-Palmer,
Torres-Espinosa
&
Navarro-Guzmán
(2006)
un
alto
nivel
educativo
no
garantiza
que
la
persona
no
muestre
actitudes
desfavorables
hacia
la
violencia,
esta
actitud
tendrá
que
ver
con
distintos
aspectos
relacionados
con
el
desarrollo
del
individuo
desde
su
infancia
hasta
su
edad
adulta.
Trial
bien,
si
la
violencia
puede
ser
modelada
por
el
sistema
familiar
a
través
de
situaciones
cotidianas,
es
preciso
desarrollar
programas
de
prevención
sobre
todo
en
la
población
infantil,
con
el
objetivo
de
erradicar
estas
situaciones
(CEPAM,
2020).
En
este
marco
de
análisis,
el
objetivo
del
presente
estudio
fue
analizar
el
clima
familiar
y
su
relación
con
la
percepción
que
tienen
las
niñas
y
los
niños
sobre
la
violencia
de
género.
De
éste
se
desprenden
los
objetivos
especí
f
i
cos:
a)
Establecer
un
per
f
i
l
de
las
familias
participantes
en
el
estudio,
en
función
de
las
características
socio
demográ
f
i
cas
y
del
clima
social
familiar;
b)
Relacionar
lascaracterísticassociodemográ
f
i
cas:nivel
socioeconómico,
nivel
educativo,
situación
laboral,
con
la
actitud
que
presentan
las
niñas
y
los
niños
hacia
la
violencia
de
género;
c)
Explicar
la
relación
entre
el
clima
familiar,
a
través
de
sus
dimensiones:
relación
y
desarrollo,
con
la
actitud
que
tienen
las
niñas
y
los
niños
hacia
la
violencia
de
género.
METODOLOGÍA
La
investigación
se
enmarcó
en
un
diseño
no
experimental
transaccional,
ya
que
la
recolección
de
trial
se
la
realizó
en
un
único
momento
“sin
la
manipulación
deliberada
de
variables
y
en
los
que
sólo
se
observan
los
fenómenos
en
su
ambiente
natural
para
analizarlos”
(Hernández,
Fernández
&
Baptista,
2014,
p.152);
es
un
diseño
cuantitativo
de
tipo
descriptivo
y
correlacional
causal.
Se
consideró
estudiar
las
variables:
trial
demográ
f
i
cas
asociadas
a
las
familias
de
las
niñas
y
los
niños
participantes,
las
mismas
que
permitieron
conocer
la
situación
y
características
de
las
familias;
el
clima social familiar
,
a
través
de
sus
dimensiones:
relación,
desarrollo
y
estabilidad;
y
la
variable
actitud hacia la violencia
.
Las
y
los
participantes
fueron
estudiantes
en
edades
comprendidas
entre
9
y
11
años,
que
se
encontraban
matriculados
en
quinto
y
sexto
año
de
Educación
Básica;
la
muestra
seleccionada
fue
de
85
niños
(23
mujeres
y
21
hombres
de
quinto
año,
y
21
mujeres
y
20
hombres
de
sexto
año).
Respetando
las
normas
éticas
propuestas
por
la
Organización
Mundial
de
la
Salud
[OMS],
se
tomó
como
elemento
fundamental
la
aceptación
de
los
progenitores,
a
través
del
“consentimiento
informado”,
así
como
el
asentimiento
por
parte
de
las
niñas
y
los
niños
participantes.
Los
instrumentos
utilizados
para
la
recolección
de
datos
fueron:
1. Cuestionario socio-demográ
f
i
co:
(Adhoc
1
)
permito
recolectar
información
referente
a
la
familia
(padre,
madre
o
representante)
de
los
niños,
relacionada
con:
edad,
nivel
educativo,
nivel
socioeconómico,
situación
laboral,
entre
otras.
2. Escala de Clima Social Familiar FES
,
de
los
autores
Moss,
Moos,
&
Trickett
(1974)
y
adaptado
por
Cubero
de
la
Cruz
&
Cordero
(1984),
consta
de
90
items,
con
un
índice
de
con
f
i
abilidad
Volumen
5,
N
°
008,
trial
a
junio
2021.
pp.
19
-
32.
24
de
0.69.
Permite
conocer
las
relaciones
dentro
de
la
familia
desde
las
dimensiones:
relaciones,
desarrollo
y
estabilidad.
3. Escala de actitud trial la violencia de
género
de
la
autora
Mateos
(2011),
consta
de
20
ítems,
con
un
índice
de
con
f
i
abilidad
de
0.763.
Permite
conocer
qué
piensan
las
personas
sobre
la
“violencia”
y
el
“género”.
El
procedimiento
empleado
de
manera
sistemática
ayudó
a
conocer
la
realidad
de
la
muestra
de
estudio,
a
través
del
siguiente
proceso:
a
)
Acercamiento
con
directores
o
responsables
de
las
instituciones
educativas
para
exponer
el
proyecto.
b
)
Plani
f
i
cación
y
desarrollo
de
talleres
con
madres
y
padres
de
familia
para
presentar
estudio,
objetivos
y
alcance.
c
)
Entrega
a
los
padres
de
familia
del
“consentimiento
informado”,
para
contar
con
la
aceptación
de
la
participación
de
sus
hijos
en
el
estudio.
d
)
Recepción
de
consentimientos
informados
y
selección
de
participantes.
e
)
Impresión
de
instrumentos
y
codi
f
i
cación
de
acuerdo
con
el
listado
de
participantes.
f
)
Acercamiento
con
las
y
los
estudiantes,
cuyos
padres
aceptaron
ser
parte
del
estudio,
para
la
correspondiente
explicación
y
solicitud
del
asentimiento.
g
)
Aplicación
de
instrumentos
Los
grupos
familiares
de
los
niños
participantes
en
el
estudio
(tabla
2),
son
en
su
mayoría
biparentales
a
estudiantes
y
a
sus
familias.
h
)
Cali
f
i
cación
de
instrumentos.
i
)
Depuración
de
información
e
ingreso
a
la
base
de
datos.
Para
el
proceso
de
análisis
de
datos
se
utilizó
el
programa
SPSS,
versión
25;
el
análisis
estadístico
consistió
en
la
distribución
de
frecuencias
de
las
variables,
establecer
las
medidas
de
tendencia
central,
medidas
de
variabilidad
y
desviación
estándar;
así
como
también
la
aplicación
de
la
prueba
de
Pearson.
RESULTADOS
La
descripción
de
los
resultados
relacionados
con
aspectos
sociodemográ
f
i
cos
permitió
conocer
y
entender
la
dinámica
familiar.
1. Aspectos Sociodemográ
f
i
cos
En
lo
que
se
re
f
i
ere
a
las
variables socio-
demográ
f
i
cas
,
la
edad
de
los
padres,
como
se
puede
apreciar
en
la
tabla
1
se
encuentra
distribuida
entre
los
27
y
44
años
(73%),
en
los
rangos
de
33
a
38
años
un
25.9%,
en
las
edades
de
39
y
44
años
un
24.7%
y
en
el
rango
de
27
a
32
años
un
22.4%,
con
una
M=
38.78
años
de
edad.
Trial 1. Edad Padres
Frecuencia
Porcentaje
Rango de edad padres
21-26
1
1.2
27-32
19
22.4
33-38
22
25.9
39-44
21
24.7
45-50
14
16.5
51-56
5
5.9
Trial
82
96.5
Perdidos
Sistema
3
3.5
Total
85
100.0
(69.4%),
seguido
de
un
11.8%
de
hogares
monoparentales
encabezadas
por
la
madre
y
por
último
un
10.6
%
de
sistemas
familiares
extensos.
María
Elvira
Aguirre-Burneo,
clima
familiar
y
la
relación
25
En
cuanto
a
los
tipos
de
familias
(tabla
3),
el
porcentaje
predominante
está
en
las
familias
biparentales
con
un
69.4%,
seguido
por
familias
extensas
con
un
16.5%
y
por
último
familias
monoparentales
encabezadas
por
la
madre
con
11.8%.
Se
puede
evidenciar
que
los
porcentajes
de
la
opción
de
los
hogares
conformados
por:
madre,
padre
e
hijos
y
los
de
familias
biparentales,
En
cuanto
al
nivel
de
estudios,
tanto
de
padres
como
de
madres
(tabla
4),
se
observa
mayores
puntuaciones
en
la
opción
pregrado,
con
un
47.1%
Tabla 2. Con quién o quienes vive en su hogar
Trial 3. Tipo de Familia
Tipo de familia
Descripción
Frecuencia
porcentaje
Familias biparentales
Madre, padre, hijos
59
69.4
Familias monoparentales
Trial, hijos
10
11.8
Familias reconstituidas
Madre, padrastro, hijos
1
1.2
Familias extensas
Madre, padre, hijos, otros
9
10.6
Trial, hijos, otros
4
4.7
Madre, padrastro, hijos, otros
2
2.4
Trial
85
100.00
Descripción
Frecuencia
porcentaje
Nuclear
59
69.4
Monoparental
10
11.8
Extensa
14
16.5
Reconstituida
2
2.4
Total
85
100.00
así
trial
el
de
familias
monoparentales,
tienen
similitud
con
la
conformación
familiar
de
madre
e
hijos.
En
el
grupo
investigado
se
evidencia
la
presencia
de
familias
extensas
(16.5%),
constituidas
por
variaciones
como:
madre,
padre,
hijos,
otros
(tíos,
primos,
abuelos);
madre,
padrastro,
hijos;
y
madre,
padrastro,
hijos,
otros.
(padres)
y
un
61.2%
(madres),
que
han
obtenido
un
título
universitario
como
licenciatura
en
varias
ramas
del
conocimiento:
ingeniería,
arquitectura,
abogacía,
entre
otras.
Tabla 4. Nivel de Estudios Padre/Madre
PadreMadre
Frecuencia
Porcentaje
Frecuencia
Porcentaje
Primaria
3
3.5
3
3.5
Secundaria
22
25.9
19
22.4
Pregrado
40
47.1
52
61.2
Postgrado
12
14.1
8
904
Doctorado PhD
1
1.2
0
0
Total
78
91.8
82
96.5
PerdidosSistema
7
8.2
3
3.5
Trial
85
100.0
85
100.0
Volumen
5,
N
°
008,
enero
a
junio
2021.
pp.
19
-
32.
26
En
el
campo
laboral,
tanto
las
mades
y
los
padres
(tabla
5),
se
evidencia
que
cuentan
con
un
trabajo
estable;
en
jornadas
laborales
a
tiempo
completo,
Los
porcentajes
en
cuanto
al
tipo
de
empleo
(tabla
6),
se
establecieron
bajo
las
categorías
de
sector:
público,
privado
o
por
su
propia
cuenta;
se
evidencia
que
En
lo
que
se
re
f
i
ere
al
nivel
socio-económico
2
(tabla
7),
un
52.9%
de
las
familias
participantes
perciben
los
padres
en
un
65.9%
y
las
madres
en
un
48.2%.
Además,
existe
un
porcentaje
importante
del
12.9%
de
madres
que
trabajan
a
medio
tiempo.
existe
un
mayor
porcentaje
de
padres
que
trabajan
en
el
sector
público
(32.9%);
y
en
el
caso
de
las
madres
lo
hacen
por
cuenta
propia
(22.4%).
que
se
encuentran
en
el
medio típico
,
seguido
de
un
18.8%
que
consideran
estar
en
un
nivel medio.
2
Del
acuerdo
a
datos
del
INEC
el
nivel
socioeconómico
medio
típico
es
aquel
en
que
las
familias
poseen
vivienda,
los
jefes
de
familia
tienen
un
nivel
de
educación
superior
o
secundaria
completa,
poseen
ciertos
tipos
de
bienes,
y
pueden
contar
con
tecnología
como
servicios
de
internet,
computadora,
celulares
etc.
(Instituto
Nacional
de
Estadística
y
Censos,
2011).
Tabla 5. Campo laboral Padre/Madre
Tabla 6. Tipo de Empleo Padre/Madre
Tabla 7. Nivel Socioeconómico corregir la coma por el punto en los decimales
PadreMadre
Frecuencia
Porcentaje
Frecuencia
Porcentaje
Tiempo completo
56
65.9
41
48.2
Medio tiempo
3
3.5
11
12.9
Ocasional
2
2.4
1
1.2
Total
78
91.8
82
96.5
PerdidosSistema
7
8.2
3
3.5
Trial
85
100.0
85
100,0
PadreMadre
Frecuencia
Porcentaje
Frecuencia
Porcentaje
Tipo de
Empleo
Sector público
28
32.9
27
21.8
Sector privado
22
25.9
16
18.8
Por cuenta propia
22
25.9
19
22.4
Sin actividad
laboral
6
7.1
18
21.2
Total
78
91.8
80
94.1
Perdidos
Sistema
7
8.2
5
5.9
Trial
85
100.0
85
100,0
Frecuencia
Porcentaje
Nivel
Socioeconómico
Medio alto
15
17.6
Medio típico
45
52.9
Medio bajo
16
18.8
Bajo
6
7.1
Total
82
96.5
Perdidos
Sistema
3
3.5
Total85100.0
María
Elvira
Aguirre-Burneo,
clima
familiar
y
la
relación
27
2. Clima Social-familiar/ Actitud hacia la
violencia de género
En
la
escala
de
clima
familiar
FES
(tabla
8),
nueve
de
las
diez
subescalas
puntúan
en
nivel medio
,
ya
que
sus
medias
oscilan
entre
45
y
55
puntos.
Se
resalta
la
media
de
la
subescala
moralidad-
religiosidad
con
61.18
puntos,
lo
que
la
ubica
en
un
nivel de tendencia buena
.
En
esta
subescala
se
hace
referencia,
entre
otras,
a
las
actividades
y/o
acciones
que
considera
a
“la
biblia
como
un
libro
muy
importante
en
nuestra
casa”,
así
como
también
3. Relación entre variables de estudio
Entre
las
variables
asociadas
a
los
aspectos
sociodemográ
f
i
cos
(tipo
de
empleo)
y
la
actitud
hacia
la
violencia
de
género
(tabla
10),
se
evidencia
una
correlación
signi
f
i
cativa
y
negativa
de
-.239.
La
correlación
negativa
entre
la
actitud
hacia
la
el
“asistir
a
la
iglesia”,
lo
que
da
la
medida
de
ser
un
aspecto
importante
en
la
dinámica
de
las
familias
participantes
en
el
estudio.
Por
otro
lado,
se
evidencia
una
ligera
variación
en
las
décimas
que
puntúa
la
subescala
de
autonomía,
con
un
45.22
.
La
autonomía
hace
referencia
al
grado
en
el
que
los
miembros
de
la
familia
tienen
la
capacidad
de
tomar
sus
propias
decisiones,
conceptualización
que
para
efectos
del
estudio
es
un
dato
importante
que
considerar.
La
Actitud
hacia
la
violencia
de
Género
(tabla
9),
puede
ser
entendida
a
través
de
los
resultados
arrogados
por
la
escala,
que
en
su
conformación
toma
en
cuenta
dos
dimensiones:
Género
con
una
media
de
43.87,
y
la
dimensión
Violencia
con
25.58;
lo
que
indica
que
los
participantes
presentan
una
actitud
indecisa
o
neutral,
Tabla 8. Dimensiones del clima social-familiar
Tabla 9. Actitud hacia la violencia de género
DIMENSIONES DEL Trial SOCIAL FAMILIAR
RELACIÓNDESARROLLOESTABILIDAD
Cohesión
percentil
Expresividad
percentil
Con
f
l
icto
percentil
Autonomía
percentil
Actuación
percentil
Intelectual.
Cultural
percentil
Social
recreativo
percentil
Moralidad
religiosidad
percentil
Organización
percentil
Control
percentil
Válido
85
85
85
85
85
85
85
85
85
85
Perdidos
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
Media
52.08
48.02
45.47
45.22
52.55
53.59
51.86
61.18
51.85
55.,08
hacia
la
violencia.
En
cuanto
al
total de la escala de Violencia de
Género
,
se
obtiene
una
media
de
69.45,
lo
que
ubica
en
una
puntuación
intermedia,
es
decir,
indica
una
tendencia
hacia
el
rechazo
de
violencia
de
género.
Dimensión
Género
Dimensión
Violencia
Total de escala de actitud
hacia la violencia de género
N
Válido
85
85
85
Perdidos
0
0
0
Media
43.87
25.58
69.45
violencia
de
género
de
niños
y
relación
con
el
tipo
de
empleo
de
la
madre,
indica
que
entre
más
madres
trabajan
por
cuenta
propia,
existe
menor
aceptación
de
violencia
de
género
o
rechazo
hacia
actitudes
relacionadas
con
el
mismo.
Volumen
5,
N
°
008,
trial
a
junio
2021.
pp.
19
-
32.
28
Tabla 10. Correlación Sociodemográ
f
i
co – Actitud hacia la violencia de género corregir la coma
Tabla 11. Correlación Clima Familiar FES– Actitud hacia la violencia de
género corregir la coma
Nivel socio
económico
Nivel de
estudio
alcanzados
Padres
CampoTipo de
laboralempleo
PadresPadres
Nivel de
estudios
alcanzados
Madre
CampoTipo de
laboralempleo
Madre Madre
Total de
escala de
actitud hacia
la violencia
de género
Correlación
de Pearson
-.059
-.032
-.068-.058
.125
-.071-.239*
Sig.
(bilateral)
.598
.779
.552.614
.264
.526.032
82
78
7878
82
8280
RELACIÓNDESARROLLO
Cohesión
percentil
Expresividad
percentil
Con
f
l
icto
percentil
Autonomía
percentil
Actuación
percentil
Intelectual
Cultural
percentil
Social
recreativo
percentil
Moralidad
religiosidad
percentil
Total de
escala de
actitud hacia
la violencia
de género
Correlación
de Pearson
.122.047
-.238*.109
.124-.061-.101.138
Sig.
(bilateral)
.266.666
.028.319
.256.582.358.207
N
8585
8585
85858585
4. Clima Familiar FES– Actitud hacia la
violencia de género
La
relación
entre
el
clima
social
familiar,
con
sus
dimensiones
relación
y
desarrollo,
con
sus
respectivas
subescalas
(tabla
11),
presenta
una
correlación
negativa
signi
f
i
cativa
(-.238),
entre
dimensión
relación
subescala
con
f
l
icto
y
actitud
hacia
la
violencia
de
género.
Si
bien
la
correlación
es
negativa,
este
dato
se
lo
debe
interpretar
como
a
mayor
con
f
l
icto,
menor
rechazo
hacia
actitudes
de
violencia
de
género.
DISCUSIÓN
Para
la
discusión
de
resultados
se
analizará
de
forma
sistemática
de
acuerdo
a
los
objetivos
planteados,
así
el
primer
resultado
de
este
estudio
relacionado
con
el
primer
objetivo
especí
f
i
co,
establece
un
per
f
i
l
de
las
familias
participantes,
con
características
biparentales,
que
viven
en
el
sector
urbano,
conformadas
por
padres
en
edades
entre
27
y
44
años
(
M = 38.78
),
con
un
nivel
de
estudios
universitarios
de
grado;
con
trabajo
a
tiempo
completo
en
el
sector
público
y
por
cuenta
propia,
por
tanto,
con
una
situación
laboral
estable,
que
les
permite
ubicarse
en
un
nivel
socioeconómico
medio
típico,
lo
que
concuerda
con
la
última
encuesta
realizada
por
el
INEC,
la
misma
que
al
explorar
variables
como
vivienda,
educación,
salud,
economía,
bienes,
tecnología
etc.,
ubicó
a
la
mayoría
de
las
familias
ecuatorianas
en
el
nivel
–C
y
+C,
es
decir,
en
el
estrato
social
medio
típico
(Instituto
Nacional
de
Estadística
y
Censos,
2011).
Los
aspectos
sociodemográ
f
i
cos,
en
cierta
medida
pueden
in
f
l
uir
en
el
trial
familiar,
ya
que
el
tipo
de
familia,
nivel
de
estudios,
tipo
de
empleo,
campo
laboral
y
nivel
socioeconómico
contribuyen
a
la
presencia
de
características
especiales
en
cada
familia.
Es
así
que
el
estudio
de
Molina
(2019)
se
relaciona
con
lo
mencionado
anteriormente,
ya
que
se
re
f
i
ere
a
los
factores
predominantes
para
la
percepción
de
violencia,
entre
las
cuales
se
puede
mencionar:
las
construcciones
sociales
en
función
del
género,
la
cultura
patriarcal,
dependencia
económica,
la
exclusión
social,
la
pobreza,
el
bajo
nivel
de
educación,
el
consumo
excesivo
de
alcohol
u
otras
sustancias
psicotrópicas,
la
historia
de
violencia
en
la
María
Elvira
Aguirre-Burneo,
clima
familiar
y
la
relación
29
familia
de
origen,
experiencia
de
casos
de
violencia
en
la
infancia,
características
psicológicas
de
la
persona,
poco
inteligencia
emocional.
Así
mismo,
Calvo
&
Camacho
(2014)
mani
f
i
estan
que,
las
personas
que
se
encuentran
en
mayor
riesgo
de
presentar
actos
de
violencia
de
género
son
aquellas
que
han
sido
testigos,
o
en
alguna
etapa
de
su
vida
víctimas
de
cualquier
tipo
de
violencia,
aquellas
que
sufren
o
han
sido
aisladas
socialmente,
presentan
dependencia
económica
y
con
un
nivel
educativo
bajo,
a
la
vez
individuos
que
poseen
ideas
y
conductas
relacionadas
con
la
sumisión,
miedo
a
expresar
su
pensar
y
sentir.
Para
la
elaboración
del
per
f
i
l
de
las
familias
investigadas
se
tomó
en
cuenta
los
puntajes
del
trial
social
familiar,
lo
que
permitió
evaluar
las
características
socio-ambientales
y
las
relaciones
que
se
dan
entre
sus
miembros.
La
muestra
estudiada
se
ubicó
en
un
nivel
medio,
en
las
subdimensiones
de
cohesión,
expresividad,con
f
l
icto,autonomía,actuación,
intelectual-cultural,
social-recreativo,
organización
y
control.
Por
otro
lado,
la
subescala
de
moralidad-
religiosidad
se
ubica
en
un
nivel
de
tendencia
bueno,
es
decir,
para
las
familias
es
de
relevancia
aspectos
éticos
y
religiosos
en
su
diario
vivir.
En
cuanto
al
clima
social
familiar,
autores
como
Linares
y
Sánchez
(2018)
evidencian
que
el
nivel
de
clima
social
familiar
de
acuerdo
a
las
dimensiones
teóricas
propuestas,
se
ubicaban
en
un
nivel
medio
con
porcentaje
desde
37%
y
42%;
a
la
vez
Herrera
(2016)
al
referirse
al
clima
social
familiar
de
la
población
estudiada
(adolescentes
peruanos)
de
edades
entre
los
11
y
15
años
de
ambos
sexos,
sus
puntuaciones
se
ubicaron
en
niveles
medios
de
acuerdo
a
las
dimensiones
relación,
desarrollo
y
estabilidad,
lo
que
indica
que
mantienen
un
adecuado
clima
familiar
entre
sus
integrantes.
Esto
concuerda
con
los
datos
referentes
a
nuestra
investigación;
en
el
que
los
climas
sociales
familiares
de
la
muestra
estudiada
también
se
ubican
en
un
nivel
medio,
lo
que
nos
ayuda
a
relacionar
y
entender
mejor
los
resultados
obtenidos.
Como
segundo
objetivo,
se
planteó
encontrar
una
relación
entre
las
características
sociodemográ
f
i
cas:
nivel
socioeconómico,
nivel
educativo,
situación
laboral,
con
la
actitud
que
presenten
los
niños
hacia
la
violencia
de
género.
Se
evidenció
la
correlación
negativa
entre
las
actitudes
hacia
la
violencia
de
género
y
su
relación
con
el
tipo
de
empleo
de
la
madre,
es
decir,
que
entre
más
madres
trabajan
en
el
sector
público,
existe
menor
aceptación
de
violencia
de
género
o
un
rechazo
actitudes
de
esta
índole.
En
relación
con
esto,
Camacho
(2014)
señala
que
el
nivel
educativo
es
relevante
para
la
presencia
de
actos
o
actitudes
relacionas
con
la
violencia
de
género,
debido
a
que
“entre
mayor
educación
menor
posibilidades
de
que
se
de
algún
tipo
de
violencia
de
género”
(p.51).
A
la
vez,
se
con
f
i
rma
que
la
violencia
de
género
y
las
actitudes
se
presentan
en
cualquier
estrato
socioeconómico
al
que
pertenezca
la
persona.
Finalmente,
como
tercer
objetivo,
se
estableció
la
existencia
o
no
de
la
relación
entre
el
clima
familiar,
a
través
de
sus
dimensiones:
relación
y
desarrollo,
con
la
actitud
que
tienen
los
niños
hacia
la
violencia
de
género.
Se
encontró
una
correlación
negativa
(-.238)
entre
las
dos
variables.
En
la
dimensión
de
relación,
se
tomó
el
resultado
de
la
subescala
con
f
l
icto,
que
hace
referencia
al
modo
de
expresar
abiertamente
la
agresividad,
cólera
o
con
f
l
ictos,
entre
los
miembros
del
núcleo
familiar,
por
ende,
se
considera
que
entre
mayor
con
f
l
icto
mayor
aceptación
hacia
actitudes
de
violencia
de
género.
En
concordancia
a
los
resultados
presentados,
Pacheco
(2015)
en
su
estudio
relacionado
con
actitudes
hacia
la
violencia
de
género
y
el
clima
social
familiar
señala,
que
no
existe
relación
entre
dichas
variables,
ya
que
se
presentaron
puntajes
bajos
y
un
nivel
mínimo
de
signi
f
i
cancia.
Por
otro
lado,
Zambrano
&
Almeida-Monge
(2017)
exponen
la
relación
entre
el
clima
social
familiar
y
su
in
f
l
uencia
en
la
conducta
violenta
en
escolares
de
entre
8
a
15
años,
en
la
que
se
encontró
que
la
falta
de
integración
familiar
in
f
l
uye
en
la
conducta
violenta
de
los
niños.
Además,
las
subdimensiones
(cohesión,
expresividad,
con
f
l
icto)
del
clima
familiar
se
encuentran
determinadas
por
el
grado
de
apoyo
o
no,
comunicación
abierta
y
cerrada,
aspectos
emocionales
positivos
y
negativos,
y
la
generación
de
con
f
l
icto
o
bienestar
en
el
sistema
familiar.
Es
así
como
los
resultados
de
esta
investigación
indican
que
el
clima
familiar
si
afecta
en
Volumen
5,
N
°
008,
enero
a
junio
2021.
pp.
19
-
32.
30
la
presencia
de
conductas
violentas
en
los
niños.
CONCLUSIONES
Contar
con
un
per
f
i
l
de
familia
es
necesario
para
conocer
las
características
del
grupo
investigado,
que
a
su
vez
permitirá
correlacionarlo
con
otros
estudios
de
similares
diseños
y
condiciones.
En
tanto,
el
clima
social
familiar
(desde
la
perspectiva
teórica
de
Moss),
se
encuentra
en
un
nivel
medio,
con
una
inclinación
haciaaspectosrelacionadosconmoralidad-
religiosidad
(
tendencia buena
),
es
decir,
para
estos
núcleos
familiares
es
de
gran
importancia
los
valores
éticos
y
religiosos.
La
actitud
hacia
la
violencia
de
género,
se
la
considera
como
intermedia,
lo
que
indica
que
presentan
una
tendencia
hacia
el
rechazo.
En
la
relación
entre
aspectos
sociodemográ
f
i
cos
y
actitud
hacia
la
violencia
de
género,
se
evidencia
una
correlación
signi
f
i
cativa
(actitud
hacia
violencia
género
y
tipo
empleo
madre:
tiempo
completo-sector
público).
En
cuanto
al
clima
social
familiar
y
la
actitud
hacia
la
violencia
de
género,
se
evidenció
una
correlación
media.
Finalmente,
es
recomendable
que
las
instituciones
educativas,
realicen
actividades
o
programas
de
prevención,
para
evitar
formas
de
violencia,
o
desarrollen
ambientes
con
f
l
ictivos
tanto
en
escuela
como
en
las
familias
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a
la
institución.
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